XVIII

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Se sintió observada mientras cambiaba a Ewan, y al levantar la cabeza y encontrarse con la mirada intensa de North, se estremeció. Después de lo que había pasado la noche anterior, no sabía cómo mirarlo ahora.

—Natalie.

—¿Sí?

—Anoche te fuiste muy rápido, y no pudimos hablar.

—¡A-Ay olvídalo, por favor! —le pidió avergonzada—. No hablemos de eso.

—¿Cómo es la cuestión del sexo entre los humanos? —le inquirió curioso sentándose en la cama.

—En serio no quiero hablar de eso, North.

—Pero yo sí. ¿Ustedes sólo tienen sexo con sus parejas?

—No, también tenemos sexo casual.

—¿Por qué te avergüenza entonces decirlo?

—N-North, dije que no quería hablar de eso.

—De acuerdo —le dijo poniéndose de pie—. Pero yo hubiese aceptado estar contigo —pronunció antes de irse.

Abrió los ojos sorprendida, sintiendo su rostro arder. ¡¿Qué acababa de decir?!

Hazel se quejó y Natalie la tomó en brazos, besando las mejillas de la bebé.

—Dios, tú padre... Ni sé que me sorprende realmente, por algo tiene siete hijos —murmuró.

Tomó a ambos bebés y salió de la habitación, encontrándose con la sala vacía. ¿Dónde estaban todos? Salió al patio, y vio que los niños estaban ayudando a la abuela a sentarse bajo la sombra de un árbol.

Yamir se había ido temprano en la mañana, por lo que ahora todo dependía de North.

—Ven con nosotros, Natalie —sonrió Cala sentada con sus hermanos.

—En un momento —sonrió.

North se acercó a ella y al momento de verlo, su rostro tomó un tono rojo.

—¿Qué te pasa? —le dijo extrañado, tomando a Ewan en brazos.

—No me mires a los ojos, evitá mirarme —pronunció pasando por su lado, dejando desconcertado al pelirrojo.

   🌑🌑🌑

La observó, molesto. Llevaba todo el día ignorándolo, cuando él no había hecho nada malo para que ella se ofendiera. Esperó a que los niños se durmieran, especialmente los bebés, y alrededor de la madrugada, fue a buscarla.

Sabía que ella no iba a estar durmiendo.

—Natalie, ven conmigo —le dijo asomándose por la puerta.

—No tengo ganas de salir.

—Que vengas —repitió serio.

Rodó los ojos y salió de la cama, no sin antes acomodar a los bebés, y fue detrás de él a la sala, quien la estaba esperando junto a la puerta.

—Ven —pronunció saliendo.

Lo siguió por detrás, a varios metros de la cabaña.

—¿Qué quieres?

—Quiero que me digas que te pasa.

—Nada, no sé a qué te refieres.

—¿Qué no sabes a qué me refiero? Llevas todo el día ignorándome, cuando yo no he hecho nada malo.

—¿No te parece que tengo bastante con los niños ya? Y no es que me moleste que ellos reclamen mi atención ¿Pero tú North?

—No estoy reclamando tu atención, te estoy pidiendo una respuesta nomás.

—Como sea, estoy cansada —le dijo pasando por su lado.

La tomó del brazo, impidiendo que se fuera y la acercó a él. La tomó del rostro con su mano libre y la miró fijo a los ojos, incomodándola.

—Tengo sentidos muchos más sensibles que los de ustedes —pronunció en un tono bajo—. El olfato sobre todo, y puedo oler también emociones y sensaciones.

—¿Q-Qué? —susurró abriendo los ojos con asombro.

—Sé bien lo que querías anoche, Natalie —le dijo estando muy cerca de sus labios—. Y no puedes mentirme tampoco.

Lo miró, sintiéndose atrapada por él, y como el calor subía por su cuerpo.

—Y ahí está otra vez tu aroma invitándome —gruñó mirándole la boca, deslizando sus dedos hacia sus labios.

—N-No podemos —susurró en un hilo de voz, sin poder de dejar de ver sus ojos ámbar.

—¿Qué no podemos? ¿Quién no puede? ¿O tú crees que yo no podría?

—N-No quise decir eso, e-es sólo que-

Dejó de hablar cuando él la tomó de la mano, sin soltarle el rostro, y la llevó hacia su miembro, estremeciéndola.

Nop, no iba a negar que si tenía curiosidad, pero tampoco era una de esas guerreras de Dios dispuesta a probar todo.

—A-Ah no, no quiero.

—¿Qué?

—No soy masoquista.

La miró confundido, y ella sintió tanta ternura por su expresión... ¡Pero no se podía dejar engañar por su cara! Era muy lindo pero también bien dotado.

Y ella no pondría en riesgo la integridad de su intimidad.

—¿No quieres hacerlo conmigo? ¿Entonces con quién? —le preguntó serio—. No hay otro macho aquí.

—¿Cómo te explico que es una cuestión hormonal?

Gruñó molesto y la soltó.

—¿Salías a bañarte en la madrugada por eso?

—¿De qué estás hablando?

—Estás intentando captar la atención de otro macho, es eso.

—¿Eh? ¿Pero de dónde sacas qué-?

—¿Qué hay de malo conmigo? ¿No se suponen que quieres a mis hijos? ¿Por qué buscarías a otro macho?

—North.

—Ya lo entiendo, no te gusto físicamente.

—Deja de sacar deducciones absurdas.

—Es eso, está bien —le dijo sin mirarla—... No voy a meterme si decides captar la atención de otro, pero ten cuidado con quién te metes —pronunció antes de entrar a la cabaña.

Natalie lo quedó mirando aturdida, desconcertada. ¿Qué le pasaba? Y después la hormonal era ella.

...

Ofenden al Norte 🥲💔🐺🌑 jajaja

NorthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora