Julieta bostezó en grande una vez puso un pie dentro de su nueva casa por unos días. Tanto mentalmente como físicamente estaba agotada, demasiado para solo tener treinta y un años. Seguía pensando que en ese momento debería estar tomando champagne en el avión con el único problema de no saber qué hacer apenas sus pies tocaran tierra, pero en vez de eso ahora se encontraba escondiéndose en otra provincia y lidiando con un fuerte dolor de cabeza y cervicales.
Se acercó a la ventana que parecía dar al pequeño patio y soltó un leve chillido cuando sintió el viento golpearle con cierta violencia. 'Como te amo invierno, pero a veces te odio un poco.'
Se pasó las manos repetidas veces por su fina campera buscando un poco de calor y volvió a la entrada para abrir su maleta. A pesar de que faltaba poco para invierno la realidad era que ya se sentía un poco—demasiado—el frío. Después de estar casi todo el día en el aeropuerto y de su extenso viaje a la casa de Thomas, sentía que su cuerpo estaba sudado por ejercicio involuntario aunque el exterior estuviera en bajas temperaturas.
'Necesito un baño urgente.'
El tour de la casa podía esperar. De todas maneras, ya había visto su estructura. Cuatro habitaciones, una cocina, dos baños—uno en la planta baja y otro en el primer piso—, una sala de estar bastante moderna y un pequeño patio. La conocía por fotos gracias a Thomas, y ahora, gracias a la guardia y su especial forma de sacar tema de conversación en lo que llegaban allí, conocía las estructuras de cada casa a un rango de veinte kilómetros.
Aunque Julieta no podía negar que parecía ser alguien que le gustaba lo que hacía, le apasionaba... Y eso, aunque le costara admitirlo, le causaba un poco de envidia. Ella había perdido esa pasión muchos años atrás y, a pesar que intentó recuperarla muchas de veces, no lo logró. Y temía que nunca pudiera lograrlo.
Estaba oxidada. Todo en ella lo estaba, y no sabía cómo recuperarse. Cómo volver a ser ella. Cómo volver a ser la Julieta que alguna vez estuvo orgullosa de ser.
Ese era uno de los motivos del viaje; pero cómo iban las cosas, dudaba realmente de qué pudiera lograrlo.
Sacudió su cabeza, intentando esfumar los pensamientos intrusivos que se formaban en el mundo tormentoso de su cabeza. Ya había hablado de eso con Antonio, su psicólogo; 'de nada sirve revolcarse en la mierda de uno'
Si quería hacer valer los cincuenta turnos, dónde gastó un poco menos de lo que ganaba en un año, tenía que comenzar a poner en práctica alguno que otro consejo.
Cuando separó la primera remera grande que encontró, unos golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos.
Frunció el ceño y miró su celular. No había llamadas ni mensajes de Jessica o Thomas. No creía que fuera algún paquete, porque sino lo hubieran dejado en portería; así que solo le quedaba pensar que fuera algún vecino dándole la bienvenida. O la guardia entusiasmada por seguirle contando las estructuras de la casa a un rango de cincuenta kilómetros ahora.
YOU ARE READING
Enchanted | Marcos & Julieta
RomanceDespués de ganarse el segundo lugar del reality más famoso de Argentina, la vida de Julieta dio un giro de 180°. Logró explotar su carrera como actriz, trabajar con marcas internacionales como modelo y permanecer frente a los reflectores, tal y como...