Xenophilius Lovegood

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Nora:

Con el paso de los días y con ayuda de Draco, Harry, Hermione y Ron, Nora había conseguido hacerse una vaga idea de quién había sido hasta ese momento y por todo lo que había escuchado había descubierto que se caía muy bien a ella misma.

Ahora también sabía porqué estaban en medio del bosque y escondiéndose. Conocía la misión de los Horrocruxes y porqué era importante encontrarlos.

Toda esa información de golpe hubiera sido demasiado si no fuera porque Draco le explicaba las cosas hasta que las entendía y se mostraba muy paciente que ella. Nora también descubrió que Draco parecía leerle el pensamiento o sentir de alguna forma lo que ella sentía, porque cuando estaba demasiado sofocada, él la llevaba a un lugar apartado para que practicaran algunos hechizos y pudiera respirar.

En su cabeza también estaba presente el hecho de que ahora dormían juntos, y que gracias a eso ella podía descansar completamente. Después de la primera noche, Nora había despertado con los brazos de Draco alrededor de ella y no se había sentido incómoda en ningún aspecto, hasta había sentido unas ganas casi irrefrenables de que se quedaran así todo el día.

—¿Así que te eché un caldero lleno de poción herbovitalizante en la cabeza?—preguntó Nora entre risas.

—Blaise estuvo casi una hora intentando sacarla de mi cabello—contestó Draco mirándola.

Ambos habían seguido practicando algunos hechizos, y Nora había conseguido hacer casi todos, excepto uno. El Expecto Patronum.

Se sentía un poco molesta consigo misma, pero no podía culparse, básicamente estaba aprendiendo todo lo que le había tomado seis años en unas pocas semanas. Pero una parte de ella no podía no sentirse frustrada por el hecho de que se había olvidado de sus recuerdos buenos, de los tristes, de todo lo que la hacía ser ella misma.

—No te preocupes, lo conseguirás—dijo Draco, como si supiera lo que estaba pensando.

—¿Cuál era la forma de mi patronus?—preguntó Nora. En cada pregunta que hacía siempre albergaba la esperanza de que alguna palabra accionara alguna cascada de recuerdos.

—Una serpiente—contestó Draco.

—¿Igual que el tuyo?—preguntó Nora recordando que minutos antes, cuando Draco había invocado su patronus, una gran serpiente había aparecido frente a ella y había bailado lentamente a su alrededor, como si le estuviera dando pequeñas caricias.

Draco asintió.

—Fuiste tú la que me enseñaste a invocar mi patronus —dijo varios minutos después—. Estábamos en la sala de Menesteres y me contaste que lo invocaste frente a Harry, me preguntaste cuál era el mío y yo te contesté que nunca lo había intentado y decidiste enseñarme. Cuando lo hicimos al mismo tiempo dos serpientes salieron de nuestras varitas.

A Nora se le escapó una lágrima, que trató de apartar rápidamente para que Draco no se diera cuenta, pero lo hizo demasiado tarde.

—No Nora—dijo Draco acercándose a ella—. No te digo esto para que te sientas mal...

—Lo sé—contestó Nora acercándose a él—. Pero duele, duele haberlo olvidado todo. Sé que sólo estás respondiendo a mis preguntas, pero duele no poder recordar lo que yo sentí en ese momento, todo lo que experimenté, duele no saber si estuve emocionada, triste, eufórica... Ni siquiera recuerdo cómo me sentí en nuestro primer beso...

—No hace falta que lo hagas, te lo puedo mostrar ahora...

No había palabras para explicar lo que Nora estaba sintiendo en ese instante. Los labios de Draco se sentían tan suaves sobre los suyos, que ella no pudo hacer más que sujetarse a la cintura de Draco. Nora suponía que los primeros besos eran torpes, en cierta manera tímidos y exploratorios. 

WEAKNESSWhere stories live. Discover now