¿Por qué?

38 3 0
                                    

En menos de un segundo el joven de cabellos dorados quedé cubierto por un líquido rojo, se encontraba con la mirada hacia el frente completamente impactado y shokeado por lo acontecido aunque aún no lo procesaba del todo, por unos segundos estuvo ausente, se tele transportó a otro mundo, se imaginó que aquello no estaba ocurriendo, que estaba soñando…pero debía volver a la realidad…y así lo hizo.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~Edward~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Intenté comprender las imágenes que se habían presentado ante mis ojos…una figura…una figura un poco más alta que yo y vestida por un largo abrigo negro que lo cubría casi por completo además de un sombrero del mismo color que ocultaba su rostro se había aparecido ante mi tan rápido que ni siquiera me di cuenta, lo primero que vi fue a Al corriendo hacia mi, cuando por fin pude reaccionar ya era demasiado tarde, mi ropa estaba cubierta de sangre, pero…no era mia.

-Al…

No podía moverme, por alguna razón no podía reaccionar, la sangre de mi hermano pesaba sobre mi al igual que el odio y la rabia que me habían inundado por completo en ese momento, mientras observaba a tan solo unos pasos de distancia a Al de espaldas hacia mi lo oí gritar de dolor, un penetrante grito que hizo eco en aquella ciudad rodeada por cerros y montañas. Bajé mi mirada solo un poco, lo suficiente para ver como un objeto un poco más delgado que el grosor de mi brazo atravesaba a mi hermano por el costado izquierdo de su estómago hasta mostrar su filosa punta frente a mi, lo había atravesado por completo.

Retiré lo que parecía ser una extensión de su brazo de mi hermano, un último grito de dolor proveniente de su garganta quedé ahogado por la sangre que corría a montones de su boca, para luego arrodillarse y posteriormente caer al piso sin ninguna resistencia.

-¡AAAAAAAAL!– por fin pude reaccionar.

Me apresuré en transmutar mi automail en el arma de siempre dirigiéndome hacia esa figura que retrocedió un poco, aparentemente poco satisfecha con los resultados de su ataque. Intenté atacarlo, pero era demasiado rápido y me esquivaba con facilidad, no me importaba, iba a continuar así segado por las lágrimas que estaban a punto de caer por mis ojos hasta que mis torpes ataques dieran resultado. En ese momento soltó el arma que traía en sus manos, estaba actuando a la defensiva, no entendía el por que si supuestamente debería ser yo el herido, no Al…

Al…

Me giré solo unos momentos para contemplar aquella escena…a mi espalda mi hermano yacía en el suelo teñido más y más a cada segundo por su sangre que se derramaba sin piedad. Volví a prestarle atención al infeliz que había hecho esto… solo sentí el fuerte impacto de sus botas sobre mi estómago, lo cual me lanzó algunos metros lejos de el, caí en el frio suelo pero apenas sentí el impacto, solo me quedé recostado mirando hacia el oscuro cielo que comenzaba a liberar aquellas pequeñas y tímidas, pero a la vez refrescantes, gotas que se fundían con las abundantes lágrimas que corrían por mi, ahora, inexpresivo rostro…

Intenté levantarme, pero la misma bota impidió que lo hiciera presionando mi pecho contra el suelo. Miré con el desprecio notoriamente marcado en mi rostro a la cara de lo que ahora parecía ser una simple sombra, completamente negra con excepción de sus labios, lo único que se veía bajo aquel sombrero que cubría casi todo su rostro, me miraba con una expresió.n de diversión, todo lo que estaba ocurriendo lo hacía por placer, el placer de vernos a mi y a Al en esas condiciones. Después de atacar a mi hermano comenzó a jugar conmigo, me quería ver sufrir, eso lo sentía en el aire.

-¡¿Quién demonios eres tú?!

-Deberías tener más respeto niño- dijo notoriamente divertido- no estás en las condiciones de hablarme así- aumentó la presión sobre mi pecho.

Intenté atacarlo con mi automail, lo suficiente para que me soltara y poder levantarme, pero apenas lo notó predijo mis movimientos y de sus manos salieron pequeñas navajas, las cuales atravesaron mi ropa casi rozando mi piel para luego quedar ensartadas en el suelo, aprisionándome contra éste.

