OSCURIDAD.

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"Aquello a lo que te resistes, persiste"

Carl Jung.

[POV YEONJUN]

El agitado sonido de mi corazón golpeaba con fuerza mis oídos, por más que lo intentaba, por más que me esforzaba, no lograba avanzar. Las ramas se rompían bajo mis pies y el olor a tierra mojada me daba ganas de vomitar, mis pequeñas manos intentaban abrirse paso entre la espesa maleza, pero esta seguía golpeando con fuerza mi rostro, abriendo la piel, marcándola para siempre. La desesperación se hacía cada vez más grande, lo podía sentir detrás de mí, tan cerca que su respiración golpeaba contra mi cuello. Intentaba correr más rápido, pero mis piernas ya no respondían, estaba perdido, ya no había caso "él" estaba frente a mí, un hombre sin rostro, con solo cuencas negras en donde deberían de estar sus ojos, nariz y boca, esa tétrica sonrisa llena de una oscuridad que helaba la piel, me había atrapado, ya no había a donde ir...

La imagen de aquel monstruo sin rostro desapareció en la oscuridad de mi habitación, pero el miedo, la desesperación y la tristeza se quedó conmigo como cada noche que soñaba con "él. Aún ahora luego de diez años de aquel horrible incidente, seguía despertando con pesadillas, el "hombre sin rostro" se había convertido en mi monstruo, algo que rondaba mis sueños cuando me encontraba bajo mucho estrés, algo que me hacía despertar llorando y sudando, sintiéndome sofocado y con la sensación de que en cualquier momento saldría del rincón más oscuro de mi habitación.

Tuve que levantarme para cambiar las sábanas, estas estaban empapadas de sudor y lágrimas, casi podía jurar que si las exprimía saldrían gotitas de estas. Me estiré un poco, incapaz de poder volverme a dormir o si quiera intentarlo en ese momento, así que caminé en silencio hasta la cocina y me serví un vaso de agua fría para intentar calmarme; afuera, la negra noche envolvía el jardín y lo hacía lucir un tanto tenebroso y, aun así por muy extraño que pareciera eso no me daba miedo, de hecho, me gustaba ver las sombras que se dibujaban cuando había luna llena, pero para mi mala suerte, esta no se vería hasta dentro unos días más.

La pregunta del millón llegó junto a una fuerte ventisca que sacudió los árboles, ¿por qué había soñado con "él"? No estaba bajo ningún estrés y no lo estaría hasta dentro de muchas semanas, cuando los exámenes comenzaran y aun así, mis pastillas para dormir estaban en la repisa del baño, esperando por mí.

Las campanas de viento que tenía colgadas mi madre afuera comenzaron a sonar al ser alcanzadas por el viento haciéndome dar un pequeño brinco, su sonido un poco tétrico a esas horas de la madrugada era algo que realmente me relajaba, mi novio llamándome raro cuando se lo confesé.

Deje el vaso sucio en el fregadero, ya lo lavaría por la mañana, ahora necesitaba ir a dormir o no me despertaría para la cita que tendría mañana con mi novio, por suerte el sueño nuevamente llegaba a mí y sería fácil reconciliarlo, apenas había subido el primer escalón cuando el sonido del papel al ser movido por el viento llamó mi atención. Regresé sobre mis pasos y caminé hasta la pared de dónde provenía el ruido, las hojas del calendario volaban y regresaban a su lugar así que fui a cerrar la ventana que seguramente mi madre había olvidado cerrar y me pare frente a aquel medidor de tiempo.

Aún no le habían quitado la hoja del día anterior, así que este seguía marcando 11 del mes cuatro...

Sentí un pinchazo en la espina dorsal al entender un poco todo, ¿así que era por eso? Estiré mi mano hasta que mis dedos atraparon la delgada hoja de papel y la retiré de un tirón, dejando expuesto el número 12, sintiendo mis tripas removerse, comenzando a sudar frío queriendo ignorar la razón.

Pero la sabía y era por ello que todo se volvía más escalofriante, más aterrador y demasiado triste, al punto que sentí mis ojos escocer por las lágrimas que intentaba contener sin éxito alguno:  hoy se cumplían diez años de su desaparición, hoy se cumplían diez años de ese trágico día.

