4. ¿Quédate?

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Como era costumbre y si Satoru no tenía rondas por hacer, solían comer juntos cuando sus turnos coincidían.

—Oye idiota, ¿cómo está el niño que llego ayer?, él del accidente por colisión, — Toji pregunto con interés.

—Bien, la cirugía fue un éxito y está fuera de riesgo vital, pero está en cuidados intensivos, — Satoru resoplo.

— Lo imaginé, — Suspiro, el paciente había ingresado durante su turno. Tuvo que ser reanimado e ingresado de urgencia a cirugía.

— Si, pero basta de trabajo, tengo curiosidad, un pajarito me contó que tuviste una cita, ahora dime cómo estuvo, — Una sonrisa malvada se dibujo en el rostro de Satoru.

— Pajarito de mierda, la cita salió bastante bien, — Sonrió ingresando a un ascensor y presionando el número del piso al que se dirigirían.

— ¿Sólo eso?, — Hizo un puchero, colocándose a un lado del Alfa pelinegro.

— Callate, quiero tomarme las cosas con calma, además no he salido con nadie en años, sólo compañeros de rutina, — Bufo molesto, cruzándose de brazos.

— Aburrido, — Se burló.

El Alfa gruño y salió del ascensor rápidamente, dejando atrás a Satoru y sus burlas infantiles. El hospital mantenía un espacio de area verde, con un bonito jardín compuesto de diversos tipos de árboles, flores y una pileta.

Así como también mesas destinadas a los descansos del personal y el tiempo de espera para acompañantes de los pacientes ingresados.

Tomó lugar en una de las mesas y saco de una bolsa la comida que el Albino había comprado.

— Solo digo que hagas un movimiento rápido o alguién más se fijará en ese Omega, — Se encogió de hombros, sentándose frente a Toji.

— Yo no obligare a Yuuji, quiero que las cosas vayan bien entre nosotros, con calma y si es así, le pediré que nos unamos, además no soy su dueño, — Le mostro los dientes molesto.

— Mierda, si que éstas temperamental, — Chasqueó la lengua, saco su comida y una bolsita de papel que contenía sus amadas golosinas.

— Y tú eres un imbécil adicto al azúcar,— Tomó sus palillos y se llevo algunos fideos a la boca.

— Aunque es verdad, el Omega es bastante jóven y tú eres un abuelo, puede que lo marques y se arrepienta, — Tarareo y mastico su comida.

Toji suspiro, llevándose un bocado de carne, tratando de ignorar las palabras de Satoru.

No quería aceptarlo, pero temía aparearse y que el vínculo se rompiera con el pasar de los años, más aún si se unía con una persona como Yuuji, el Omega podría encontrar a un compañero muchísimo más joven.

Pero el no era un cobarde, si a fin de cuentas la relación no se formalizaba y funcionaba, al menos sabría que lo intento, así como se llevaría un pedacito del corazón del bonito Omega de cabellos rosas.

Los pensamientos y los lamentos de su Alfa se vieron interrumpidos nuevamente por la molesta voz de Satoru.

— No te preocupes, todo saldrá bien, a propósito ¿le has dicho a Megumi?, — Habló con la boca llena de mochi.

— No seas asqueroso y traga primero, — Hizo una mueca que reflejaba todo su disgusto y optó por ignorar al hombre.

— Supongo que no lo has hecho, — Una risita burlona escapó de los labios del Albino.

Toji se encogió de hombros y enfocó su
mirada verdosa en el recipiente de comida casi vacío, concentrado en devorar los restos de fideos para posteriormente regresar a su turno en Urgencias.

Ámame suavemente | TojiItaWhere stories live. Discover now