Capítulo 6.

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Sashi observó el carruaje en el que iba con sus padres, por primera vez en cuatro años Samir no habia pasado por ella para asistir a un baile y se sentía desdichada. La verdad era que no lo entendía para nada. Un día simplemente se apareció en su casa diciendo que se casarían y luego desaprecia… ¡Por casi una semana!

Si esa mañana no hubiera recibido la invitación de la condesa de Warwick no hubiera detallado en el hecho de que el tiempo estaba pasando volando. Casi estaban ya a mitad del primer mes de la temporada y apenas habia socializado en ese tiempo. Aunque no es que ella asistiera a los bailes y demás citas por el inmenso placer que le provocaban los chismes y conversaciones banales. Lo hacía por Samir, para disfrutar de su compañía y ahora se veía privada de ella.

Suspiró con un poco de desgana al detenerse el carruaje, llamando la atención de su madre sobre ella.

—¿Deseas que nos vayamos, Sashi? —le preguntó  dejando su mano sobre la falda plateada de su vestido de noche.

—Para nada, maan, debemos de lucir estas hermosas piezas que han confeccionado para nosotras —aseguró fingiendo una sonrisa.

Y sí era cierto que ambas portaban dos bellezas inigualables que de seguro marcarían una nueva tendencia en la moda londinense.

La condesa de Agra vestía de rojo como era normal que lo hiciera en el Raj, con un pronunciado escote que destacaba el collar de oro con un diseño hindú. La falda carmesí era decorada por el mismo motivo de la joyería en brillos dorados, haciéndola el foco de las miradas indiscretas de más de un hombre. Su rostro iba cubierto por un pequeño antifaz de terciopelo rojo que era enmarcado por algunos tirabuzones negros que se habían dejado a propósito fuera del recogido alto.

Sashi, por su lado, había sido un poco más conservadora con su atuendo. Queriendo hacer honor al significado de su nombre pidió un vestido que simulara luna en su color. Para su asombro la modista habia usado una capa de tul grisáceo que con la luz, por partes, se veía más oscura o clara. Su máscara también era de satén plateado, simulando una luna creciente dejaba solo a la vista sus voluminosos labios pintados de rojo.

—Creo que deberé de estar pegado a ambas esta noche —bromeó su padre colocándose bien su antifaz negro a juego con el traje.

—De nuevo, ¿de qué se supone que vas disfrazado, papá? —inquirió Sashi caminando tomada de uno de sus brazos.

—Del guardián de ustedes dos —aseguró él cuando atravesaban las columnas de mármol de la mansión—. Y pueden intentarlo todo lo que deseen, pero no me quitan de la cabeza que lady Greville hace estas veladas todos los años solo porque se lo piden.

—Oh, Lucian, no seas bobo —rió su madre.

Sashi enseguida identificó a la anfitriona, era la única dama que se atrevería a vestirse de negro, y se dirigió a ella.

—Querida, que placer verte aquí —susurró Frances contra su mejilla a modo de saludo.

—Gracias a ti por la mascarada. La decoración es exquisita —correspondió mirando alrededor, por todas las columnas interiores se enroscaban hiedras y las alfombras habituales habían sido sustituidas por unas verdes. La lámpara central tenía un inusual matiz rojo que hizo que Sashi arrugara el entrecejo—. Adivino que el tema de este año es el jardín del Edén.

—En efecto. —La voz de Ninet detrás de ella le arrancó una sonrisa.

La escocesa no se habia quedado atrás y llevaba una modificación bastante sugerente del kilt escocés que dejaba al descubierto de sus rodillas hacia abajo. Un corsé verde se ajustaba a su pecho y abdomen, resaltando los voluminosos pechos de la dama que parecía se desbordarían en cualquier segundo. Mientras que su rostro iba pintado con los colores del kilt, amarillo y verde. ¡Un escándalo para la conservadora nobleza que a pesar de las máscaras la veía con desaprobación!

Sashi, entre el honor y el deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora