;;- ᴛʜᴇ ʙᴀʟʟᴀᴅ ᴏꜰ ɴɪᴋᴏʟᴀ ᴛᴇꜱʟᴀ

O1

Un muchacho de cabellos tan oscuros como las sombras del inframundo acomodaba sus cosas en su provisional hogar: un motel de mala muerte. El filoso silencio le abrumó haciéndolo caer rendido a la cama de dudosa procedencia.

Su mirada no era tan sombría como de costumbre, se veía mas cansada de lo usual; perdida en los átomos del techo amarillento originalmente blanco . De bella ilusión ahora liquida su corazón deshecho vertía por sus ventanas ahora rojizas por la repetitiva acción.

Su teléfono vibraba anunciando una llamada. Se aclaro la garganta tratando de dar una falsa sensación de bienestar.

- ¿Ho...

- la! - el azabache estaba con los ojos entrecerrados tratando de enfocar la silueta que tenía enfrente tapándole el sol - ¿Cómo te llamas? - preguntó -

- Beel....Beelzebub.... ¿Y tu? - cuando notó bien el rostro del contrario se atonto. Los ojos azulados tan hipnotizantes del castaño, su piel tan pura como mármol y su alegre comportamiento le pareció fascinante. Se quitó el sudor de la frente para dar mejor impresión -

- Nikola - hizo una pausa en la que su sonrisa se expandió un poco más - Juegas muy bien - alagó -

- M-Muchas gracias - el pelinegro se levantó de la banca para descifrar si su acompañante era mas bajo o mas alto que el - Aunque solo juego fútbol por uno de mis amigos - su incógnita se resolvió, un poco más bajo, no mucho unos 5 cm -

- ¡Oh! ¿De qué facultad eres? -

- Medicina - respondió - ¿Y tu? -

- Ingenierías - el más alto supuso muchas cosas sobre el individuo tan radiante que le miraba -

- Oye, hace mucho sol aquí. ¿Te parece si vamos a otro lado? -

Ambos fueron a pasear por el campus que ya bien conocían, hablando sobre cosas cotidianas de estudiantes universitarios.

- Sabes... Beel.... Me pareces muy guapo - el castaño jugaba con uno de los mechones largos de su cabello esperando nervioso la respuesta de su acompañante. El pelinegro lo miro de pies a cabeza -

- ¿No te molesta que este todavía con el uniforme llenó de mugre y sudor? - Nikola negó con la cabeza -

Ambos sabían lo que ocurría. Se encontraban en uno de los edificios mas alejados de la cancha, en uno de los baños mas escondidos, en el último cubículo; follando como animales en celo.

- ¡A-AH! ¡Mierda! ¡Si! ¡Si! ¡Si! ¡Mas fuerte! ¡Mas fuerte! - gemía el ojiazul que duras penas se podía sostener de la puerta -

- ¡Oh Nikola! - gruñó el azabache - Nunca pensé que un ángel tan puro como tu podría suplicar con tanta desesperación por una verga... ¡Te voy a coger tantas veces hasta que escurras de mi semen! -