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* Perdonar es una tarea algo complicada, tanto para el que las ofrece como para quien las acepta, el perdonar sólo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen.

Enseñamos a perdonar, claro, y si mejor enseñamos a no ofender.
Sería más que eficiente. *

° Armando Mendoza°

El dolor agobiaba, el dolor que empezó a volverse parte de mi desde la partida de Beatriz a ese desconocido destino que tiempo después conocí, se hacía ahora una extremidad más de mi, el odio por la vida y la repulsión que sentía por mi mismo eran cada vez más agobiantes; donde cada noche en la que intente ahogar mis penas en alcohol me hacían preguntarme si esto en realidad valía la pena, si dañar y ser dañado estaba bien, claramente no, pero como un jodido vicio cada noche el alcohol me llamaba, llamaba mi dolor, desesperación y ausencia, cada pelea y cada golpe que a lo largo de mi pesada pasadía por bars clandestinos dejaron dolorosas huellas no solo físicas sino también psicológicas, me sentía roto y mi exterior lo demostraba, la preocupación al igual que los regaños no se hicieron de menos en llegar y ahora mi reflejo, mi existencia, me aseguraba nada valía la pena, y una pequeña voz comenzaba a inundar mis pensamientos donde en cada silencioso e inoportuno momento me murmuraba, que debía pagar.

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Al llegar de nuevo Beatriz a Bogotá y posicionarse como presidente de Ecomoda, di paso a mi bandera blanca, donde podía arrepentirme y de nuevo ganar su amor, así que con gran esfuerzo comencé una nueva faceta conmigo mismo, me vestí galante nuevamente e intente dejar el alcohol para demostrarle no solo a ella sino a todos los demás que en realidad me importaba mi vida aunque muy y no tan dentro supiera no era así y demostrarle a ella que en verdad me interesa no solo como una simple ex empleada sino como mujer; aunque el destino se empeñaba en recordarme que mi utilidad no se presenciaba como pareja y que siempre perderia contra ella.

La vi, la vi salir en compañía del chófer bajo el mando del canalla de Daniel Valencia, la vi cenar amenamente con el, con el vampiro el cual "nunca" le interesó, o eso fue lo que ella me hizo creer, me sentía estupido, como pude creerle, la furia amenaba de mi y de nuevo aquella voz me exigia entrar al lugar y desmentir el falso amor que ella profesaba por mi, cerrando mis manos en puños y enterrando mis uñas en la palma de mi mano, un pequeño dolor que aliviaba mi enojo generado por "simples" mentiras, confrontando a la mujer de mis sueños luego de verla retirarse del lujoso restaurante, llevándola conmigo a un costado de la entrada y evidenciando con mis palabras el peligroso interés de mi ex-cuñado por ella, mientras descaradamente negaba su coqueteo hacia con el, pero en un mísero intento de escondernos nos llevó a un muro bastante estrecho donde a pesar de sus hirientes palabras pude luego de tanto tiempo sentir su calor corporal, su respiración y su nerviosismo que aún permanecía al estar ante mi.

Una parte de mi lo entendía y otra se mantenía en negación, entiendo todo el dolor que le cause pero tenía que vengarse de mi de tal manera, le profese mi amor, le dedique una canción, hablé con su madre y me disculpé sinceramente con ella, pero ahora al correo y casa de mi hermana, Suiza, llegó una invitación de boda, Daniel Valencia y Beatriz Pinzón, mi corazón se fracturó y por largos días mi dolor se hacía más bruto y persistente, aunque al estar acompañado de mi cariñosa familia la ausencia romántica no me abordaba mayormente; ahora extrañamente ella amaba a Daniel Valencia, su esposo, se veía tan bella caminando por el altar, a la mano de su padre, su cortejo fue bello y mis "alucinaciones" me confirmaba esta escena ocurrió conmigo como aquel protagonista que la espera en el altar, su amor con el a pesar de ser tenso se mostraba fuerte y resistente.

Lo sabía, pero no podía dejarla, no podía apartarla de mi, tal vez no la ame tanto como aseguro pero algo que tengo extremadamente claro es que ella, aquella única mujer era mi único lugar seguro, tal vez lo que sentía no era amas que una monótona obsesión, pero que bien se sentía tenerla cerca, aún no entiendo el por que de mis promesas, simplemente deseo nunca alejarla de mi.

