Capítulo 8 - Parte 1.

43 1 0
                                    

23 de septiembre de 2020.

— Ya no puedo más. —musitó Lara — Necesito descansar. —se relajó por completo sobre el sofá.

— Yo también. Además, ya tengo hambre. —dijo Maxi formándosele un mohín en la cara.

— Tú todo el tiempo tienes hambre, Maxi. —le ladeó la cabeza a su dirección. — Odio admitirlo, pero yo también tengo hambre. —agregó la pelirroja.

— ¿Y... si pedimos algo de comer? — Lara mostró una mirada de perrito tierno.

— Al fin, alguien dice algo bueno. —masculló Alex, poniéndose de pie.

— Mateo le toca pedir la comida. —chilló Sebas.

— Pido una hamburguesa. —dijo Maxi.

— Pido pizza. —chilló Joel, desde la cocina.

¿En qué momento se había ido?

Mateo levantó la mirada, algo perdido. Al parecer no estaba prestando mucha atención. Había estado bastante concentrado en su tableta.

¿Quién era el distraído ahora, eh?

Todos le lanzaron una mirada de angelito.

— ¿Qué? —espetó, perplejo.

— Te toca pedir la comida, hermanito. —sonrió, ampliamente.

— ¿Y yo por qué? —enarcó una ceja — Yo siempre la pido. —protestó, soltando su tableta sobre el sofá.

— Porque eres el único que no se ríe en el teléfono. —le respondió Jojy.

Frunció el ceño al vernos a todos.

— No lo haré. —musitó, poniéndose de pie.

— No seas así, Mateito.

Mateo comenzó a fulminarlo con la mirada. Todos se estaban muriendo de hambre.

Él solo alzó las manos en forma de rendición.

— Em, no ha dicho nada. —centro su mirada en mí.

Cierto, no había dicho nada. No tenía ganas de comer. Últimamente, mi apetito había disminuido bastante. Hasta yo me sorprendía.

— También tiene hambre verdad, EMILY. —dijo Estef, dándome un empujón en el brazo.

— ¡Auch!

Todos fijaron su mirada en mí.

— Ah, sí... —balbuceé, algo torpe.

Agh...

— Ya la escuchaste. —masculló. — Pide la comida. — Estef le lanzó una mirada triunfal.

Rodó los ojos algo divertido y tomo su teléfono. Comenzó a pedir la comida. Todos comenzaron a quejarse al instante.

— ¿Por qué sushi otra vez? —protestó Lara.

— ¿Quién lo está pidiendo? —les enarcó una ceja.

— Eso no te da el derecho. —le reclamó Joel.

— Entonces, pídelo tú...

— ¡Ugh!

Últimamente, se le había hecho costumbre; era lo único que comíamos en esa casa. Venga, tampoco es que me molestara. Era mi comida favorita. Pero, quizás ya había exagerado un poco.

Mateo no les hizo caso en lo absoluto.

Ese es mi chico.

Pasar tiempo con los chicos, se había vuelto una de mis cosas favoritas. Nos juntábamos cada tarde para hacer alguna tarea; aunque no estuviéramos en el mismo grado, o simplemente para platicar de tonterías mientras escuchábamos música y comíamos cualquier cosa.

TODO PARA NADA - PARTE 1 Y PARTE 2Where stories live. Discover now