Día del juicio. pt3

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Logan.

Me levante con bastantes mierdas en mi cabeza, aunque todas desaparecieron al ver a la bonita a mi lado.

Se veía tan tranquila, aun con esas gasas en su cara, y esos pequeños moretones se veía tranquila.

Se veía hermosa.

Joder, ¿cómo lograba ser tan hermosa, aun con tantos moretones?

Espero que Caín se encargara de esos tipos, no solo por lo que le hicieron a la bonita.

Si no por todas las chicas qué tal vez fueron víctimas de esos mal nacidos.

Por todas aquellas que nunca se pudieron defender.

Me levanté de la cama, sin querer realmente quería solo quedarme con Alba aquí, nosotros dos, solos.

Aquí nada podría dañarnos, después nos podríamos enfrentar con nuestra realidad.

Pero, eso era una fantasía en la cual no podía vivir. Al menos no por ahora, necesitaba encargarme de unos asuntos, necesitaba volver a la realidad de mierda que hoy está consumiéndome.

Le hice un desayuno rápido a la bonita, tal vez ella no podría ir a la corte, y lo entendía.

A pesar de toda la mierda que Fer le hizo tomar, estoy segura que su cuerpo dolerá.

Escuché como mi celular sonaba, era un mensaje de la abogada habíamos quedado en llegar temprano.

No podíamos dejar ningún cabo suelto, tenía que estar todo perfecto.

No tenía miedo, estaba seguro que todo saldría bien.

Confío en mi abogada, y confío en él imbecil de Nick.

Ese idiota seguro le lamió las bolas a Jesus, y ahora está de mi parte.

Me coloqué un traje, no pensé que en algún momento usaría esta mierda.

Joder, esto es una pesadilla.

Me peiné, aunque eso sería una estupidez ya que iría en mi moto y me despeinaría.

Le envié un mensaje a la bonita, para que al despertar supiera lo del desayuno.

Llegué con la abogada nos encargamos de unos papeles, y perdimos la noción del tiempo.

Ya solo faltaban minutos para que el juicio diera inicio, mi mente estaba tan ocupada saboteándome.

Que nunca pude notar como alguien agarraba mi brazo para abrazarlo.

Joder, ¿que hace ella aquí?

—Hijo, todo saldrá bien. Confío en ti.—dijo, mientras acariciaba mi brazo.

Me quite rápidamente para que no pudiera seguir tocándome.

Simplemente la miré de arriba abajo, no entendía muy bien que hacía aquí, ella solo me traería problemas y por hoy tenía suficientes.

—Aléjate de mí.—dije con rabia.

—Hijo, no es el momento...

—Te voy agradecer que dejes de hincharme las pelotas llamándome hijo, y te aleja de mí.—finalicé.

Me aleje de ella y me acerqué s mi abogada, ella me había dicho que el hecho de que ella estuviera aquí o que apareciera de nuevo.

No me afectaba en nada, ya que yo tenía la custodia legal de Jake, así que cualquier cosa que ella hiciera con Jake tenía que ser previamente aprobado por su tutor legal, en este caso, ese estoy yo.

El desastre que nos une. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora