Call it fate ...

I've got some secrets that'll make you stay.

Las redes sociales estaban llenas de falsas felicidades, viajes a lugares exóticos, clichés motivadores que solo eran palabras y en eso se quedaban bla bla bla, Instagram ni se diga, una ventana a la vanidad, estaba asqueado de ver lo mismo, hasta que un pensamiento llamó mi atención, estaba en español y tuve que traducirlo.

"Me cae mal cuando ven una relación y dicen "ese chico es muy feo para ella, esa chica es muy poco para él". ¡No sean mediocres! Enamórense del pensamiento y del corazón, no del físico".

Fue lo único trascendental y profundo que vi ese día en las redes sociales y por su puesto venía de mi querida amiga mexicana.

Me metí a su perfil, y claro no era el típico perfil predecible de una chica de su edad. Era de esas personas que se fijaban siempre en los detalles y su página lo reflejaba, flores miniatura, pequeños cangrejos en la arena, la primera cucharada de una deliciosa comida, niños siendo niños, su mascota en escenarios muy tiernos, letreros curiosos, playas al anochecer, caracoles sobre flores, árboles y naturaleza, atardeceres, todas acompañadas con fragmentos literarios de esos que te hacen reflexionar.
Me encontré con video donde ella casi no salía pero se escuchaba su risa, esa risa escandalosa que alegraba mis días, busqué fotos de ella, me detuve a admirar su hermosa sonrisa, exactamente así la tenía presente en mi mente. Vinieron recuerdos a mi como el día que la conocí, con ella hubo una conexión muy única y especial desde el día uno.

La extrañaba... o más bien, extrañaba como me sentía cuando ella estaba conmigo... tal vez ambas.

Días antes me había escrito que estaría en NY en casa de su amiga, no podría verla, yo estaba en Filadelfia... ¡Al carajo!.

Le envié mensaje para saber que estarían haciendo.
Terminé pendientes, cancelé otros, total, podría regresar después y fui a verla, era una persona que valía cualquier esfuerzo, así fuera a verla unas cuantas horas, cada minuto con ella era inestimable.

Estuvimos mensajeándonos todo el día, por la noche llegué a una discoteca, odiaba esos lugares pero me emocionaba verla. Al llegar, me recibió eufórica, con un fuerte abrazo, ella era muy efusiva pero estaba exaltada de más, estuvo algo raro, pasado un rato pareció darle igual mi presencia, cuando toda la tarde me había comentado lo contenta que estaría de verme. La vi comportándose muy diferente a su forma de ser. Estaba desconcertado.

Mientras platicaba con un amigo en la mesa, las chicas a unos cuantos pasos, bailaban juntas de una manera bastante sexy para ser honestos, de la nada un tipos se le acercaron a Lillian y a Karla, ellas los ignoraron y siguieron con lo suyo, el par de hombres seguían insistiendo.

Me levanté pues se me hizo raro que Karla ya no lo apartara, parecía que no tenía ganas de otra cosa más que de bailar y no se daba cuenta que se estaba pegando demasiado, tocó su trasero ¡Suficiente!.

Me aproximé a quitárselo de encima, obviamente no le pareció, estaba aferrado a seguir propasándose con ella, lo empujé, trató de tirar un golpe pero yo ya había acertado un puñetazo en la cara. Harry me llevó a la mesa a tratar de tranquilizarme, pero regresé por ella, varias veces trate de hacer que me mirara, la tuve que tomar fuertemente por los hombros y después tomar su cara para poder mirar sus ojos, efectivamente, estaba drogada.

El coraje invadió mi cuerpo, impulsivamente fui a reclamarle a Lillian, Karla no era capaz de tomar eso por su propia voluntad. Lilian estaba igual o peor que Karla y me dijo que ellas no habían consumido nada; alguien se había querido pasar de listo viendo cuatro mujeres solas.

Le dije a Harry que las sacáramos de ahí antes de que se saliera todo de control, ya habían llamado a seguridad. Harry era una persona de confianza, llevó a todas al departamento de Lillian, llame a una amiga que teníamos en común para que fuera a supervisar que no hicieran tonterías, sabía que estando ahí y con ella estarían seguras.