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Zee

Ser un alfa no es nada sencillo; no solo por estar encargado de una de las compañías que venden más omegas en Nueva York, sino por el hecho de estar rodeado de ellos. Trabajo todos los días con los demás alfas para que no se metan con ellos, pero algunos sucesos son inevitables.

La mayoría de mis trabajadores son betas para no causar tantos conflictos; sin embargo, es un problema el celo, vuelve loco a mis guardias y a veces los cuidadores no alcanzan a poner todos los supresores correspondientes.

Su lado animal sale, e interferir en el acto de un lobo, es letal.

Tener que matar a omegas embarazados no es una de mis labores favoritas, pierdo dinero y sobre todo, tiempo. El único objetivo que tengo en la vida, es poner a Empresas Panich en el puesto número uno de las mejores ventas de Nueva York, y perder mercancía no me ayuda en ese objetivo.

Que la compañía Anomakiti me pise los talones no me afecta, consigo más fácilmente omegas, sin tener la necesidad de vender betas como ellos, siendo vírgenes en su mayoría, vendo más rápido y fácil, con muy altos precios.

Perdí cuatro omegas y dos guardias ésta semana, algunos tratan de escapar de los betas para suicidarse, otros quedan embarazados o en el peor de los casos... Se enamoran de alguno de mis alfas.

En todas las opciones terminan muertos y no me puedo dar el lujo de perder más. Aunque no lleguen a ser vírgenes, cuestan mucho dinero.

Podría bien, dejar que mis trabajadores lleguen a enamorarse; mi mano derecha y mejor amigo, Net, está enamorado de un omega llamado James. Años antes sin darme cuenta, se escapaba para verlo cuando recién había llegado, se gustaron desde el principio y no podía simplemente venderlo.

No me interesa quién sea el comprador sino las ganancias y mí amigo, no sólo me ofreció todo lo que tenía, sino que también daba su vida por él. Preferí dejar que lo marcara como suyo y que se lo llevara. Permití el mismo inconveniente con mi otro amigo Max y el omega Nat.

Pero no puedo hacer eso por cada alfa que trabaje aquí; perdería mucho dinero y cualquiera lo haría.

– Net, saca tu trasero de la oficina, tenemos que ir por más mercancía. – Le digo tranquilamente.

– No entiendo por qué seguimos teniendo bajas. – Dice mientras bajamos por el elevador.

– Lo sé, tendremos que contratar más betas, no son tan fuertes como guardias pero no son débiles por el olor. – Digo mientras nos subimos al coche. – Dirígete al calabozo.

En el camino, veo mis correos de varios lugares que me mandan información de omegas vírgenes que acaban de conseguir.

Nunew

Ya no me acuerdo de la cara de mis padres ni de mis hermanos. Nunca los he podido culpar de las decisiones que tomaron con nosotros. De nada sirve estar enojado si de todas formas ya estoy en ésta situación desde hace años.

Los omegas siempre hemos sido como objetos en venta.

La mayoría nos compra como esclavos sexuales, hay algunos compradores que sólo nos usan para hacer deberes domésticas pero al final somos omegas y nuestro celo no lo podemos controlar, todos terminan violados o en el mejor de los casos, nos revenden por aburrimiento.

Todos tenemos el mismo final horroroso, a menos, que el comprador se enamore de su mercancía, pero son pocos los casos que conozco que fue así.

Yo he tenido algo de suerte, si se podría decir; todos mis dueños han sido betas y me compran para hacer limpieza, y los alfas que me han comprado, me usaron para hacer algunos "trabajos" con mis manos o lengua.

Nunca me ha dado el celo fuera de aquí, lo cual me ha ayudado para evitar ser violado; ya que, no he durado tanto en los lugares a donde soy llevado.

He perdido la cuenta de los días que llevo encerrado aquí. He tratado de escapar más veces de las que podría contar. Veo caras nuevas, escucho llantos delirantes tanto de desesperación como de dolor por el celo. Ser débil es algo nuestro y agradezco que los guardias no sean unos mastodontes alfa.

En éste tipo de lugares, nos revisan los betas para ver si somos o no usados. Si estamos limpios nos conservan para vendernos y los que ya fueron 'estrenados', se lo llevan a lugares más abiertos para subastarlos.

– Levántate niño, hoy vienen a verlos los Anomakiti. – Tiemblo ante ese nombre.

Todos los omegas sabemos que las compañías más fuertes en ventas, son ellos y la Empresa Panich.

Los diversos calabozos que hay en Nueva York tienen nuestros papeles con toda la información de nosotros, pero ellos solo se basan en si somos vírgenes o no, para después vendernos a quien sea y solo conseguir mayores ventas.

Lo más probable es que hoy se haya terminado la poca suerte que he tenido.

Nos arreglaron y vistieron a todos, en su mayoría omegas. Mi lobo interior se altera en cuanto me ponen un listón rojo en mí cuello, refiriéndose a que soy virgen. Nos ponen en fila enfrente de las puertas del lugar.

Lo más preocupante es que entre todos los coches que van entrando, no solo viene el coche con una A en el costado, sino que también llega otro con una P.

Bajan hombres alfa muy elegantes del coche Anomakiti, algunos omegas están en celo y muchos alfas se alteran, pero el autocontrol de los dos alfa de Panich, es impresionante.

Se acercan a revisarnos, y entre lo nervios abundantes que tengo, un olor electrizante golpea mis fosas nasales.

Hay tantas personas que no logro distinguir de donde viene y el olfato de omega, no ayuda mucho.

De repente veo como un gran alfa con cara decidida, quita a todos de su camino con empujones, se acerca hasta mí y me observa de pies a cabeza. Tiemblo ante su mirada, pero a la vez me hipnotizan sus ojos amarillos.

Observa mi cuello y alcanzo a escuchar un 'maldita sea' después de sobar el tabique de su nariz. Alza su potente mirada hacia a mí y antes de hablar, me señala.

– Me lo llevo. Ahora.

No puedo evitar lo inevitable... No más.














MÍO Where stories live. Discover now