18. "Familia"

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Sasuke seguía a su esposo hasta las caballerizas, sobre sus hombros anchos iba Menma, más animado y feliz que de costumbre, y Naruto a veces lo miraba, como para serciorarse de que el camino que había tomado era el correcto.

Estaba agotado del día y la noche anterior, cada músculo de su cuerpo le dolía, pero tampoco podía quedarse en cama cuando Naruto solo quería volver a ver y recordar cada lugar de sus tierras, y no se perdería ni un instante de esas experiencias. Ya después descansaría.

El enigma bajó a su hijo al suelo antes de acercarse a un caballo Shire, enorme y marrón, que al verlo comenzó a resoplar. Levantó la palma de la mano y el animal, dubitativo, se acercó lentamente hasta olfatearlo y después pegó el morro para que lo acariciara.

—Demos un paseo— invitó y el omega asintió con una sonrisa. Llamó a Kakashi y entonces se apartó mientras ellos dos encillaban los animales.

Otra vez lo siguió, llevando su montura a un paso de trote, mientras atravesaban los cenderos que zigzagueaban los sembradíos. Muchos campesinos detenían sus labores para observar al chief, e incluso después de la gran fiesta que se dió en el castillo, Sasuke notaba cierto temor en sus ojos. Supuso que con el tiempo eso pasaría, cuando todos se dieran cuenta de lo que Naruto en realidad era.

Más allá de los campos de trigo y cebada, se extendía una planicie verde flanqueada por grandes montañas. El paisaje era imponente, pero no lograba eclipsar la figura del enigma, quien parecía haber nacido para recorrerlo. Naruto dió una ágil vuelta a su caballo de patas peludas y le pasó a Menma. No tuvo que preguntar por sus intenciones, pues éstas se confirmaron cuando otra vez tomó el rumbo y luego de un débil golpe con su talón, hizo que el corcel aumentara la velocidad.

Cabalgaba sobre la hierba esmeralda en pesadas zancadas, y parecía que con ellas lograba alcanzar la ansiada libertad que añoró tantos años. Su torso firme, sus caderas siguiendo el movimiento del brioso corcel, el cabello rubio ondeando al viento y debajo de su kilt, dos poderosas piernas que avergonzarían a cualquiera de los dominantes. Pero lo mejor de todo, lo que tenía a Sasuke anonadado, era su hermosa y luminosa sonrisa cuando al regresar, dió una vuelta amplia a su alrededor, observándolo a él y a Menma, quien daba saltitos para que volviera a tomarlo en brazos.

Así lo hizo, y después de acomodarlo bien, reanudó su cabalgata provocando la risa eufórica del pequeño, al ver éste pasar el suelo tan abajo y tan rápido.

Detuvieron su paseo cerca de un arrollo muy débil que atravesaba el valle, rompiendo el patrón de hierba que parecía a simple vista ser infinito. Aseguró las monturas a un arbusto y luego Sasuke vió como Naruto quitaba el broche con el que sujetaba el tartán enrollado a su hombro, y luego extendía la larga tela de más de dos metros sobre el suelo.

—Lo ensuciarás— advirtió divertido.

—Aún te falta aprender costumbres escocesas— señaló el cheif y luego se acostó sobre él, alargando una mano para invitarlo, pero en su lugar recibiendo a Menma, cuando, como se esperaba, imitó las acciones de su padre.

—¿Ésto es una costumbre?— preguntó incrédulo después de sentarse, pues parecía tan simple...

—Papá, cada vez que veníamos de paseo, colocaba su tartán sobre la hierba y nos hacía descansar a madre y a mí sobre él. Me explicó una vez que representaba la devoción del cabeza de familia para con los suyos, el deber de propiciarles comodidad y protegerlos de todo, cuando con sus ropa evitaba que mancharan las suyas— mencionó mientras acomodaba la cabeza sobre sus rodillas —¿Crees que es tonto ahora?— retó con una sonrisa ganadora al notar su sonrojo.

—Claro que no— concedió con diversión y su pecho hinchado ante tan grande muestra de cariño.

