Diagnóstico al corazón

1. Exámen

Disfruten el primer capítulo.

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Hasta aquella mañana, Camila creía que daba igual desvelarse las últimas semanas si con ello conseguía impresionar en su examen final a los doctores encargados de la evaluación. 

Ante sus dudas, se mantuvo firme pese al constante súbito de su ritmo cardíaco una vez vió a los evaluadores volver con su veredicto que ansiaba fuera positivo luego del desastroso desenlace de la última ocasión.

Repasó de reojo cada uno de los tres rostros al frente para averiguar en sus expresiones algún indicio que le diera esperanzas, más no pudo conseguir nada.

—De acuerdo, Camila —El doctor Moreno  fue el encargado de darle los resultados—. Se ha deliberado—. Realizó una pausa prolongada provocando cierta tensión en la sala—. Me temo que decidimos no aprobar su tesis.

Sintió un frío invadir el cuerpo. Simplemente parecía irreal que en su segundo intento por conseguir la aprobación de sus maestros, este resultara de nueva cuenta igual. «¿Es que acaso, nunca podré graduarme?», pensó.

Era un hecho que a cómo iban las cosas terminaría trabajando en la tienda de su madre que aunque no le molestaba, sabía que no era lo que quería hacer por el resto de su vida.

—Sin embargo —Esta vez, quien habló y sacó del repentino trance a Camila fue la doctora Andrea. De todos, parecía ser la más agradable—, después de estudiar a fondo su caso hemos decidido brindarle una última oportunidad.

Una luz al final del camino volvió a asomarse. Que le concediera una prórroga la consideró como la mejor de las noticias. Era consciente de la difícil carga que le aguardaba considerando que la doctora hizo énfasis en la palabra “última”.

—Lo comprendo, doctora. Gracias.

Pero nada podía ser color de rosa.

—Señorita García —Ahí estaba esa voz que tanto dolor de cabeza le ha provocado en su último año de universidad. Nunca había experimentado desprecio por nadie hasta que apareció el doctor Guzmán para darle significado a la palabra—. Espero que se prepare mejor. Ya nos hizo perder bastante tiempo en estos fatídicos intentos con un tema carente de líneas de investigación—, declaró sisañoso.

Fue directo en sus palabras. Parecía gozar del sufrimiento de la estudiante.

«No le parece que ya le he explicado mil veces lo mismo. Usted es irracional», pensó molesta. Lo lamentaba. Nunca dejaría de reprocharse el no haber escuchado las advertencias sobre la actitud huraña del doctor y maldijo el día en que le pidió ser parte del jurado.

Dejó salir una gran bocanada de aire en su intento por mantenerse serena. Sabía que no debía hablar más de la cuenta. Conociendo su actitud, sólo le daría otro motivo para hacerle la vida imposible.

—La señorita tendrá tiempo para prepararse —Intervinó la doctora cerrando así la discusión—. Camila. Le haremos llegar el informe con la próxima fecha de entrega —dijo amable. A decir verdad, no entendía cómo es que aquella joven seguía en esta situación. Desde la primera vez, le pareció interesante el tema que expuso, pero debido a las negativas de su colega Guzmán no podían dar por finalizado el examen. No aún.

…

—¿Qué pasó? —su compañero que había esperado toda la hora de exámen se acercó después de ver salir a los doctores.