Sustituto de letras

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Mirio Togata era una persona sincera, valiente y alegre, esos habían sido los adjetivos que lo representaban durante toda su vida. Siempre dando un consejo amigo cuando era necesario, ayudando a las personas sin compromisos con una sonrisa en el rostro.

Si eso fue así durante la gran parte de su vida ¿cuando se había convertido en un cobarde?

Huir de Nejire Hado había sido su finalidad durante toda la semana, entrando por el área de servicio especial de mantenimiento o descarga de los materiales. ¿Cómo podía pasar enfrente de ella luego del desastre del viernes pasado? De verdad había esperado que ante la negativa de Shinso y la necesidad de Nejire de conocer a Suneater, Tamaki terminaría asistiendo al evento. Su avance ese ultimo tiempo había sido significativo, hasta le había contado que había hablado con Nejire en la cafetería, por lo que eso no podía salir mal.

Pero toda esperanza se esfumó cuando al llegar al departamento en la mañana dislumbró la oscuridad en el cuarto de Tamaki y su rostro de augustia con negatividad. Lo cual confirmó lo que pensó que no pasaría; que el Amajiki no había ido y había dejado plantada a Nejire. Y el rostro afligido de su amigo le hizo ahorrarse las preguntas y olvidar el tema. El problema radicaba que trabajaban en el mismo sitio. Y Mirio le había jurado que Suneater asistiría.

Las cosas no podían ser peores, pero esa situación lo había superado. No podría seguir escondiéndose, por lo que ese día ingresó por la puerta de enfrente. Visualizó a Nejire con el teléfono en la oreja atendiendo el pedido de algún cliente. Togata se acercó apoyándose en la barra de la recepción esperando que la fémina terminara, jugueteando el adorno que tenían ahí. La Hado colgó el teléfono y sus ojos azules se fijaron por completo en el rubio.

—Mirio ¿necesitas algo?

El jefe de mantenimiento se rascó el cabello encontrando las palabras adecuadas ¿debería disculparse? ¿Por mentir o salvando a Suneater? Nada podía ser peor.

—He querido hablarte sobre lo del viernes —Miró la planta en el escritorio.

Nejire parpadeó un par de veces y él sentía que debía dejar de dar vueltas. Abrió los labios pero un sonido llamó su atención. Nejire se movió instantáneamente, tomando su celular de la bolsa de su saco, lo desbloqueó, deslizando la barra de notificaciones y dejó salir una risa, para finalmente teclear.

Volvió a reír y sonreír abiertamente, un comportamiento que le pareció tan curioso a Mirio.

—Lo siento, puedes seguir. —Nejire mencionó luego de guardar el móvil.

—No te preocupes, ¿una buena noticia, quizá? —Esperaba que la cuestión de la editorial de alguna forma se hubiera salvado.

—Oh no, solo ha sido un mensaje. —Sonrió nuevamente jugueteando con la punta de su cabello. —De Suneater.

Mirio se quedó en completo silencio, parpadeando un par de veces.

—¿Qué?—Pronunció sin entender ¿acaso sabía que iba a disculparse?

AitogakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora