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El pánico recorría cada rincón del cuerpo de el señor de las moscas. Tesla no le contestaba los mensajes ni las llamadas. Su mente imaginó dos escenarios: algo malo le paso o se enteró de su aventura con Lilith. Tuvo una de aquellas recaídas donde no se podía levantar de la cama.

Ya era Domingo, el ultimo día de vacaciones y nadie sabia nada sobre el croata. Sin ganas de hacer algo tomo la decisión de dormir todo el día hasta que su alarma lo despertara para ir a la tortuosa escuela a la mañana siguiente.

El chirriante sonido de la alarma lo despertó de mal humor cosa que cambio al notar que los zapatos de su novio estaban al borde de la cama. Los nervios se le dispararon al oír una puerta abrirse.

- ¡Niko! - 

El desayuno estaba sobre la mesa, pero no había nadie en el departamento. No le quedaba de otra mas que ver al castaño hasta la hora libre de ambos. El tiempo le pareció eterno. Tan pronto terminó la clase tomo sus cosas y salió disparado en búsqueda del ojiazul. No lo encontraba por ninguno de los lugares en donde solía encontrarlo. Estaba por entrar en una crisis cuando lo vio debajo de un árbol comiendo un sándwich con la su diestra y un libro en la mano libre. 

- ¿Por qué estas comiendo solo? - preguntó el pelinegro al estar cerca de su novio -

- Solo estoy... - no miraba al mayor, seguía con la mirada perdida en las letras del libro - nostálgico - 

- ¿Pasó algo? - fingió demencia y tomó asiento junto al contrario -

- Nada en especial. Solo estuve pensando - 

- ¿En que cosa? - posó tiernamente su cabeza sobre la de Tesla -

- Debemos darnos un tiempo - respondió en seco -

- P-Pero ¿Por qué? - intentaba controlar el impulso de gritarle al menor -

- Porque ya no se si me amas -

- ¿Quién fue? - le respuesta que recibió fue un silencio delator - Ah ya... Fue el - apretó el puño con tanta fuerza que parecía que se iba a reventar un hueso -

El castaño se levantó listo para irse no tenía nada más que decir entonces el mayor le jaló la mano.

- No te preocupes por mis cosas. Iré por lo que falta mas tarde - el agarre desapareció y así pudo al fin comenzar su camino -

El pelinegro no le quitó los ojos de encima hasta que lo perdió en la lejanía.

Un hombre escribía una carta:

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Un hombre escribía una carta:

"Entiendo que el amor es complicado. No te culpo por tomar malas decisiones. Porque de entre tu y yo yo fui quien cometió más errores. Nunca me pude disculpar contigo propiamente.
Nunca te voy a reprochar el porque tomaste esa decisión.
No te puedo exigir nada, yo tampoco te hice bien. Aún así esperaba algo tuyo y muy egoístamente lo tomé. Me carcome la culpa.
Ya que no te lo puedo decir, quiero que sepas cuanto te amo. Y cuanto lo siento."

;;- ᴛʜᴇ ʙᴀʟʟᴀᴅ ᴏꜰ ɴɪᴋᴏʟᴀ ᴛᴇꜱʟᴀWhere stories live. Discover now