La guerra comienza

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La mañana de ese fatídico día nunca se borrará de mi memoria.
Yo me encontraba tratando de buscar a alguien que se hubiese perdido al tratar de huir de aquellos horrorosos monstruos amarillos con una grotesca sonrisa tallada en su rostro, como si de gatos y ratones se tratase. Hacía sonidos con la boca tratando de llamar la atención de los wanderers, si acaso había alguno.
Parecía no haber nadie, era muy triste saber que acabaron con todos ellos en esa noche, justamente cuando nos fuimos. Ese sentimiento de culpa volvió a crecer en mí brutalmente dándome unas ganas demasiado difíciles de evitar sobre golpearme con fuerza contra las paredes. Total, nadie me iba a detener, ¿no? Y había hecho mal. Era culpable de la muerte de todos aquellos inocentes humanos, ¿a quién se le ocurre dejarlos solos, con un único protector?
Fue una idea horrible, totalmente.

Tomé impulso y en un espontáneo ataque de ira me puse a golpear una pared y a chocarme contra esta como si tratase de derribarla. Podía notar cómo mis tendones al dar aquellos golpes dolían, al igual que mis músculos y huesos, pero el dolor interno de haber permitido esto era mucho más fuerte y resistente, por lo que no había ninguna otra razón para parar.

Mis nudillos sangraban, mi cuerpo dolía, mis piernas estaban cansadas de tomar impulso y la pared agrietada, dañada muy severamente con marcas de sangre de puñetazos, cualquiera que lo viese pensaría que fue algún otro vagabundo con la cordura inexistente, consumido por la locura y la desesperación.
Me apoyé en la pared para reposar, jadeando por la tensión y el dolor, tosiendo fuertemente y sintiendo cómo el aire me faltaba, mi pulso era tan acelerado que se sentían pequeñas punzadas en el pecho, mi visión estaba borrosa.
Puse mi mano en el pecho apretando y tratando de recuperar la respiración y el pulso normal.

Habían pasado aproximadamente cuatro horas desde ver aquel incidente, cuatro más cuando escuché una voz proveniente de uno de los pasillos pidiendo ayuda, no dudé ni un segundo en salir corriendo a ayudar a aquella persona, la cual aparentaba ser una mujer de cerca de quince o diecisiete años, lo mejor que pude hacer fue extender los brazos para que a los pocos segundos la chica corriese a abrazarme con fuerza y dándome las gracias repetidas veces, a lo cual siempre respondía con un "está bien", acariciando su espalda con mis manos enguantadas, a la vez que apoyaba la cabeza sobre la suya calmando mi respiración.

- Lo lamento mucho, estoy perdida... Necesito ayuda, ¿hay algún lugar seguro cerca...? Por favor. -.

No sabía bien qué responder en el momento por lo que solo asentí pesadamente con la cabeza y cogí su mano para guiarla a la habitación del aburrimiento, tranquilamente mientras le daba cierta información valiosa sobre los espacios liminales e infinitos tan característicos del lugar, pero, oh, algo andaba mal.

Estaban pasando por la pared quebrada que había roto anteriormente, y se escuchaban golpes. Eché a la chica hacia atrás con nervios y tragué saliva ruidosamente pensando en qué hacer, esta se abrazó a mi brazo con miedo mientras temblaba y decía que nos fuéramos del lugar, pero no hice caso, por insistente.

"¡Por favor, vámonos!"

Eso fue lo último que escuché de esa chica antes de que me acercase a esta pared para examinar. Me di la vuelta hacia ella para explicarle que no pasaba nada, haciendo gestos para comunicarme, mientras suspiraba pesadamente como si fuera algo demasiado obvio de saber.
En ese preciso momento la pared pareció ser derrumnada por un impacto, un armario o una silla tirada con mucha fuerza, quedando boca abajo debajo de estos escombros, desgarrándome la ropa y por el impacto con el suelo, agrietar levemente mi máscara al chocar contra el suelo.
Me quedé aturdido por unos segundos, fueron los gritos de la chica pidiendo auxilio debido a que la capturar, los que me sacaron del limbo totalmente, haciendo que soltase un quejido como si de un animal se tratase, tratando de descifrar hacia dónde se la llevaron, girando un poco la cabeza.

Oh, oh, todo estaba mal en ese momento.
La guerra había comenzado.
No había vuelta atrás.

𝐋Ø𝐒𝐓.Where stories live. Discover now