CAPITULO 123

19 5 0
                                    

La noche en la que Johann le dijo que sí que se iba a casar con él fue maravillosa, Ancel se lo tuvo que repetir en varias ocasiones para asegurarse que la respuesta afirmativa, incluso cuando el omega se había puesto el anillo en el dedo. Ancel abrazo y beso a Johann hasta que este le ordeno que pare, los ojos del alfa estaban llenos de lágrimas, no sé podía creer que estuviera pasando de verdad.

-Johann ¿Quieres casarte conmigo? – el omega volvió a asentir de nuevo, Greta había desaparecido mágicamente de la casa, dejándolos a los dos solos – Mi amor ¿vamos a casarnos?

-Si lo vuelves a preguntar, te diré que no – Johann miro desafiante a Ancel, que lo sostenía en sus brazos mirándolo con una gran alegría – Voy a casarme contigo, Ancel.

-¿Estás seguro? – Ancel fue reprendido por el omega – Te quiero, Johann Simons.

Para que se mantuviera callado durante un rato, Johann lo beso, era un poco inexperto en ese aspecto ya que siempre había sido Ancel quien lo besaba primero y él solo se dejaba guiar. Cuando el alfa abría la boca para preguntarle de nuevo si se iba a casar con él lo volvía a besar, Ancel lo miraba con picardía cada vez que lo hacía, para provocarlo. Johann tenía las mejillas sonrojadas cuando le dijo al oído que lo amaba.

-No te escuche, mi amor... - sonrió con maldad y acarició el trasero de Johann - ¿Qué me has dicho?

-Te amo – puso los labios en forma de pico mientras esquivaba su mirada – No volveré a repetir hasta el día de nuestra boda.

-Yo también te amo, mi amor... - Johann escondió su rostro en el cuello de Ancel para que no lo viera, mientras el alfa reía – ¿Estás avergonzado?

-Deja de frotar tu mano en mi trasero, Ancel – se quejó y gruñó, el alfa subió su mano hasta la espalda de Johann con cuidado, tenía miedo de que cayera de sus brazos – Ancel, detente.

-¿Tienes cosquillas? – el omega negó con la cabeza, mientras intentaba escapar de las manos traviesas del alfa – Eres tan tierno, Johann.

No le gustó para nada que lo llamará tierno, Johann lo miro enfadado cuando Ancel lo dejo libre, el alfa lo siguió con la mirada hasta que llego a la cama y le dio la espalda. Johann estaba demasiado avergonzado por como lo había llamado Ancel, él nunca se había considerado tierno, aquel alfa le hacía hacer cosas que nunca había hecho. Como avergonzarse cuando hablaba o sentirse extremadamente débil al contacto con la piel de Ancel. Debía mantenerse serio para no caer en los encantos misteriosos de su alfa, o si no le dejaría ganar con demasiada facilidad.

-¿Estás enfadado? – pregunto el alfa divertido, aguantándose la risa, Johann lo miro de reojo, sin decirle ni una sola palabra - ¿Es porque te llame tierno? – asintió – No puedo decir la verdad, mi amor, en mis brazos estabas muy tierno, parecías un niño.

-Tengo más de treinta, Ancel, siempre me tratas como un niño, desde que llegaste aquí – el alfa se rio – Mis hermanas se burlan de mí porque me tratas como si fuera un niño pequeño.

-He estado tres años sin poder verte, déjame disfrutar ahora que estoy a tú lado, Johann – el omega le gruño – Nos vamos a casar, no puedes estar enfadado solo por una palabra.

Durmieron abrazados, Johann se acercó lentamente a Ancel mientras este dormía, supuestamente, a su lado, el alfa contuvo una pequeña sonrisa cuando su omega apoyo su cabeza sobre su pecho. Johann hacía eso desde que estaban en la base, cuando dormían juntos necesitaba escuchar el corazón de Ancel para poder descansar, el alfa acariciaba su mano con ternura para decirle que estaba allí con él y de vez que cuando ponía su dedo debajo de la nariz del omega para asegurarse que estaba durmiendo.

Amor en la guerraWhere stories live. Discover now