Naruto cerró los ojos para disfrutar del sol, mientras Sasuke comenzaba a acariciar su cabeza y observaba a Menma buscar piedrecitas y arrojarlas al hilo de agua fría y pura.

—¡Mam, una lombriz!— exclamó a lo lejos y levantó el escurridizo animal, que no dejaba de moverse entre sus dos deditos.

El omega rió ante sus ocurrencias, pero luego miró abajo cuando sintió la caricia de Naruto en su nuca.

El chief lo miraba en silencio y serio, y Sasuke percibió otra vez ese brillo de agradecimiento en sus ojos

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El chief lo miraba en silencio y serio, y Sasuke percibió otra vez ese brillo de agradecimiento en sus ojos. Cedió cuando Naruto hizo que se acercara y recibió un beso. Lento y devoto, el acto se profundizó tanto que al separarse solo un poco, tuvo que jadear en busca de aire. Ambos se miraron por un largo instante, hasta que el travieso de su hijo los interrumpió saltando sobre el estómago de su padre, con el gusano aún en su mano, provocando que Sasuke se alejara asqueado.

***

—Mira su cara...— murmuró Sasuke en la entrada, viendo bajar a su padre e Itachi del carruaje.

Fugaku tenía una expresión muy seria con sus cejas canas fruncidas, pues la noticia que recibió en la carta de su hijo menor, lo había sorprendido tanto, que no le importaron sus achaques de anciano para hacer el largo viaje cuanto antes.

—¿Y bien...?— preguntó, después de saludarlo con un abrazo —¿Dónde está ese esposo tuyo que no salió a recibirme?

—Papá...— regañó Itachi con su hija en brazos.

—El chif está en el despacho con el capataz, se nos unirá para la cena— explicó Sasuke, recarcando el título de su pareja —¿Por qué Shisui no vino?— preguntó entonces a Itachi y éste resopló frustrado.

—Quería, pero Hashirama últimamente le está dando demasiado trabajo. Ha tomado a su mando el ganado de varias familias para manejar las ventas de verano.

—Sí, quizo hacer lo mismo aquí una vez. No entiendo su afán en dominarlo todo...— murmuró lo último, que escapó a los oídos de sus familiares.

Ver a su padre jugar con los nietos era refrescante, mientras los dos omegas, sentados en el sofá, disfrutaban del cálido té de la tarde y unos deliciosos dulces de la cocinera a los que Itachi parecía ser edicto.

—¿Cómo lo llevas?— preguntó el mayor.

—¿Mmh..?— murmuró Sasuke distraído, volteando para prestarle atención.

—Tu esposo...— señaló con obviedad, pero notando las mejillas coloradas de su hermano, no le hizo falta insistir por una respuesta —¿Es en serio?

—Lo amo— confesó —Lo amo demasiado, Itachi.

—¿Tanto que no te importa renunciar al mando?

—Es que Naruto no es así. A pesar de que está en todo su derecho, siempre me incluye en sus decisiones, me pide mi opinión y concejo. Además, admito que no tener tanto trabajo y disfrutar de ratos de ocio no está nada mal.

—¿Y no es... ya sabes, violento?— indagó en voz baja, para que Fugaku no lo escuchara.

—No— rió divertido —Es... intenso— confesó, mordiendo su labio sin querer y su hermano empujó su brazo, haciéndolo reír.

—Que descarado— resopló.

—No es broma, hay ocasiones en las que tengo que quedarme en la cama hasta medio día— suspiró cansado.

—Y te molesta tanto...— exclamó Itachi con sarcasmo, entornando los ojos.

—¿Qué es lo que te molesta?— preguntó Naruto de repente, parado detrás del sofá y provocando que ambos saltaran asustados. El enigma sonrió divertido y luego miró a su cuñado.

—Mierda...— balbuceó Itachi con mejillas rojas al verlo —Que bueno que estoy marcado.

—¡Oye...!— exclamó Sasuke celoso y Naruto soltó una carcajada.

Esposo de una Bestia (Terminada)Where stories live. Discover now