0031 | despedida

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L U A N A       
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marzo 13, 2022
turín, italia

Paulo hoy juega de local y vinimos solo porque Luca lo pidió y es el último día de Camila y los nenes en Italia, además de que Francesca desde el día que vió a Paulo cinco minutos quiso volver a verlo.

Cuando llegamos al estadio, entramos los cinco y nos sentamos bajo los palcos.

–No me quiero ir —Fran abraza a Luca.

–Y quédate a vivir conmigo para siempre.

–¿Puedo? —ella mira a su mamá.

–No amor, nosotros tenemos nuestra casa en Argentina, vos tenes que ir al jardín... después vamos a volver y nos vamos a quedar unos días si te portas bien en casa.

–Cuando yo tenga vacaciones en el club te prometo que voy a ir a tu casa —Luca la mira—. ¿Me vas a recibir?

–Si.

Se queda sentada encima de Luca mientras mira videos el celular de él. Los dos se aman muchísimo pero Luca si entiende que ella se tiene que ir pero ella no entiende que se tienen que alejar por un tiempito porque su vida ahora está más lejos que antes que se veían todos los fines de semana.

–Te amo, te amo —miro a Bauti y él se ríe.

–Hola maina decile —Cami lo mira.

–El día que me diga maina me muero.

–Antes que papá va decir igual —la miro mal y ella rie—. No me voy a meter en esa porque vos defendes a tu amigo.

–Nos vamos a cagar a piñas acá y vamos a ser noticia.

–No gracias, tenés pinta de que si me agarras me haces mierda.

–Si en todo sentido.

–Ay Luana —rie.

–Vos sola pensas sexualmente, yo hablaba psicológicamente.

Cuando empieza el partido Francesca saluda a Paulo desde nuestro lugar y él le responde el saludo. Que hermosos. Llega a tener una nena y se muere.

Paulo le dedica un gol a Fran y ella lo festeja con él. La amo.

Apenas termina el partido, viene un seguridad y nos lleva a ver a Paulo.

–Hola mi cielo —se agacha abriendo los brazos y Fran va corriendo abrazarlo.

–A vos te dijo —Camila me codea.

–Cállate pelotuda.

–Hola pola —alza a Bauti y le besa el cachete.

–¿Me das tu camiseta?

–Está toda transpirada... —mira a Camila y ella se encoje de hombros—. Bueno, que la laven... que onda gato.

–A ella un gol si, y a mí nunca —Luca lo señala.

–Catorce años tenes hermano, ella es una nena.

–Y que me importa, yo soy tu hijo.

–La próxima te dedico, deja de mariconear.

Luca revolea los ojos mientras ve al papá hablar con Bau y Fran.

–¿Vamos a comer? Ya vamos a salir.

–Nosotros ya nos vamos, el vuelo sale en un ratito...

–¿Vos? —me mira a mi y yo me encojo de hombros y señalo a Luca.

–Con mamá vamos.

–Los llevo a ellos y vamos.

Él asiente y saluda a Fran y Bau para después irse a su vestuario.

–Amiga, ¿Por qué te pones tan nerviosa?

–Nada que ver... tengo hambre de ravioles.

–Antojo se llama.

–Camina Camila o te dejo acá.

Ella ríe y sigue caminando hasta el auto.

Llegamos al aeropuerto y empieza la despedida.

–Te dejo esto para vos —Luca le da una remera suya que fue con la que ella anduvo en toda su estadía.

–Bueno, vamos —Cami los apura.

–Buen viaje —la abrazo—. Cualquier cosa me llamas.

–Si ya se amiga, no te preocupes —me besa la frente.

–Me pone mal.

–Lejos o cerca los vas a seguir viendo, vas a verlos crecer, van a saber quién sos y todo lo que se que te preocupa... tranqui.

–Nos vemos amor de todas mis vidas —Luca abraza a Francesca.

Yo quiero llorar porque la tristeza que tiene esa criatura encima porque se tiene ir se le nota muchísimo, sus ojitos brillosos con lágrimas me hacen mal a mi y, obviamente, lagrimear un poco pero me contengo porque va ser peor si lloro.

–Te amo mi rey —beso la frente de Bautista y se lo doy a la mamá.

No espero ni a qué crucen la puerta que ya agarro al otro y me voy porque me pone muy maricona esto y las despedidas en general.

Cuando llegamos a la casa de Paulo me lavo la cara y me siento en la mesa porque yo no pienso cocinar, invitó él, cocina él.

–Andas sensible vos o qué —me mira.

–No quería que se vayan.

–Vos sabías que se iban a ir, no se iban a quedar acá para siempre... cada uno tiene su vida.

–Crecen muy rápido... la próxima vez que vea a Bau ya va pararse solito seguro.

–Es la ley de la vida, los nenes crecen y uno se queda ahí viendo como lo hacen sin poder hacer nada... pero es lindo cuando los ves así —señala a Luca sentado jugando a la play—, y te das cuenta el tiempo que pasó con vos y lo grande que está.

–Yo si me dan a elegir prefiero que se queden chiquitos y míos.

–Bueno, tené otro no sé... no seas egoísta, los hijos no son de uno, son de la vida y también van a crecer y van a tener su familia y van a tener su camino.

Lo miro y él se encoge de hombros.

Dice todo esto porque está distanciado de mi, si no me hubiese consolado realmente y abrazaría pero ahora me lleva la contra.

No me importa lo que me diga, a mí me pone triste igual.

anyone ; paulo dybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora