Capítulo 26: La intrusa

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— Esto es desagradable, creo que te advertí que no tomes la mierda que le pusieron al jugo. Era licor, seguramente licor podrido que le robaron a sus padres.

Me limpie los restos de vómito ignorando lo que decía Jasper, todo fue muy bien hasta que salí del baile por tener mucho calor, cuando salió comenzó el mareo, y luego no pude volver a entrar más porque solo pensar en las luces de colores sentía .

— Vamos a casa.

— Tú también estás ebrio — reproché — no sé que tienes para decirme, apenas puedes mantenerte en pie.

— Pero al menos no vomité, y no hice el ridículo frente a — señaló la calle vacía, era muy tarde y todos estaban adentro — frente a la noche.

— Cómo sea — rodé los ojos y me acomode el vestido — vamos a casa, me muero por acostarme y no recordar nada de lo que pasó hoy.

Una risa leve sonó detrás nuestro, nos dimos vuelta. Una chica estaba sentada en un escalón que llevaba a un departamento, era pelirroja, tenía el pelo corto y un holgado buzo negro.

—¿Quien eres? — pregunté.

Aplastó el cigarrillo sobre el asfalto y se levantó, parecía de nuestra edad.

— Vendo drogas, y ustedes está noche van a ayudarme a meter unas pastillas en contrabando, sino me ayudan voy a secuestrarlos y nadie volverá a verlos

Abrí los ojos, miré de reojo a mi hermano y estaba de la misma manera.

— No lo dices en serio.

— No, en realidad no — dijo sonriente, haciendo que volvamos a respirar del alivio — mi nombre es Lucille, estaba cansada de estar en mi casa y decidí salir a tomar aire. ¿Ustedes son..?

— Él es Jasper, yo soy Elizabeth. Espera, ¿Entonces no vendes droga ni nada parecido?

Negó divertida ante la situación, seguramente le parecía muy gracioso ver a dos personas tan confundidas y en ese estado.

—¿Y tampoco estudias en esta escuela? — preguntó mi hermano mirándola atónito.

— Ammm no, estudio en casa. ¿Ustedes si vienen aquí?

Asentí, sin saber por qué estábamos hablando con una completa extraña, y revelando datos privados nuestros. Mamá está retorciéndose desde Ohio.

— Bueno — dijo al ver mi rostro de consternación — estoy segura que están apurados ahora mismo, fue bueno conocerlos.

—¿Podremos vernos de nuevo? — preguntó Jasper antes de que pudiéramos despedirnos — digo, no sé, somos nuevos en la ciudad y no conocemos a muchas personas.

— Lo entiendo perfectamente, yo también soy nueva. Me mudé hace algo así de tres semanas, vivo a pocas calles de la plaza central.

—¡Nosotros también vivimos cerca de ahí! — dije sorprendida.

—¿En serio? Bueno, entonces recuerden mi nombre: Lucille Moore. Nos estaremos viendo cuando estén — susurró mirandonos de arriba a abajo — un poco más sobrios.

Con Jasper salimos y empezamos a caminar rumbo a nuestra casa, a pesar de la oscuridad y la soledad de la noche. Cuando llegamos a estar lejos de Lucille imaginé en la posibilidad de que su figura solo haya sido una alucinacion del momento.

—¿Tú también la viste, verdad?

— ¿A quién? Maldición me duelen los pies, camina más rápido que quiero llegar.

— Caminar más rápido solo hará que te duelan más los pies, a Lucille tonto. ¿A quien más?

— Tus preguntas me confunden más de lo confundido que estoy, pero sí, si la vi. Era de carne y hueso, no era ningún espectro cuya misión era torturar a los dos jóvenes que tomaron más de lo debido en su fiesta de fin de año.

No dije nada más, pero cuando estábamos por llegar escuché a mi hermano.

— O bueno,estoy casi seguro de que sí era de carne y hueso.

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