La vi de nuevo en el funeral de sus padres, al cual llegue debido a la larga lengua de los empleados que nos contaron a mi hermana y a mi sobre el fatídico accidente automovilístico donde desafortunadamnete los padres de la presidenta habían fallecido y donde ella salió casi librada, me mantuve muchos pasos a sus espaldas, sabía su incomodidad por mi pero eso no eliminaba la voz de mi conciencia que me ordenaba a gritos que alejara a Daniel de ella y le diera todo mi apoyo, se ve tan débil y sola que me atreví a acercarme, sin contar que su ahora sombra la tendría junto a él como un macho alfa que planea alejar cualquier rival de su propiedad, ella era su propiedad y definitivamente el sabía sobre nuestra historia, retrocediendo unos pasos y resignadome a darle mi más profundo pésame, aquel funeral fue bastante emotivo a pesar de mantenerme sumergido en mi mundo y albergar un profundo resentimiento hacia Daniel, debe admitir qué me pareció bello, muy bello el acto de las flores, el cariño con el que el la apoya y le brinda su mano y flores que se marchitarian con el paso del tiempo como mi corazón al verlos, esta escena me recordaba a una muy similar que viví con mi ese entonces amigo, Daniel Valencia, donde muchos años atrás lo apoye en su misma pérdida.

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Navidad llegó y con ella una reunión familiar que por lo que entendí Marcela pospuso por la tragedia de los Pinzón; nos reunimos en la hacienda Valencia, rentamos una bans que nos dirigiría allí; antes de subir alarmantemente pude notar como mi madre y ex-novia vertían unas cuantas gotas de un suministro desconocido sobre la botella de agua correspondiente de Beatriz, una corta alarma llamo mi atención y no sé si a causa de mi creciente demencia supuse sería ella un sacrificio como los descritos en maniabelicos documentales, aunque minutos más tarde luego de ver a la mujer de mis sueños caer rendida sobre el hombro de Daniel supe que se trataba de esensia de lavanda y vainilla recomendados por Hugo Lombardi para relajar a Beatriz mediante el viaje que supongo eleva sus nervios post-traumáticos, aunque debo admitir y no bajar por medios que mi atención se desvío gran parte del viaje, sobre la delicada mano de la economista que a pesar de cómo lo había imaginado no era adornaba con ninguna argolla, innumerables dudas divagaban por mi mente pero esperaría para indagar sobre ellas al llegar a nuestro destino, un gran lugar y con una estructura casi llamada mansión, de una arquitectura llamativa,ñ que deslumbraba al simple mirar; cada una de las habitaciones se ubicaban en el segundo piso de la planta en mi caso pedí dormir con Blas, el niño que a pesar de añorar mi presencia como su tío y hermano de su madre no se a acercado a mi tanto como lo hace con el Valencia, que celos, todo lo hace perfectamente, todos los aman, se quedó con la chica, se quedará con la empresa, se quedó con el niño, se quedó con todo lo que deseaba para mi, sigilosamente abriendo mi maleta y junto a un vaso de agua ingiriendo su contenido.

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La última semana de este año paso desprevenida, ningún suceso llamativo, ningún negocio fuera de lo común, ninguna queja o nuevo nombramiento se hacía presenté, todo rondaba a la celebración de año nuevo que Beatriz junto a Freddy llevarían a cabo en la empresa donde si así lo querían cada empleado junto a su núcleo familiar en primer grado, podría celebrar allí, idea del descendiente Mayor de los Mendoza.

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El ambiente era ameno, la logística al igual, muchos de los empleados por cuenta y regalo de su querida empresa se presentaban a altas horas de las noches, muy bien vestidos y acompañados; algunos guardias fueron contratados para aligerar la noche de Wilson y su remplazo alterno; la sala se encontraba divinamente decorada, un gran árbol navideño se visualizaba sobre la pasarela y algunos globos como muerdagos, guirnaldas y demás adornaban el lugar, una gran mesa de bebidas a un costado y una mucha más grande de bocadillos como unas cuantas mesas distribuidas donde antes había sillas que correspondería a cada familia confirmada y asistida; la presidenta y su aprendiz, Beatriz y Daniel, se encontraban a la entrada del evento, vestidos pulcramente a juego, de un fuerte rojo pasión que deslumbraba a su pasó.

Dando luego de dos largas horas de espera inicio a la actividad que daría fin al año y inicio a uno próspero y nuevo, una amplia mesa los esperaba a un costado de un pequeño espacio que tomaba su lugar como pista de baile.

Nuestro Casamiento (Betty X Daniel) Ysblf "Danitriz"Where stories live. Discover now