CUATRO

278 42 5
                                    

Era incuestionable que algo le pasaba a su «compañera de travesuras». Aunque desde que adoptó ese comportamiento tan serio desde que entró en la adolescencia, dejó de nombrarla así. Raine era alguien distinta a esa niña de constantes clinejas y personalidad alegre. Sin embargo, nunca tan remota a su esencia natural como lo estaba al caminar a la par de Jungkook por ese vacío pasillo repleto de casilleros.

Pensativa y distante, ella bajó las escaleras principales del instituto ignorándolo por completo, en tanto él la seguía de cerca y cuestionaba su comportamiento. Rayaba en lo ridículo que se estuviera deprimiendo así por un payaso que de seguro la rechazó, porque esa fue la conclusión a la que Jungkook había llegado, puesto que su amiga no le contó nada en concreto a parte de decirle que se hallaba enamorada.

Era una tonta.

Por su actitud y por no contarle a profundidad sobre los hechos. Si él supiera lo que sucedía no tardaría en brindarle su mejor consejo y un exquisito postre que alivianara sus pesares. Pero él no sabía nada, ni cómo lucía o siquiera cómo se llamaba ese cretino, el cual quería ahorcar por lastimar así a el pequeño corazón de pollo de su amiga.

Jungkook se apresuró en alcanzarla. Lo había dejado tirado atrás gracias a sus apresurados pasos. Por lo general, era ella quien corría detrás de él debido a sus piernas largas. Entonces cuando la tuvo cerca pasó su brazo alrededor de su cuello. Tacto repentino del cual ella se deshizo a velocidad de rayo. Había adquirido un rechazo notable por su toque, y era porque sentía que prevendría empeorar aquellos sentimientos revueltos.

—Hey, ¿qué es lo que te pasa?

—Tengo calor, Jungkook.

—¿Tienes calor? Ay, no seas ridícula —le dijo e intentó repetir el gesto, cosa que ella impidió. Él frunció el ceño—. Estás actuando como una loca ahora, Raine. No me lo merezco.

Raine frunció los labios y se detuvo.

—Escucha, no estoy de humor. Mucho menos, después de esto. —colocó la hoja del exámen contra el pecho de Jungkook.

Él lo analizó y lo entendió al instante. Aunque eso no limitó su risa.

—Debo quedarme con esto, lo pondré orgulloso con un imán en la nevera —agregó, cubriéndose la boca risueño.

—¿Estás jugando? Es un maldito cuatro, Jungkook. Y según Stevens, poseo muchos más. ¿Te das cuenta de lo que significa? Mis notas bajaron al promedio. ¡Al promedio de porquería! —expresó alterada.

En su mundo era una desgracia. En el de Jungkook, una costumbre.

—Bebé, tranquilízate —le dijo sin burla—. Conociéndote, sé que mañana mismo volverás a obtener esos perfectos dieces que tanto amas.

¿Qué había dicho?

La palabra le secó la boca a Raine.

Nunca antes la había llamado así. Era tan repentino... ¿Y por qué ahora? ¿Por qué, por qué, por qué?

—¿Me dijiste bebé?

—Es lo que eres, ¿no? Estás llorando porque las cosas no son como tú quieres, como una malcriada —respondió.

Y aunque era un odioso, a Raine le alivió escucharlo. No quería hacerse ideas locas. Él tenía novia, por Dios. Si alguien era su bebé, esa era ella.

—Tienes razón, lo soy. Me cuesta aceptar que las cosas no siempre pueden ser como yo deseo —confesó, sorprendiendo a Jungkook.

Ella no era de las que daba su brazo a torcer en la primera ronda.

—Aguarda. ¿Y este comportamiento?  —Jungkook alzó las cejas asombrado— Tú no eres así. Me habrías refutado hasta dolerte la garganta. Maldición, tienes a ese chico tan arraigado en ti que ya comenzó a comer tu cerebro. Ya dime quién es —exigió.

Raine lo miró un instante. Lamió su labio y claramente le dijo:

—Eres tú.

Jungkook la observó sin expresión alguna. No sabía cómo tomarlo. Sin embargo, pronto su cara entera se deformó por la enorme risa que le había causado lo dicho.

«Increíble broma», pensó.

—Eres genial, me tomaste desprevenido.

Raine giró los ojos. ¿Cómo era posible que le gustara ese idiota?

—Tengo que irme ya —le quitó el exámen y se fue de allí.

Jungkook corrió detrás de ella.

《  ⤵︎ ...♡!》

14.3.24

Diez mil horas » j.jk [ Terminada ]Where stories live. Discover now