❤️ Destino (Luckae) ❄️

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[💎✨] Nunca esperé que esta mmda tuviera más de 40 caps, ayuda

Pd: :3...
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El capitán de la caballería inmediatamente se lanzó a aquella gente extraña que buscaba atacar a su gente a la vez que imbuia su espada en elemento cryo.
Apuñaló el corazón de algunos y cortó las cabezas de otros, pero por alguna razón todos aquellos cuyas cabezas no eran cortadas regeneraban su cuerpo.

Llegó un punto en el que en un descuido cayó del caballo y eso lo dejó indefenso por unos segundos pero para su buena suerte su mejor amiga estaba ahí para protegerlo.

—¿Sabes Rosy? —Preguntó el moreno mientras se levantaba y cortaba la cabeza de alguien que acababa de acercarse.

—¿Ahora con qué pendeja pendejada me vas a salir? —Respondió la mencionada a la vez que lanzaba su lanza al suelo creando una lanza más grande hecha únicamente de hielo y que tenía rosas igualmente de hielo.

—A veces creo que somos tú y yo contra el mundo

—Deja de jugar, maldito imbécil—Dijo molesta la chica levantando esa lanza de hielo para así golpear a sus enemigos con ella, era impresionante la fuerza física de la chica puesto a que podía cargar una lanza dos veces más grande que ella y más pesada que ella.

En cuanto liberaron el camino siguieron dirigiendo a los civiles hacia el refugio, una vez adentro Kaeya comenzó a pasar lista de cada uno para asegurarse que ninguno se les hubiera quedado en el camino.

—Bien, estamos todos aquí... Esperen, ¿dónde están Astrid y-?

—¡PAPI!

Astrid se abrió paso entre la multitud para saltar a los brazos de su herido padre quién ignoró su propio dolor corporal con tal de abrazar a su hijita.

—Aquí estás, pequeña... Espera, ¿y tú papá y tu hermano?

—¡Ahí!

La niña señaló hacia un hombre de cabellera roja que estaba arrodillado, se encontraba acariciando la cabeza de su zorrito a la vez que abrazaba con una de sus manos a su otro hijo.
Kaeya ni siquiera se la pensó antes de acercarse a su esposo.

—¡Luc!

—Kae...

El mencionado inmediatamente se levantó del suelo para abrazar a su esposo e hija con suavidad.

—Estás herido...

—Pero estoy

—Bastardo, pensé que habías muerto allá afuera...

—Pues estoy más vivo que tú, tonto

El menor le propinó un golpe suave en la cabeza a su esposo, antes de que se quejara lo tomó con fuerza de las mejillas para acercarlo a él y así poder besarlo.

—No quiero ser el "rey sin corona de Mondstadt" sin tí a mi lado...

—Oye, estoy aquí, tranquilo

El mayor sonrió gentilmente, ni siquiera le importaba estar levemente herido, total no tenía más allá de rasguños y golpes.

Klee, Razor, Bennett, Lisa, Jean, Selenit, Gaia... Todos estaban ahí, todos estaban a salvo.

O al menos durante un rato.

Luego de unas tres horas las luces comenzaron a apagarse y a encenderse de manera repetitiva además de que el gas tóxico de nuevo había comenzado a ser liberado.
De nuevo habían comenzado a haber explosiones adentro del lugar que debía considerarse "seguro"

—¡NO MAMES!, ¿¡OTRA VEZ!?—Gritó enfadado Venti a la vez que nuevamente intentaba dispersar el gas, aunque esta vez no estaban en un espacio abierto así que era más complicado llevar a cabo su tarea.

Los caballeros de favonius y los del gremio de aventureros comenzaron a guiar a la gente a túneles ocultos los cuáles tenían su salida en diferentes partes de spinadragon así que todos habían acordado reencontrarse cerca de la estatua de los 7 que se encontraba en la montaña.

—¡No puedo simplemente irme, Jean!

—¡Pero tampoco puedes quedarte a pelear! Ni siquiera naciste en Mondstadt...

—¿¡Por qué tanta desconfianza!?, ¡se supone que somos amigos!

—¡LOS AMIGOS NO GUARDAN ESTE TIPO DE SECRETOS!

—¡ESTABA INTENTANDO PROTEGERLOS!

—¡¿PROTEGERNOS DEL LOCO CON EL QUE TRABAJAS?!, ¡POR ESA RAZÓN DILUC INTENTÓ MATARTE!

La rubia estaba desesperada y a la vez colapsaba, no importaba que tan madura y responsable fuera; su vida siempre fue muy tranquila y no tenía idea de como reaccionar ante situaciones de este estilo... Pero Kaeya estaba más que dispuesto a pelear.

—¡JEAN, DETENTE!

—¡NO QUIERO QUE MUERAS!

—¿Eh?

—No quiero que vayas porque puedes morir y a la vez eso le dará la ventaja a ese loco de mierda... Además, no quiero más bajas

—Jean—Kaeya tomó el hombro de su amiga con firmeza—Es mejor tener una baja a dejar que todos ellos mueran

La rubia suspiró mirando el suelo.

—Iré con ellos... Pero debes volver, ¡si no vuelves te reviviré y después voy a volver a matarte!

—Hecho

La rubia se retiró para guiar a los caballeros y para agilizar la evacuación del lugar, en ese momento Diluc se acercó a su esposo con ambos niños en brazos.

—Kaeya...

—Luc, antes de que me regañes por imprudente déjame decirte que esta vez si sé lo que estoy haciend-

El mayor no terminó de hablar cuando Diluc ya le había besado, literalmente lo estaba besando como si nunca fuera a volverlo a ver.

—¿A qué viene eso?

—Ven con nosotros, Kaeya...

—No puedo

—¡Pero Kaeya!

—Diluc, estoy seguro de lo que estoy haciendo, además de que es momento de que acabe con ese hombre de una vez por todas y de que termine con la amenaza que este representa... Esta es mi batalla, Diluc

Al ver la determinación de Kaeya, Diluc no tuvo de otra más que aceptar que no iba a poder hacerlo cambiar de opinión.

—Si no vuelves para cenar entonces te reviviré, voy a clonarte y después mataré a cada uno de tus clones, ¿entendiste?

—Lo entendí... Prometo volver, Diluc

Dijo aquello con una sonrisa leve para después acercarse a besar las frentes de sus dos hijos.

—¡Pa!

—Papi...

—Oigan ustedes dos, ¡voy a volver! Así que sean buenos con papá Diluc y cuidenlo porque puede ser un poco tonto a veces, ¿ok?

—Hm... ¡Oki!

Después de aquella breve despedida, Diluc tuvo que retirarse junto a los dos pequeños, ahí fue cuando Kaeya susurró algo para sí mismo.

—Sé que se los prometí... Pero muy probablemente no los vuelva a ver, realmente lo lamento mucho... Espero puedan perdonarme

Después de aquello se dió la vuelta comenzando a caminar, sabía que su padre iba a llegar en cualquier momento y quería enfrentarlo él mismo.

Mientras tanto, Jean se acababa de percatar de que le faltaban dos personas:

Bennett y Rosaria

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