7. Paz rota e interés

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—¡Ya estoy en casa!

Me giro y observo como mi madre cuelga su chaquetón en el armario. Tiene el pelo revuelto y la nariz  y las mejillas rojas. No recordaba que hiciese tanto frio hoy, pero supongo que de noche baja la temperatura.

—¡Hola!—me apresuro a abrazarla. Huele a colonia, una que nunca antes había olido—. ¿Te has comprado una colonia nueva?

—¿Que?—parecia confusa—. Ah, si. Es una bastante barata del puesto de Mandy.

Mandy era la mejor amiga de mamá y trabajaba en la floristería que había a pocos pasos de nuestra casa. Me encantaba la floristería de Mandy, siempre me acercaba después del instituto a ''estudiar'' allí. Lo malo es que siempre acababa por perder la concentración cantando las canciones de Taylor que Mandy ponía en el local—me cae mucho mejor gracias al detalle de ser swiftie—, y al final las dos nos poniamos a cantar y a bailar alrededor de todas aquellas flores.

Si mamá escuchase esto bajaría inmediatamente a partirle el frasco de colonia en la cabeza a Mandy.

¿Estamos de acuerdo en que en otra vida tu madre habría sido sicaria?

Tristemente, si estoy de acuerdo.

—¿Me compras una igual?—le pido mientras entramos en la cocina—. Las colonias que usualmente compran las chicas son muy dulzonas, esta es más fresca y oscura. Me recuerda a las colonias de tios—rio.

Mamá parece algo nerviosa y no para de fruncir el ceño mientras le estoy hablando. No se que le pasa, ¿sigue enfadada conmigo? ¿la habrá enfadado otra persona?

—¿Mamá, que te pasa?

Estoy segura de que algo no va bien, y su cara me lo confirma. Su expresión irradia culpa y tristeza, cuando sus ojos se encuentran con los mios puedo distingir que estan humedos. La preocupación me axfixia y siento que la cabeza me ha dado varias vueltas.

—¿Mamá?—vuelvo a preguntar, esperando que al menos me responda.

—Lo siento—estalla en sollozos y esconde su cabeza entre sus brazos, que estan apoyados sobre la mesa—. No quería que permaneciese como un secreto, pero se que te dolerá y yo...

Sus hipidos y sus sollozos me embotan la cabeza. El mareo se hace más fuerte y me tengo que sujetar a la mesa para no caerme. Odio que la gente llore, me trae demasiados recuerdos y prefiero no hacerlo. Pero los sollozos desesperados de mi madre me estaban estrujando el pecho y no sabía que hacer.

Ni siquiera podía hablar.

—Estoy conociendo a otro hombre desde hace bastante tiempo, Nera

No respondo. No sé como hacerlo, solo miro a mi madre fijamente mientras todo se vuelve cada vez más borroso. Mi corazón se niega a aceptar lo que acaba de escuchar, pero mi mente ya lo ha digerido. Por eso no puedo evitar que las lagrimas comiencen a deslizarse por mis mejillas, y que mi cuerpo comience a temblar.

—¿Otro hombre?—musito mirándola.

—Lo siento mucho, cariño, pero yo ya he pasado pagina y tu tambien deberia...

—¡¿Que pase pagina?!—chillo, y siento como en mi interior explotan miles de bombas—. ¿Que me olvide del hombre más importante de mi vida solo porque tu lo hayas hecho? ¡¿Solo para que lo sustituya ese maldito hombre que acabas de conocer?!

—Nera...—mi madre también se levanta y me observa con una mirada que es una mezcla entre advertencia y súplica—. No hagas esto más dificil de lo que es...

Cántame al oídoWhere stories live. Discover now