11

959 108 1
                                    

Zee

Tantos días fueron una tortura lejos de mi cachorro. Todos saben que no se puede estar tanto tiempo separado de tu pareja, llega a ser muy doloroso, pudiendo causar hasta depresión.

Pero por él, trabajé toda la semana para lograr arreglar todo. Sé que le gustará y habrán valido los días en los que no lo pude ni ver más de una hora.

Ya extrañaba su lindo sonrojo. Sí me acordé que hoy en su revisión le diría el doctor si le daba el permiso, pero estaba más emocionado por la sorpresa que se me olvidó preguntar.

Ahora que veo su mirada de súplica, todo puede esperar. Tengo que darle a mi omega lo que no pude en una semana.

Mi lobo solo quiere arrancarle la ropa y embestirlo toda la noche, pero no hay que ser doctor para saber lo lógico. Sé que debo tener mucho cuidado, su estómago está más abultado y sé que está más sensible en éste estado.

Lo llevo al que era nuestro cuarto tomados de las manos. Su delicioso aroma inmediatamente llena toda la habitación. Mi lobo gruñó y mi miembro dio un gran salto.

Los ojos de mi cachorro están más azules que de costumbre, podrían hacerse negros en cualquier momento.

Se acostó lentamente en la cama hasta llegar a la cabecera. Abrió sus piernas y sin ninguna palabra necesaria, gateé hasta él.

Puse mi cabeza en su vientre, colocando mi mano para darle una caricia, mientras puse mi oído para escuchar los ligeros latidos.

– Se bueno con papá, le daré mucho amor y no quiero lastimarlos. – Nhu acarició mi nuca.

Con una sonrisa de ternura, posó su mano en mi mejilla y me jaló hasta sus labios. Levanté su playera para sentir su piel tan suave, que se erizaba ante mi toque. Terminé de quitarle la ropa y después de varios besos, él me desnudó, quedando los dos en bóxer.

– Tú dirigirás cachorro. – Nhu asintió tímidamente pero supo qué hacer.

Nos volteó para después colocarse a horcajadas sobre mi miembro. Me enderecé para rodear su delicado cuerpo con mis brazos.

Sonreí sintiendo su infladito estómago chocando con mi fuerte abdomen. En un abrir y cerrar de ojos, nos quitamos la última prenda.

– Alguien ha estado desarrollándose más. – Miré el pene de mi cachorro y de cachorro ya no lo tenía tanto.

Desde que lo había marcado, vi que empezó a cambiar físicamente, su cuerpo estaba ganando musculatura, más fuerza a la hora de pelear y estaba empezando a hacerse más alto.

– Te amo. – Dijo sin cortar el contacto visual mientras vaciaba lubricante sobre su entrada.

– Te amo más. – Acuné su cara y vi sus lágrimas asomarse mientras sonreía.

Es más sensible, llora para todo y se enoja fácilmente, sus cambios hormonales serán peores más adelante, y aun con todo esto, no podría dejar de amarlo nunca.

Empecé a succionar sus lindos pezones con cuidado y tomé su creciente miembro para hacer movimientos de arriba a abajo. Tanteé su entrada con mí mano libre y sí, efectivamente se siente más cerrada. A pesar de que su entrada se lubricaba sola, me vertí más lubricante en los dedos, lo considerable para no lastimarlo.

Antes de que metiera el primero, le besé la frente para que se relajará, su confianza estaba en todo momento conmigo.

Nunew

Zee se estaba comportando de lo más dulce, hacer el amor era magnífico con mi pareja y estando embarazado podía sentirlo más.

No me importó la punzada de dolor, sabía que se pasaría en un rato y el placer llegaría.

– Ne-necesito o-otro... – El placer me empezaba a invadir y mi lobo pedía por más.

Viendo atentamente todas mis reacciones, Zee metió otro. Eché mi cabeza hacia atrás, atrayendo la cabeza de mi alfa a mí cuello.

– Muérdeme. – El doctor no dijo nada de eso así que podría marcarme y yo podría excitarme todavía más.

– Nunew... – Su ronca voz dudo un poco pero se acercó a mí. Sé que no quería lastimarme por lo tanto, no me mordió.

Metió un tercer dedo y aceleró un poco más las pequeñas embestidas. Besó la curvatura de mi cuello y lamió mi manzana de Adán, dejando varias marcas.

Saqué sus dedos de mi interior y lo acosté, acariciando rápidamente su miembro. Me agaché hasta sus labios para besarlo apasionadamente.

Empecé a penetrarme lentamente. Sentí un ligero dolor pero aun así seguí bajando, las manos de Zee tomaron mi cintura mientras echaba su cabeza hacia atrás por la sensación de ser uno.

Nos quedamos quietos, sintiendo miles de sensaciones en nuestros cuerpos, la conexión se hacía cada vez más fuerte entre nosotros y ambos aromas se desprendían fuertemente.

Pensando en no lastimar a mi bebé, empecé a sacar e introducir lentamente el pene de Zee. ¿Quién iba decir que hacer el amor muy lento podría dar más placer?

– Po-por favor... Muérdeme... Mi Zee. – Dije entre gemidos.

Me recosté sobre su pecho mientras el empezó a dar lentas embestidas. Sus dientes se clavaron en mi marca provocando que ambos gruñéramos excitadamente.

Con cada mordida transmitíamos todo lo que sentíamos por el otro, ocasionando un grandioso y prolongado orgasmo de mí parte, salpiqué el abdomen y pecho de mi alfa.

No nos arriesgamos cuando su miembro empezó a hacerse grande. Antes de que me llenará más de lo que ya estaba, lo sacó de mi interior.

Lo masajeé velozmente, se engrosaba más en mi mano haciendo que ni pudiera rodearlo con mi mano.

Lo metí a mi boca, solo me cupo la cabeza y unos centímetros más abajo, pero fue suficiente para llenar con su caliente semilla, mi boca. Me tragué parte de ésta y otra salió por mis labios.

Era demasiado para mí.

Nos limpió después de algunos minutos, para luego cubrirnos con las sábanas. Pegó mi espalda a su pecho y lamió la mordida que tenía poca sangre.

– ¿Querrás otra ronda? – Mi timidez se podría quedar atrás, tenía bastantes ganas de más.

– Mañana te llevaré a ver una sorpresa temprano así que descansa un momento y por supuesto que seguiremos en un rato. – Dijo besando mi cabeza con una sonrisa.

Nunca se había portado tan cariñosamente, me acordé del primer momento en que nos conocimos y él me rechazaba precavidamente. Y ahora estaba completamente feliz, por estar en sus fuertes brazos rodeándome hasta mi vientre.

Él es mío y yo soy suyo. Y este cachorro será el resultado de un amor que al final se dio inesperadamente.











MÍO Where stories live. Discover now