ㅡ¿Estás enojado porque no iré a verte?

Le hable al calendario como si ese objeto inanimado fuera a responderme, sin embargo, las campanas de viento sonaron e hicieron eco en la casa, tomé aquello como una respuesta afirmativa.

Soobin amaba esas cosas, por Soobin se habían colgado al menos una en todas las casas de aquel vecindario.

ㅡLo lamento, prometo levantarme más temprano para poder ir a visitarte, lo... lo había olvidado.

Y como si aquel objeto que se balanceaba afuera tuviera el alma de mi mejor amigo atrapada, comenzó a sonar como loco, probablemente otras personas le habrían atribuido aquello al viento, hubieran buscado la lógica a la situación o hubieran huido, pero yo ni siquiera tenía miedo, al contrario, saber que él aún se acordaba de mí, me ponía de cierto modo feliz.

ㅡNo te enojes Binnie, prometo que te llevaré tus flores favoritas y esos dulces que tanto nos gustaban a ambos.

Y así como aquel objeto había sondado de la nada, dejó de hacerlo, al menos no de aquella forma escandalosa, haciéndome sonreír, aunque esa sonrisa fue interrumpida por un largo bostezo, así que regresé a mi habitación y me mentí entre las sábanas, dentro de unas horas tendría un día pesado y si quería cumplir mi promesa a Soobin, debía dormirme ya o no despertaría para ir a verlo.







La luz de la mañana entraba por la ventana, pero no fue eso lo que me despertó, eso no era suficiente para despertar a Choi dormilón Yeonjun, fue la voz histérica de mi madre que parecía hablar con alguien por teléfono, luego el sonido de televisor al encenderse a un volumen bastante alto, llenó la casa, haciéndome gruñir al ver el reloj junto a mi cama, la seis con veinticinco de la mañana, este definitivamente no sería un buen día.

ㅡNo, él sigue dormido, iré a despertarlo, Yeonjun se desmayara cuando lo sepa...

La voz de mi madre cada vez se escuchaba más y más cerca, teniendo que cubrirme el rostro, para amortiguar un poco su sonido chillón.

ㅡJunnie-ah, bebé... despierta, Yeon despierta... Con un carajo, ¡que despiertes!

Y sí, solo así quite la almohada de mi rostro, mirando a mi madre con cara de pocos amigos, tallando mis ojos, intentando acoplarme a la luz.

ㅡSabía que la otra señora no eras tú, "Junnie-ah" ㅡImite su voz ganándome un golpe en la frente. ㅡ ¿Por qué tanto escándalo mamá?

ㅡYeonjun... Lo encontraron.

ㅡ¿Qué encontraron?

ㅡNo es qué, es quién...

Me incorporé lentamente, intentando asimilar las palabras de mi progenitora, pero ninguna tenía sentido para mí.

ㅡNo sé de qué hablas... y si no me lo dices ahora, voy a volverme a dor...

ㅡ¡Encontraron a Soobin!

La sonrisa de mi madre me hizo creer que aquello era una broma de mal gusto, pero al regresar en sí y poner atención a lo que el hombre de las noticas decía, empujé las sábanas y salí corriendo de mi habitación hasta la sala.

ㅡYeon, al menos ponte el pantalón del pijama, te vas a resfriar.

Y es que estaba acostumbrado a dormir en bóxer solamente, pero aquello me importaba tan poco en ese momento que deje de escuchar la voz de mi madre cuando mis ojos se encontraron con unos conocidos y muy asustados ojos, me miraban o mejor dicho, miraban a las cámaras mientras era bajado de una patrulla y luego metido al hospital.

No sabía que había estado conteniendo el aire hasta que mis pulmones me pidieron oxígeno a gritos, girando a ver a mi mamá quien me sonreía de forma cálida, con los ojos llenos de lágrimas, el teléfono aun en la mano y tan atónita como yo.

Giré a ver el televisor donde repetían una y otra vez la imagen de aquel chico asustado, sucio y desnutrido, de Soobin... de verdad era mi Soobin.

ㅡYeonjun... cariño...

Y fue todo lo que pude escuchar antes de desvanecerme en oscuridad.

MIRROR [YEONBIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora