¿Quieres casarte conmigo?

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Jane

Pensar en todo lo que está sucediendo me atormenta demasiado. Creí que nunca más escucharía hablar sobre esa mujer. La verdad desde que Dereck me confesó lo del posible bebé, no he tenido paz. No me he querido despegar en todo el día de Dante, e incluso cuando la Sra. Esther intentó llevarlo al centro comercial también me negué. Siento una paranoia muy grande al sentirme lejos de mi hijo.

Dereck luce muy pensativo y cansado. En la noche no dormimos absolutamente nada debido a mis pesadillas; y me siento muy culpable por ello. Estoy arrastrándolo conmigo a mis miedos. Mi cabeza aun no ha procesado la posible paternidad de un niño inocente. Me siento entre la espada y la pared; sin poder respirar ante la afilada daga que está travesada en mi garganta y pecho. Cada vez más nos alejamos de la casa y creo que Dereck tiene razón, salir a pasear nos haría muy bien para despejar la mente y pensar con mucha más calma lo que debemos hacer. Por otro lado, nuestro pequeño parece disfrutar del paseo en el auto. Está muy tranquilo en su silla.

—¿Dónde estamos? — pregunté sin saber a dónde habíamos llegado.

—En el Jackson Park. No se me ocurrió otro lugar donde ir — estacionó el auto y sacó el coche de Dante de la cajuela una vez bajamos del auto —. ¿Te gusta, mi amor?.

—Es muy hermoso y grande — entramos y empezamos a caminar lentamente por el sendero —. Es la primera vez que vengo a un lugar como estos. ¿Es como un zoológico? — rió tirando del coche mientras me aferré de su brazo derecho. Realmente hace frio en este tiempo.

—No, mi amor. En zoológico hay variedad de animales, acá cada sección del parque se enfoca en algo diferente. Ahora estamos caminando por el sendero de las aves.

Me quedé observando como las demás personas tiraban fotos a varias aves que se encontraban volando o descansando en alguna rama de un árbol. Las hermosas flores y la cantidad de aves desconocidas llamaron mucho mi atención. Este lugar es simplemente mágico y hermoso, además que el lago de un azul cristalino le da ese toque de cuento de hadas. Me gustaría ser un ave y volar muy lejos; también admiro su fuerza, pues esos pequeños animalitos se deben enfrentar al frio, a la lluvia, al calor y a la nieve, sin contar, que deben de buscar su alimento por su propia cuenta. Son realmente extraordinarios. Seguimos caminando, observando y detallando todo a su paso. Dereck conoce mucho de este lugar, hasta la historia antigua me ha contado. Nos sentamos en una banca a observar el bellísimo atardecer caer sobre un lago, mientras le dábamos de comer a Dante de su biberón. No quiero irme de aquí y volver a nuestra realidad; este lugar es muy tranquilo y acogedor.

—¿Te gustó salir un poco, mi amor? — asentí descansado mi cabeza en su hombro —. Este aire me ha servido mucho para despejar mi cabeza de los problemas y del trabajo. Tenemos que hacer esto más seguido.

—Me encantó, no creí que hubieran lugares tan preciosos dentro de un parque — dije muy emocionada —. Me recuerda a la granja, e incluso el olor del lago me recuerda a cuando era niña. ¿No has pensado vivir en otro lugar?.

—La verdad no, de niño siempre he vivido con la vista del lago Michigan desde que tengo uso de razón. De hecho, la casa de mis padres está muy cerca a el, no te he llevado por tu herida y la falta de tiempo, pero prometo llevarlos en cuanto presentemos la colección. Quiero hacer lo mismo que hacia mi padre con nosotros.

—Tu no te preocupes por nada, mi amor. Relájate un poco, la colección te está consumiendo mucho. Menos mal ya falta poco para salir de ella. ¿Qué te parece si te ayudo? Un par de manos extras no estaría mal, ¿o sí?.

—Bueno, si se tratan de tus suaves y calientes manos por mi no hay problema — sonreí —. Lo que no voy a poder hacer es pagarte con billetes, pero siempre hay otras maneras de pagarte por tan buen trabajo que haces.

—Ya habías tardado, pero así me gustas más.

—En el momento que deje de decírtelas, quiere decir que ya no me haces sentir nada, mi amor. Pero es como difícil que eso suceda, es que a mi mente se vienen una y mil perversiones que quiero hacerte en el día y en la noche; que solo veas el sol para agarrar fuerza y más nada, pero ni modo, hay que seguir trabajando, y no puedo tenerte de esclava en la cama.

—Que hermosas palabras, estas muy inspirado, ¿eh? — reímos y nos quedamos en silencio por largos segundos —. Dereck... — me giré hacia él y se me quedó viéndome con esa sonrisa tan tierna que derrite mi corazón en un segundo —. ¿Quieres casarte conmigo? ¿Quieres ser el único hombre, además de Dante, que amanezca cada mañana junto a mí? ¿Quieres darme ese amor día y noche para siempre? ¿Quieres que nuestras almas sean una sola hasta convertirnos en uvas pasas? ¿Quieres llenar mis días de esta inmensa felicidad que solo tu me brindas? Porque yo si estoy dispuesta a hacerlo hoy y siempre. Deseo poder tomar tu mano y susurrarte en el viento lo mucho que te amo. ¿Quieres casarte conmigo, Dereck Cooper?.

Su sonrisa se expandió tras oír mis palabras, unas que salieron por sí solas. Lo cierto es que, deseo estar a su lado siempre, ¿para que seguir dándole larga a algo que ocurrirá, supongo yo? Dejó a Dante en su coche y entrelazó ambas manos a mi nuca, obligándome a verlo fijamente a los ojos.

—¿No se supone que el que debería de proponerte matrimonio sea yo? — enarcó una ceja y sonreí —. Además, que te falto ponerte de rodillas y darme el anillo que sellé el compromiso de nuestra unión — mordí mis labios y se quedó viéndome los mismos —. ¿Tanto deseas ser mi esposa, mi mapachita?.

—Los tiempos han cambiado, no necesariamente debe ser el hombre quien siempre propone matrimonio. Por otro lado, ¿Quién dice que no tengo un anillo que darte? — sonrió ladeado —. Es lo que más he deseado, ser completa y eternamente tuya. ¿Tu no lo quieres, Dereck?-

—Ya eres mía, mi amor; desde la primera vez en que vi esas dos que te cargas en el pecho — reí al recordar la vergüenza de aquella vez en las que vio mis pechugas —. Había planeado pedirte matrimonio en un ambiente planificado y con nuestra familia como testigo, pero siempre me agarras desprevenido tirándome esas bombas en el momento que menos me lo espero. Eres demasiado ansiosa, mi amor — unió nuestros labios y su mano descendió a mi espalda, apegándome más contra su cuerpo y profundizando el suave beso —. Quiero dártelo todo, Jane — susurró —. Acepto casarme contigo, mi mapachita. Me debes el anillo de compromiso.


Reímos entre el beso y nos quedamos contemplando el resto de atardecer en el lago, hablando de un nosotros. Había soñado una pedida de mano muy diferente a esta, pero si no daba el paso yo, me quedaría con esa duda siempre. Temí a que Dereck no quisiese casarse conmigo, pero me sorprendió su respuesta. Supongo que no puedo mantenerme callada y con el nudo en la garganta. Es mejor preguntar que quedarse con la duda, eso siempre me lo decía Nana.

Dereck Cooper(EN FÍSICO) [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora