2. El castigo

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1. Amonestación

Tal como lo había acordado con su amigo, iría a aquella fiesta, por lo que luego de la cena, y ya en su habitación, entró al baño a darse una ducha, saliendo después de largos minutos, porque no iba a negarlo, aquella bañera que se encontraba en el baño de su habitación era enorme y jodidamente cómoda, además habían distintas sales de baño, esencias y aceites, se sentía como alguien de la realeza, un trato digno de él, porque no se merecía menos, así que con ese aire de grandeza y con un aroma exquisito gracias a los productos usados, antes de vestirse tomó su inhibidor de aroma, puesto que nunca salía sin beberlo.

Sin más acomodó la ropa elegida para comenzar a vestirse, comenzando por su ropa interior, luego con sus pantalones, negros similares a la piel y ajustados a sus torneadas piernas, ajustándose divinamente a su parte trasera, seguido colocó su camisa roja con coloraciones azules, la cual constaba de dos piezas, una camisa sin mangas la cual fajó dentro de sus pantalones y una camisa manga larga semejante a un kimono, que colocó sobre esta sin abotonar, contento con el resultado, se acercó al espejo para maquillarse un poco, peinó su cabello, se colocó unos aretes y un par de cadenas finas en su cuello sonrió más que encantado con el resultado, seguro de que esa noche sin duda alguna conseguiría un acostón con algún atractivo alfa, beta u omega le daba realmente igual la casta, finalmente a dos minutos de las diez tomó su celular al recibir un mensaje.

BamBam
Estoy en la esquina de la casa que me indicaste en la dirección, te espero.

Bien, dame un momento, saldré por la ventana, pero debo ver primero la forma de no matarme.

Como respuesta recibió varios stickers riendo, así que negando divertido guardó su celular en su bolsa, colgando la misma en su hombro, para posteriormente abrir las puertas del ventanal, sonriendo al ver que, junto al balcón había una pared de hermosas enredaderas con pequeñas flores, mismas que estaban sujetas a aquella pared de entramados cuadrados que le serviría mucho como escaleras, así que al tener resuelta su vía de escape, volvió a la habitación, para dejar bajo las mantas un bulto de almohadas que pudiesen asemejarse a su cuerpo.

-Estupido alfa, nunca vas a controlarme

Susurró altivo satisfecho con el bulto en la cama, apagando las luces, en total silencio salió al balcón, cerrando las puertas de este sin pasador, con sumo cuidado bajó por aquel entramado y una vez sus pies tocaron el suelo corrió por aquel enorme patio, hasta salir de la casa, suspiró satisfecho caminando lo que restaba de camino, dando saltitos alegres cuando divisó el auto de su amigo, entrando en este, y saludándolo con un beso en la mejilla.

-Vamos pequeño escapista, la fiesta inició hace una hora

BamBam sonrió poniendo en marcha el auto para dirigirse a la fiesta, ambos omegas felices porque esa noche la disfrutarían al máximo, pero oh pobre Kookie, no sabía lo que le esperaría al llegar a casa, porque Kim Taehyung no era el estúpido alfa que Jungkook pensaba, no por nada había sido General de División en sus tiempo en el servicio militar, estaba hirviendo en rabia ante la inmensa desobediencia de Jungkook y por supuesto en el nivel de descaro, además de que lo subestimaba demasiado, el menor creía que podía jugar las mismas cartas que jugaba con todos los alfas con él, pero no, él es uno de los alfas puros que solo existían en la familia Kim, el segundo de su generación después de su hermano mayor y podría decir que el décimo segundo en todo un linaje de alfas puros existentes en toda Corea del Sur, su familia era el único clan de Alfas puros prevalecientes, y por prevalecer cabe aclarar que solo quedaban su abuelo, su mamá, su hermano y él, por supuesto no permitiría una insolencia como la que Jungkook acababa de hacer.

Reformando a Kookie {Taekook}  Onde histórias criam vida. Descubra agora