Kilig

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Giró en su lugar tomando la olla y moviéndola para girar los vegetales que estaban cocinándose. A la par que agregaba un par de especias a la olla con una de las sopas, incorporando un poco de crema ácida para mayor matices.

La máquina electrónica sonó indicando pedidos nuevos y se acercó, tomando los ticket y colocándolos en una barra metálica leyendo los platillos.

—Dos pichones, una crema del día y dos welintog —Habló con fuerza.

El personal respondió ante su voz de orden y él mismo de sumergía a revisar el sellado de la carne, lanzó un poco de vino a unos vegetales, provocando que el fuego creciera exponencialmente, se alejó instintivamente y movió la sartén.

—¡La mesa cuatro debe ser servida ahora!. — Alzó la voz con los pedidos en su cabeza.-

Se alejó al escuchar nuevamente la máquina y leyó los siguientes pedidos en voz alta. En ese breve momento secó el sudor de su frente, los hombros le dolían, estaba siendo un servicio de comida ajetreado pero pronto terminarían y tendría un corto periodo antes de la cena.

Esos últimos días había tenido una jornada laboral de seis a once, lo cual agradecía porque le evitaba pensar el lo que lo venia atormentando.

Se dirigió a la zona más alejada de la cocina por un poco de agua, cuando los platillos fueron saliendo con rapidez. Con una mano en el cuello sobandolo para quitar el dolor. Observó el suelo recordándose el limpiar cuando estuviera más tranquilo y que debía pedir personal nuevo ante la partida de dos de los suyos. Esa ausencia los estaba cargando de más trabajo. Alzó el rostro cuando diviso la mesa donde Mirio solía refugiarse de vez en cuando y se detuvo abruptamente al ver una figura ahí, con ambas manos en la barbilla y una sonrisa.

Su corazón de estremeció dolorosamente, al ver a Nejire Hado observándolo. Pensó en retroceder pero no podría fingir que no la había visto cuando sus ojos se encontraron. Él desvió la mirada y se acercó sin otra opción. El verla de pie ahí, le hacía recordar su acto despreciable de dejarla sola y como Shinso había terminado saliendo con ella.

—Realmente eres tan diferente en la cocina, Tamaki.

Nejire estaba realmente sorprendida y maravillada del espectáculo que había dislumbrado. En todo su tiempo que llevaba trabajando en el hotel, cerca de un mes, la opinión que tenía sobre Tamaki Amajiki, era tímido y extremadamente retraído. Al inicio había considerado que él trabajaba con Mirio en el área de mantenimiento, por eso solo lo veía entrar y salir, además de que debido a su personalidad el tratar con la menor cantidad de gente era lo ideal.

Grande había sido su sorpresa cuando Nagant le dijo que él era el chef principal del restaurante y su talento había ayudado a posicionar el restaurante del hotel a ser uno de los más distinguidos. Nejire se había quedado observándolo hasta que se perdió a su vista, incapaz de creer algo como eso, aunque sabía que no había razones para mentirle. Ella tenia que aprenderse al personal del todo el lugar. Sin embargo, se mantuvo a la expectativa.

Pero ahora, había quedado impresionada. El verlo moverse con tanta fluidez, alzando la voz, escuchando su voz mas fuerte que nunca y verlo ante el fuego con total seguridad mientras casi alcanzaban su rostro, sus movimientos seguros y la manera cuidadosa de emplatar. Con los labios en una línea, la mirada firme y totalmente concentrado. Realmente era otra persona y verlo de esa forma le causó tanta curiosidad.

—No se de qué hablas. — Se limpio las manos con la servilleta de tela de su cintura. — ¿Necesitas algo?

Nejire se incorporó con la mirada brillante, como si de pronto estuviera viendo algo fascinante.

AitogakiWhere stories live. Discover now