Se agachó lentamente con otra navaja en su mano derecha, me mostraba su filo, como brillaba cuando pequeños haces de luz rebotaban en su pulida superficie, era un objeto pequeño, pero en ese momento volví a sentir lo que hace mucho tiempo no sentía…miedo…

-¿Qué? ¿te gusta? No dejas de mirarla…-dijo mientras acercaba cada vez más a mi el filo de su arma- ¿ahora eres mudo? Vaya…eso no es divertido… me gusta que mis víctimas supliquen.

Acercó la navaja a mi cuello y lentamente comenzó a deslizarla de manera superficial, pude sentir el paso de ésta por un ardor que cada vez se iba haciendo más extenso.

-¡Ya-yamete!- continuaba mirándome aparentemente divertido por la cara de terror que mostraba- ¿doushite…?
Antes de que pudiera decir algo la luminosidad de un rayo seguida por el grave sonido del posterior trueno nos distrajo a ambos, miró a su alrededor y su expresión cambió de divertida a irritada.

-Que molesto… detesto no poder terminar mi trabajo…

-¿T-trabajo?

-Lo siento pequeñín, pero será para la próxima- dijo levantándose- de todos modos…tengo bastante tiempo para jugar contigo luego, por ahora supongo que me tendré que conformar con la sangre de tu hermano- señaló levantando su mano derecha manchada en sangre- aunque me pagarán menos.

-¡¿Pagar?! ¡¿alguien te pagó para hacernos esto?!

-Ya lo averiguarás…

Después de eso se alejó rápidamente de mi y desapareció de mi vista antes de ni siquiera pudiera decir algo más.
Mi corazón latía tan fuerte que lo escuchaba a pesar de mi respiración, mis manos temblaban pero con un poco de esfuerzo logré zafarme de aquellas navajas y con suerte pude sentarme en el suelo, estaba sudando en frio…no podía sacar esas palabras de mi mente… hasta que lo recordé…

-¡Al!

Me acerqué rápidamente a el, lo tomé en mis brazos, ya había perdido mucha sangre y aún no dejaba de sangrar… no se movía… acerqué mi oído a su pecho, su corazón aún latía pero débilmente.

-¡Kuso! Al, ¡por favor, resiste!, vamos hermano, ¡abre los ojos!

Rápidamente me despojé de mi abrigo, lo coloqué en el suelo para luego quitarle a el toda la ropa que llevaba desde la cintura hacia arriba y recostarlo sobre el abrigo café, la herida se veía más grande de lo que creía y no cesaba de sangrar, Comencé a desesperarme y el líquido comenzaba a amenazar con desbordarse de mis ojos nuevamente.

-¡Maldición, Edward! ¡Cálmate!- me grité a mi mismo sacudiendo mi cabeza rápidamente.

La lluvia caía cada vez con mayor intensidad limpiando un poco la escena manchada en rojo, mi cuello aún sangraba un poco pero simplemente no le di importancia, tomé la prenda de ropa que tenía más a mano y la destrocé, era la chaqueta de Al la cual utilicé para limpiar un poco su herida, no tenía tiempo que perder intentando desinfectarla, sí, podía causar problemas más adelante pero no tenía los elementos para hacerlo y si me tardaba demasiado en detener la hemorragia no habría un “más adelante”. Volví a cortar la chaqueta en otros pequeños trozos para ejercer presión sobre la herida con éstos y detener la sangre, cuando comenzó a detenerse volví a romperla pero esta vez a modo de venda, no era lo suficientemente grande así que transmuté toda su ropa, sin retirar los trozos más pequeños vendé lo más firmemente que podía su estómago.

Hecho esto me detuve un momento para calmarme, estaba demasiado alterado y respiraba con dificultad, además de una o dos lágrimas que se habían escapado, pero ¿qué podía hacer?, simplemente era necesario mirar a mi alrededor para perder toda esperanza. Me encontraba en la mitad de la nada, lejos de cualquier tipo de civilización en una ciudad abandonada, la estación del tren se encontraba a kilómetros de allí y tardaba horas en llegar al primer pueblo, mi hermano se estaba muriendo desangrado, y por si no fuera poco había un asesino sediento de sangre que posiblemente podía volver en cualquier momento por nosotros.

Ahora… la pregunta es… ¡¿QUE… DEMONIOS PUEDO HACER?!

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~

Holaaaaa.

Paso a recordarles que está serie se actualiza todos los domingos a cualquier hora de la madrugada.

Nueva VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora