Suneater

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Contemplaba el techo fijamente mientras la luz del amanecer se filtraba por su ventana, colocó su antebrazo en su frente con pesadez, las ideas pasando por su mente sin darle descanso desde que había llegado en la noche

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Contemplaba el techo fijamente mientras la luz del amanecer se filtraba por su ventana, colocó su antebrazo en su frente con pesadez, las ideas pasando por su mente sin darle descanso desde que había llegado en la noche. La indecisión y más que nada, aquella frustración que le había hecho presionar fuertemente la mandíbula.

Podía escuchar las palabras de Nejire del día anterior y el rostro afligido que había tenido al confesar que había vendido los derechos del libro en que había trabajado durante tanto tiempo.

Su mente fue mucho atrás, a aquella primera vez que la había visto, aquel gesto decaído, que fue sustituido por una amplia sonrisa cuando su correspondencia inició. La recordó tantas veces en el orfanato, con su cabello meneándose al moverse, jugando con otras chicas o perdida entre hojas y hojas, hasta que sus vidas se separaron de forma abrupta, por culpa suya.

Y ella había llegado a su vida de nuevo, tan radiante, hermosa y encantadora como jamás lo hubiera imaginado. Había pensando que era un sueño en primera instancia, que su mente estaba haciéndole alucinar con aquello que más deseaba, volver a encontrarse con Nejire Hado. Sin embargo, era ella. Cada momento a su lado viajó rápidamente en su mente durante toda la noche, una y otra vez, las palabras que le había dicho, su cercanía,...aquella primera platica en el restaurante, ella en su cocina, Nejire ofreciéndole comida en sus labios, aquel encuentro en la azotea, en el festival de la ciudad, ellos corriendo bajo la lluvia o ella arrastrándolo en aquella fuente de agua, sus manos entrelazadas y la calidez embriagando su pecho.

Sus labios encontrándose por primera vez en aquella fiesta de forma fugaz y explosiva. Y repitiéndose en su cuarto. Bajó la mirada hacia el sitio donde todo eso había sucedido. Su corazón se agitaba dolorosamente y de forma dual tan emocionado. De que aquello que tanto consideró como imposible había sucedido ¿Cómo? No tenía ni idea, no sabía que era lo que había hecho realmente bien para que ella confesara abiertamente que lo quería.

Todo eso se había resumido a la nada con su cobardía de ser honesto y ahora las cosas habían llegado a tal punto que el sueño de Nejire se escapaba de sus manos.

Su mente rememoró al inicio, cuando se enteró que la razón por la que quería ver a Suneater, el viejo Tamaki había pensado que le hubiera gustado poder hablar y leer el libro de Nejire, considerando que en el pasado había leído vario de sus relatos. Y que de alguna forma lo que quería se había cumplido. Aquel día que hablaron gran parte de la madrugada donde ella se mostró vulnerable con respecto al tema de sus padres, sobre sus inseguridades de su libro. Y había hablado como él siempre quiso, había escuchado sus sollozos, su voz emocionada cuando hablaba de las ideas de su libro, podría escucharla hablar toda una noche y lo había hecho. Él podría escucharla toda una vida y jamás dejaría de añorarla.

Él quería una vida con Nejire, algo que había entendido demasiado tarde. Siempre había considerado que ella no lograría quererlo, en alguien tan deprimente, sin nada real que ofrecerle. Era tan inseguro consigo mismo y con todo lo que hacía, no podía hablar con claridad con las personas, ni mirarla a los ojos y siempre hacía aquellos gestos extraños...no podría ni imaginar que alguien lo considerara atractivo o interesante, nunca aspiró a nada con Nejire, solo una simple amistad. A pesar de que su cuerpo le pedía mucho más, que quería entrelazar su mano, besarla y decirle todo lo que sentía...se había reprimido.

AitogakiWhere stories live. Discover now