CAP 7. Enfermedad

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Shen QingXuan enfermó.

Las pocas veces que despertaba era medicado tanto con pastillas como caldos, en esos momentos, Shen QingXuan simplemente trataba de colaborar lo mejor que podía con ellos.

Los estrechos caminos de barro fueron invadidos por los caballos y carrozas.

El mayor Shen interroga a los sirvientes del por qué volvió a enfermar repentinamente. Los sirvientes se miraban entre ellos, nadie se atrevía a decir que habían estado bebiendo alcohol hasta la madrugada y el baño de agua fría que se dio Shen QingXuan.

Shen QingXuan se esforzó por levantar la mano para evitar que su padre castigara a alguien, al fin y al cabo aquel banquete quiso organizarlo él.

Esta enfermedad prosiguió un día tras otro, Shen QingXuan entendió que esta vez los medicamentos usuales no podrían curarle.

Los restos de las plantas medicinales fueron amontonados en una pequeña montaña, ni así, se veía mejora alguna.

Sentía frío y calor a la vez, cuando tenía calor, Shen QingXuan quería pedir que trajeran un huevo y lo cocinaran en su frente; cuando tenía frío, parecía que había vuelto a caer a ese lago helado durante su niñez.

Y cuando se encontraba mal, Shen QingXuan ni podía darse la media vuelta.

Odiaba a sí mismo por haber bebido, por haberse dejado llevar esa noche; odiaba también a los sirvientes por no hacer bien su trabajo, dejarle darse una ducha fría después de beber alcohol; odiaba también esa noche de medio otoño y las historias que se contaron entre ellos sobre los monstruos y yao provocando que tuviera un sueño húmedo en la ducha.

A sabiendas de que tenía un cuerpo débil, bebió alcohol y se bañó en agua fría, el mezclar lo frío con lo caliente, sumándole lo sucedido en la bañera, como para no caer enfermo.

También odiaba el vivir hasta entonces y no tener a nadie que se preocupara de corazón por él.

En el fondo empezó a sentirse fatigado, pensando en la muerte para así sufrir menos.

Mientras esperaba la muerte, Shen QingXuan pensó en YiMo.

Recordó incluso en el sueño de aquella noche, no recordaba siquiera el rostro de la joven solo recordaba su calidez.

Lo más clavado en sus recuerdos era la repentina sensación del agua fría rodeándolo, a sabiendas de que fue un sueño producido por bañarse en agua fría era incapaz de olvidarlo.

Y esa voz que solo escuchó una sola vez resonando junto a su oído – – tan peculiar y bonito.

Es claramente la voz de YiMo.

Cada vez que recordaba eso, Shen QingXuan sentía un escalofrío.

Su acto reflejo le estaba avisando de peligrosidad, al igual que lo evitaba.

Era otro día que vivió a base de caldo medicinal, un sabor que Shen QingXuan repudia, a pesar de ello, seguía contribuyendo a la hora de tragarlo. Más tarde, esas plantas medicinales empezaron a revolcar en su estómago subiendo por la tráquea, Shen QingXuan se esforzó por tragarlo pero aquel contenido había sido retenido por tanto tiempo que en ese momento era incapaz de tragarlo, vomitándolo mojando así la cama, la almohada, etc.

Shen QingXuan vomitó todos los medicamentos que le dieron durante el día.

Las sirvientas nerviosas traían agua y posteriormente la lavaban.

Shen QingXuan ya no podía tomar más medicamentos.

De solo olerlo, sentía que iba a vomitar la vesícula biliar.

Pasaron otros tres días, Shen QingXuan seguía recostado en la cama, su piel igual de pálida como el folio. Las pocas veces que abría los ojos, se quedaba mirando el techo de flores pensando en YiMo.

Recordó ese mordisco, cómo se escondía mediante un hechizo, sus letras, su marcha en búsqueda de una muda... se rió para sí mismo, después vino la tristeza. Le había prometido ayudarle con la prueba celestial, y ahora no sabía si podía llegar hasta entonces.

YiMo, ¿por qué no vuelves?

Pensando hasta aquí, se sintió más triste incluso quería llorar, pero luego pensó, vaya gusano largo más inútil, te robaron la muda y entrenaste mil años para nada, ¿por qué no dejas que te capturen y te cocinen?

Mientras pensaba, lo regañaba pero a su vez se reía.

Lo que sabía es que bajo la mirada ajena se reía a su vez enfadaba mientras lloraba, asustando a la mayoría de los presentes.

Esta noche corrió otro rumor en la cabaña de la montaña, decían que su joven maestro fue poseído por algo u alguien.

Los sirvientes de aquella noche se reunieron nuevamente comprando incienso entre ellos, posteriormente preguntaron a la cocinera mayor, recibidos su respuesta afirmativa empezaron a rezar por la vida de su joven maestro a escondidas.

Cuando volvió YiMo, vio esa escena de una pequeña montaña iluminada por escasas velas, es como si se hubieran reunido los monstruos ahí.

Shen QingXuan tenía la mente en las nubes por lo que no percibió la presencia de YiMo. Le fue inevitable recordar en la joven del sueño la cual decía que la mojó con un vaso de vino, entonces Shen QingXuan replica, solo he mojado a YiMo con una taza de té, ¿por qué te mojaría a ti? Tras pensarlo, recordó, conocí a YiMo de tal manera.. entonces, los monstruos de la montaña quieren recrear dicha escena para conocernos.

Mientras pensaba, Shen QingXuan sintió una mano sobre su frente. Seguido un aura fría se coló por su frente recorriendo su cuerpo. Finalmente, Shen Qingxuan se despertó del frío.

En un instante, olió un aroma familiar y diferente al olor de las plantas medicinales.

Shen QingXuan abrió los ojos viendo al hombre frente a él, abriendo la boca:

Por fin has vuelto.. pensé que.. no llegaría a verte...

YiMo retiró la mano recorriendo su cuerpo con la mirada diciendo: "Ahora... hueles muy mal.."

Shen QingXuan por fin se había recuperado medianamente pero las palabras del hombre casi le provocaron un infarto.

Es de noche, todos estaban sobados o dormidos directamente.

Una esbelta figura oscura pasó frente a ellos, entre sus brazos, iba envuelta una persona.

Fueron directos hacia las aguas termales de la montaña.

YiMo dijo esas palabras, Shen QingXuan no quería dejarle ir pero tampoco quería llamar a los sirvientes para que hirviera agua caliente por el trauma de los días anteriores. Por ello, pidió a YiMo que le llevara a las aguas termales.

YiMo lo llevó hasta las aguas termales, en un movimiento de manos, las prendas de Shen QingXuan cayeron como si de una hoja se tratara.

Y el dueño de esas prendas, ya estaba sonrojado como un tomate.  

Encuentro con serpiente | 遇蛇Where stories live. Discover now