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El día había llegado. Un cielo azulado y unas nubes cuáles se movían por si solas al pasar de las horas. Un día común para otros y entre los demás podría ser el peor día. Entre muchas posibilidades que podrían haber en un solo día.

Doi jugaba con las burbujas al tomarse un baño, salpicando agua de vez en cuando o escuchar a su Padre quejarse y pedirle que se apresurara ya que ,el mismo necesitaba usar el baño por emergencia.

Salió y se vistió.

El era un niño grande,había planchado su propia camisa ,peinarse solo, entre un sin fin de cosas que haría o usaría esa tarde.

—Que buen peinado tengo—Se dijo a si mismo mientras se veía por el espejo sonriendo por tal acción.

Soltó una última risa mientras que salía de su habitación para ir a la sala de abajo y ver cómo iba todo.

—¿Ya estás listo? Tus amigos llegarán pronto—Se escuchó a Lesley hablar desde la cocina donde preparaba unas cuantas bolsas de dulces que se darían a los niños.

—¡Sip!,Harry y Robin deben llegar pronto—Contestó mientras que sigilosamente tomaba un dulce sin que la adulta se diera cuenta.

—¿Estás emocionado?.

—¡Claro que si!.

Un golpe se escuchó luego de un quejido

—Ah...Roy— Murmuró la mujer al ver a su marido, quien había tropezado con uno de los varios adornos.

—Doi, te dije que guardaras esto— Habló el hombre mientras que levantaba unos cuantos globos que se habían caído a la vez que los trataba de acomodar.

—Perdón.

—Aja...No te puedo castigar por qué hoy es tu cumpleaños— Respondió mientras que le daba unas palmaditas en la espalda al niño—Pequeño con suerte...—Murmuró.

Unos golpecitos en la puerta hizo que ambos voltearan a ver la puerta para ver de quienes trataban.

—¡Doi abre! ¡Se que estás ahí!— Gritó eufóricamente.

—Oye tranquilo...—Harry puso una mano en el hombro del más bajo tratando de calmarlo.

Doi desde dentro sonrió y corrió para abrir la puerta.

Al segundo se había lanzado para abrazar a sus amigos,cosa que casi hizo que los tres resbalaran por el porche hacia las escaleras ganándose un buen susto. Pero sería buena anécdota.

—¡Vamos adentro y juguemos videojuegos!—Doi alzó ligeramente la voz mientras que tomaba de las manos a sus amigos y los metía rápidamente dentro de la casa.

Menos de media hora habían pasado cuando los demás llegaban, conocidos, vecinos y hasta amigos del niño inundaban el lugar.

A Roy le desagradaba un poco la multitud,pero debía guardarse sus sentimientos por un momento ya que sería inadecuado estar con un rostro ligeramente incómodo e irritado enfrente de las visitas.

Simplemente ver a si pequeño retoño le hacía feliz.

¡Momento del pastel!— Hablo Lesley mientras que aparecía con una caja—Roy,¿puedes ir por las velas?— lPreguntó suavemente.

El hombre asintió dos veces y salió a buscarlas en la cocina.

—¿Puedo tocarlo?— Preguntó Robin mientras que acercaba su dedo hacia un costado del pastel.

—No tocar—Ordenó Harry mientras que alejaba a Robin.

—Puaj.

Después de eso no había pasado mucho, regalos y algunos juegos eran lo suficiente para entretener una pequeña multitud de niños. Doi sonreía y reía a cada segundo disfrutando aquel día especialmente para el.

Quizá los regalos sean la mejor parte para varios. Pero para aquel niño,las memorias eran lo más preciado que podía pedir y tener en aquel momento.

Simplemente memorias.

—Mis pies ya no soportan más—Harry jadeaba fuertemente tratando de que sus pulmones tomarán aunque sea un poco aire.

—Débil—Soltó Robin.

—Yo también estoy cansado—Doi se echó para atrás para así quedarse recostado en el césped—Jijiji—Reía el niño al ver cómo Robin tropezaba.

—¡Oye no te burles!—Gritó el otro en el suelo irritandose ligeramente.

—Perdón.

No podría pedir de más. Tenía una Madre y un Padre,abuelos y hasta tíos posiblemente, sin olvidar a los amigos que le rodeaban alrededor.

¿Que estaba mal?. Una vida normal como cualquiera.

Pero,en una fracción de segundo puedes tener el mejor día de tu vida y al siguiente, posiblemente uno peor o uno mejor que el otro anterior. ¿Tienes suerte? Quizás y esa semana sea de buena suerte y si no,solo queda levantar la cabeza y dar otro paso.

Ah,la vida era realmente emocionante de vez en cuando.

Los niños jugando y divirtiéndose era lo mejor que los padres podrían pedir. Esas sonrisas que podrían avivar a cualquiera,un rayo de sol.

—Entonces...

—Dijeron que era muy pequeño aún para una mascota—Contestó el niño mientras que metía alguna que otro postre en la boca.

—¿En serio?—Mi papá me dejó tener un gato una vez...pero se escapó—Comentó el de cabellos rojizos—Creo que por eso solo me deja tener una tortuga.

—Uhm,pero siempre quise una mascota—Volvió a decir mientras que se cruzaba de Brazos.

—Doi,si no te dejan tener una mascota es por algo—Está vez Robin hablo como si fuera algún tipo de sabio esperando el momento adecuado para opinar.

—Una vez...cuando tenía cinco, tuve un pez dorado—El menor de los tres comenzó a redactar—Lo quería tanto que un día lo saqué de la pecera y la hize dormir conmigo,en mi cama—Dijó mientras soltaba una pequeña risa nerviosa.

—Que...eso fue más tonto, ¡más tonto que cuando yo y Harry comimos ese sandwich que encontramos de dudusa procedencia!—Gritó ligeramente Robin mientras que le daba un ligero golpe en la cabeza al otro.

—¡Ay! No lo sabía y cuando mis papás supieron eso ya no quisieron que tuviera otra mascota—Trató de explicar mientras que trataba de calmar la furia e burla de Robin.

—Bueno...eso fue realmente algo tonto,tenías cinco después de todo— Harry como siempre, buscándole una explicación a todo.

—Supongo que si.

Harry estaba apunto de responder pero pronto fue llamado por su Padre,ya que debían retirarse.

—Oh,me tengo que ir,¿nos vemos en la escuela?—Preguntó mientras que se levantaba de su asiento , sacudiéndose la ropa para quitarse el polvo de su sudadera.

—Quiza ni vaya el lunes—Robin contesto.

—Yo si iré— Respondió Doi mientras que sonreía.

Harry solo asintió y alzo el pulgar en señal de aprobación.

Era una bonita tarde.

Dos Más Uno Son Tres |DHMIS AU|Where stories live. Discover now