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La mente de Feng Xin era un nido de pensamientos malvados en contra de Linghua. La haría pasar el peor momento de su vida, y lejos de "robarle" a Mu Qing, todo ya era algo personal. Esperaba pacientemente a la llegada de Linghua mientras observaba a Mu Qing y pensaba en una cosa:

¿En realidad estaba haciendo esto sólo porque alguien robo a Mu Qing de su equipo?

La repuesta era clara en su mente, pero era difícil de digerir. No tenía claro lo que sentía hacia Mu Qing, pero cuando sintió el vacío que la presencia de Mu Qing dejó en él cuándo decidió irse con Linghua, fue una sensación angustiante y molesta. Definitivamente eran sensaciones aterradoras y no precisamente por dolor.

Amar era así. No todo era color de rosa como en las novelas suelen pintar, era todo lo contrario a ello, sentir esa molestia al involuntariamente desarrollar sentimentos hacia una persona desconocida y/o conocida, los momentos en los que tus emociones no son claras y deseas dejar de querer a esa persona, las noches en vela pensando en que quieres obtener de esa persona, ¿tus sentimientos son sinceros? ¿estás seguro o segura de qué es lo que sientes? ¿En realidad te gusta? ¿Que vas a hacer?
La televisión es una mierda pintada de colores pasteles.

Ahogado en planes y emociones, Linghua llegó hasta ellos, con unos papeles en las manos. - ¿Qué es eso? - Preguntó directamente.

Linghua parecía emocionada. Respondió llena de alegría. - ¡Son tickets para participar en los juegos que dan premios si ganas! -

Bien, el plan empezó desde que ella mencionó los tickets.

Se dirigieron sin muchos problemas al primer juego. Según Linghua, tiro al blanco.

¡Para Feng Xin esto era pan comido! Era un Dios, y el arco era algo que lo caracterizaba, y aunque Mu Qing también era bueno, no lo era tanto como Feng Xin. La primera en intentarlo fue la anfitriona.

Ella presumió antes de intentarlo. - En mi antigua escuela participé y gané en las competencias de arco, esto no es difícil para mí. Anda Mu Qing, ¿que es lo que quieres que consiga? ¡Te lo daré! - ¿A donde se había ido la muchacha tímida que se acercó a su silla sólo a robarle a su amigo? De todos modos, nadie en el plano mortal sería tan bueno como Feng Xin el arco.

Mu Qing paseó su mirada en los estantes, y casi nada le llamó la atención, hasta que vio un pequeño llavero con el nombre de su antiguo nombre de Dios y era el premio más bajo de todos. - Quiero ese llavero -

A diferencia de las películas en dónde las protagonistas siempre eligen los premios más difíciles de conseguir, Mu Qing sólo escogió un simple llavero con su propio nombre de Dios. Seguramente ese premio era el menos deseado, y sí por mala suerte lo obtienes, lo regalarás a tu abuela creyente, ¿no es así?

Linghua hayó esto como un acto muy tierno, y no preguntó mucho más. -Bien, ¿ese no es difícil? -

El plan de Feng Xin se iría a la mierda si Linghua lograba darle al casillero adecuado para obtener el llavero; así qué, cuando Linghua lanzó la flecha, Feng Xin agitó sigilosamente unos de sus dedos, de donde brotó un pequeño aire espiritual no visible e hizo que la flecha de Linghua se saliera de la trayectoria, dando como resultado que la flecha haya caído en el espacio del premio mayor, un mega oso de peluche.

¿Esto era bueno o malo?

"-Feng Xin eres muy cruel, jaja-"

Casi se cae de espalda cuando la voz de Mu Qing sonó en sus oídos. Pensó que estaba usando la red de comunicación espiritual, pero estaba equivocado... Mu Qing de verdad se le había acercado tanto sólo para hacerle este tipo de broma, y todo mientras Linghua recogía el premio.

"-Cruel mis bolas-"

"-Sucio-"

"-Tu empezaste-"

Linghua llegó hasta Mu Qing con una cara de derrota y algo sonrojada por haber presumido tanto, y al final no consiguió lo que quería.

Cuándo estaba a punto de pedirle disculpa, y que si quería podía usar un ticket e intentarlo él, Feng Xin arrebató el ticket de sus manos, caminó tranquilamente hacia el puesto, y lo intercambió por un intento.

Estaba tan familiarizado con el arco, que sin darse cuenta ya había acertado al premio que Mu Qing había pedido. Tenía un rostro serio, lo que hacía ver su asaña incluso más atractiva. Se acercó hacia Mu Qing, y extendió el llavero que sin esfuerzos consiguió. - Linghua no pudo, pero yo si. Eso también esta bien, ¿o me equivoco?-

Mu Qing sólo rodó los ojos, como siempre.

Linghua estaba a punto de caerse de espalda. Ese tiro suyo jamás debió fallar. La distancia no era ni la mitad de lo que ella había superado en competencias, y los casilleros de el premio menor eran más grandes que el resto de los premios, era imposible fallar. Estaba a punto de llorar. ¿Que carajos se hacia ella con un oso del doble de su tamaño?

¿Seria buena idea dársela a Mu Qing? Mu Qing nunca había escogido el oso en primer lugar, por lo que no sentía ningún tipo de atención hacia el oso.

O eso pensó hasta que Mu Qing llegó hasta su lugar, y con una mirada seria le habló: - ¿No piensas darme el oso?- Si Mu Qing le ordenada, ¿quién era ella para negarse?

El plan de Feng Xin medio fracaso-medio triunfó. Quería llorar. "Esto no se quedará así" pensó. - ¿No iremos más lugares? -

Si iban a la montaña rusa, ¿estaría mal si la empuja desde arriba?

- ¿Que te parece ir a la montaña rusa?-

¿Algún Dios le estaba dando la oportunidad de pecar?

Mu Qing asintió ante la idea. La montaña rusa le había llamado la atención desde que llegó, pero tampoco iba a morir si no se subía a la gran atracción; así qué, no vio esto como una necesidad, y simplemente guardó sus pensamientos. Linghua tampoco parecía tener problemas con esto, y automáticamente se dirigieron a la montaña rusa, compraron los tickets y se sentaron.

La gente miró curiosa cuando Feng Xin empujo a Linghua a la parte trasera del carrito para poder sentarse al lado de Mu Qing, y como Mu Qing ama hacerle la vida cuadritos, se sentó en la parte trasera, dejando solo a Feng Xin. Que vergüenza.

El carrito se empezó a mover, y Feng Xin puede jurar que sintió el pulmón derecho subirse a su boca en el momento exacto en el que descendieron a gran velocidad desde la punta de la "montaña"

Y el par de idiotas que tenía atrás sólo se reían mientras el sufría.

- Me las vas a pagar Mu Qing -

"También puedo jugar sucio"

El Renacimiento |Tian Guan Ci Fu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora