1. Solicitud Rechazada

74 10 20
                                    

—¡Mamá! ¡No puedes hacerme esto!

Gesticulo indignada con las manos mientras sigo a mamá por todo el piso, esquivando toda la basura del concierto casero de anoche. 

Vale, puede que la hubiese cagado un poco haciendo un concierto en casa mientras mamá estaba fuera.

Un poco, dice. Lo unico que falta por hacer aqui es el meme de ‘’encuentra la diferencia’’ entre el salon de tu casa y un basurero.

¡Oye! Solo pretendía darle mas fama a la banda…¿Que hay de malo en eso? Cuando Jaden me propuso que publicara una historia en Instagram invitando a todo el mundo a un concierto casero en casa, no esperé que fuesen unos capullos y lo dejasen todo perdido, y mucho menos que mamá llegase antes de lo esperado. 

—¡Eres tú la que no puede hacerme esto, Nera!—mi madre coje una bolsa de frituras de encima de un cojin y me hecha una mirada asesina—. ¡Nada de conciertos o ensayos, ni nada que tenga que ver con la banda! Estoy hasta las narices de que no te tomes nada en serio. 

—Mamá yo… 

—Encima, me acaban de llegar las notas del semestre—Saca un papel de su bolso de mano, y entorna la mirada—. Siéntate

Vale, me estoy cagando de miedo. Las notas van a ser un horror y lo tengo clarísimo, sobretodo teniendo en cuenta que los libros de texto no han sido ni tocados en todo el semestre. 

Si tienen hasta una fina capa de polvo, mira tú por donde. 

Me siento sobre el sofá, que emite un sonido extraño al sentarme. Bajo la mirada. 

Te has sentado sobre una bolsa de patatas, idiota. 

Ups, es verdad. Me quito la bolsa de debajo del trasero, me mantengo alejada de una mancha sospechosa en el sofá y qme aprieto las rodillas nerviosa. 

Se acabó la banda, la música y mis sueños. 

Lo único que se escucha en el pequeño piso en el que habitamos mi madre y yo es el rasgar del sobre en el que están las notas. Trago saliva sonoramente y jugueteo con mi pulsera de bolitas moradas y amarillas que me regaló Jaden cuando estábamos en la primaria. 

—EJEM…—Mamá carraspea muy alto y un escalofrío me recorre la espalda. Los ojos castaños verdosos de mamá, tan parecidos a los míos, desprenden fuego mientras me muestra el papel de las notas—. ¿¡Me explicas esto?! 

Allí hay muchos ceros, cariño

¡No es momento, conciencia! 

Pero es verdad, hay una hilera bastante importante de materias reprobadas en el papel. No entiendo como es que mamá no me ha matado todavía; yo estoy al borde del colapso nervioso. 

—Yo…—me quedo en blanco durante unos segundos porque, ¡venga ya! Me he pasado todo el semestre organizando conciertos, grabaciones y ensayos, es normal que haya reprobado—. Lo siento, mamá. 

—¡Guárdate tus disculpas, Nera!—Mamá me mira hecha una furia y se levanta de la silla, exasperada—. Siempre has sido una alumna brillante, ¡no voy a permitir que una estupidez como tu banda fastidie tu futuro! 

—Pero… 

—¡Se acabó! ¡No hay banda hasta que apruebes todas las materias que has reprobado! 

—Mamá… —dije suplicante pero sabía que nada surtiría efecto con ella. 

Lo que tienes de cabezota lo has sacado de tu madres, seguro. 

—Ahora mismo guárdate tus disculpas y ponte a recoger esta pocilga. 

Me callo, avergonzada y me apresuro a comenzar a recoger. 

Cántame al oídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora