Supongo que todo entre nosotros comenzó aquella noche. Era yo una chica ingenua que recién se integraba al ejército. Tantos eran los reclutas que me sentí abrumada. Temí no ser lo suficientemente buena para hacer mi labor
Dios, incluso llore, mis ojos estuvieron enrojecidos durante todo el entrenamiento. Cualquier brisa pequeña molestaba mi vista, obligándome a parpadear para recuperarme.
"Este es tu sueño"
Me repetía a mi misma esas cuatro palabras cada noche antes de dormir y también al levantarme.
Debía reunir toda la fortaleza que pudiera, porque nadie dijo que esto sería fácil. Ni el inicio y tampoco el final.
Cielos, a lado de todos esos soldados altos y fornidos, solo algunos. Otros eramos unos enclenques. Seguía sintiéndome intimidada.
Las voces demandantes de los superiores. No me acostumbraba a eso, siempre me sentía regañada y pequeña, terminando por sentirme estúpida por tomarme tan a pecho lo que decían.
En uno de esos días, al terminar la prueba de resistencia, estuve a punto de colapsar. Mi respiración se había detenido. Recuperarla me costaba. Y cuando sentí que todo se oscurecía...
- Oye! Me oyes? Tranquila... respira, despacio... despacio - alguien estaba conmigo, su voz se oía a la lejanía. Su figura distorsionada frente a mi. Podía verlo mover sus brazos de arriba hacia abajo. También pude ver mis manos. El las movía al mismo tiempo que las suyas.
Esa fue la primera vez que lo vi. La primera vez que me ayudo.
Lo vi como mi salvador.
Esos ojos tristes, sombríos y vacíos. Eso fue lo que vi cuando al fin regule mi respiración. Era grande, un hombre grande que estaba frente a mi haciendo ejercicios de respiración. Sentía una extraña seguridad por su cercanía. Era como si su sola presencia tranquilizara mi alma.
Recuerdo haber oído a mi padre hablar de ello.
Se trataba de una sensación peculiar que tenía alguien al estat con "esa" Persona.
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- König... Mi nombre es König
Con que ese era su nombre. Creo que no es ciudadano americano. Jamás había escuchado tal nombre.
- ¿Que significa, König? Tu... tu nombre quiero decir - corregí apenada por su mirada que rápido fue a mi cuando pronuncie su nombre.
- Rey... eso significa - respondió sin agregar nada más. Hasta su voz era apagada.
- Es bonito... - alague tratando de charlar un poco más con el. Pero parecía que quería lo contrario, porque no dijo nada más, solo se quedó ahí observándome cuando termine de tomar el agua que me ofreció para recuperarme tras la prueba de resistencia. En la que vergonzosamente fracase. Diablos, no puedo hacer ni eso bien. A este paso volveré a casa y mi madre se burlara. De la misma forma que lo hizo el día en que le dije que quería enlistarme en el ejército.
