3

1.1K 144 3
                                    

Nunew

Llevo lo que parecen horas, temblando de frío, no logro conciliar el sueño. Abro los ojos de vez en cuando para ver lo que hace Zee detrás de su escritorio, en ningún momento he sentido su mirada en mí.

Tal vez no esté interesado en un omega como yo o simplemente no siente lo mismo que yo con su olor.

El calor de mi lobo no me protege de la fría oficina pero para un lobo como él, no le afecta, tan así que hasta abrió una ventana detrás de él; al parecer tiene calor mientras yo me congelo.

Prácticamente soy un esclavo aquí, una mercancía más, y no tengo derecho a pedirle nada.

– Rayos. – Digo en voz muy baja mientras me ataca otro temblor.

– Es suficiente. – Su potente voz me hace abrir los ojos asustado y creo que ahora temblaré por nervios. – Alcanzo a oír cada temblor que tienes.

– Lo s-siento. Es que e-está muy frío a-aquí. – Esperé el grito que me merecía.

Muchos me habían gritado antes, se hartaban de mí y por eso me regresaban a los calabozos.

– Espera aquí. – Mi temblor se intensificó cuando cerró la puerta fuertemente.

Cuando tocaron la puerta, percibí otro olor que no era el que me gustaba, pero sí uno que conocía.

– Con que sigues aquí omega, ¿dónde está Zee? – Lo primero no lo dijo tan sorprendido.

¿Estará acostumbrado a ver omegas aquí?

– N-no sé, salió hace un m-momento. – Su cuerpo alfa me intimida.

– Tartamudeas mucho, me recuerdas a mi pareja cuando nos conocimos. – Eso me hizo sorprenderme.

– ¿Ustedes pueden tener parejas? – Por fin hablé claro.

– Pues de poder como tal, no, los alfas de aquí no lo tienen permitido. – Dijo con cierta gracia en su mirada. – Pero Zee, dejó a mi amigo Max y a mí, quedarnos con nuestros omegas.

Esa mirada brillosa hablaba por él, se ve que en serio quiere a su pareja.

– ¿Entonces puedo encontrar aquí a mi p-pareja? – Aunque pudiera me venderán pronto.

– No pongas esa mirada cachorro. – Se dio cuenta de mis pensamientos. – De hecho tú pareja está aquí, falta que quiera conservarte.

Eso me hizo sonreír.

– ¿En serio? ¿Si es un guardia, el señor Panich me dejaría quedarme con mi pareja? – Pregunté muy rápido pero aun así logró entenderme.

– Si fuera un guardia, no te dejaría, pero no te preocupes por eso.

Iba a preguntar a qué se refería cuando lanzó un guiño de confianza, pero se escuchó un fuerte gruñido en la puerta.

Zee

– Veo que ya se conocieron. – Me molesta de alguna forma que Net hable tan naturalmente con el omega.

Dejo la cobija que conseguí, al otro lado del sillón donde se encuentra él.

– El cachorro es simpático. – Tengo que omitir el gruñido, no puedo seguir con esto.

– Se venderá dentro de poco, no te encariñes. – Volteé a ver la mirada triste del niño, la cual no me gustó. – Ahí tienes otra cobija, con eso se te quitará el frío.

- Oye en mi cuarto está la cama de James, hoy se ha quedado en casa y no hace tanto frío allá. – Me dijo Net con una sonrisa de complicidad.

¿Qué carajos estará tramando?

MÍO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora