Capítulo 13

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Capítulo 13

Antes de que parte de mi vida se fuera a la mierda, era una persona divertida, lo prometo. Me gustaba salir, pasar tiempo con mis amigos, reír, beber e incluso hacer planes disparatados.

Pero nunca planes tan disparatados como el que Oliver me estaba proponiendo.

Es por eso, que el resto de la tarde, aparte de dedicarme a limpiar mi departamento, no pude evitar pensar en la propuesta que había aceptado y en las posibles consecuencias que podría traer a mi vida. Lo sé, tal vez era una idiota por siquiera considerarlo, mis problemas con Benjamín habían ido en aumento durante los últimos meses y hacer una locura de esta magnitud, solo terminaría de arruinar lo que ya estaba arruinado.

Sin embargo, había que dejar algo muy en claro. Oliver era totalmente encantador. Tan encantador que era casi imposible decir que no.

Me encontraba terminando de recoger los últimos pedazos de vidrio del piso cuando la puerta principal se abrió. Benjamín entró con una sonrisa en el rostro recordándome en automático lo encantador que solía ser cuando nos conocimos, y al menos diez bolsas de compras en las manos.

— Hola, nena —dejó las bolsas sobre la mesa y se inclinó para darme un beso sobre los labios—. ¿No vinieron a limpiar?

Su semblante era diferente, mucho más relajado y tranquilo al de días anteriores.

— No —contesté dejando la bolsa de basura de lado—. Pero no importa, ya lo hice y...

— Esa gente de mierda... —me interrumpió y balbuceó—. No sé para qué les pago tanto si...

— No importa —repetí.

Me dejé caer sobre el sofá con la espalda hecha trizas. Lo observé un par de segundos deseando por unos momentos que no todo se hubiera ido al carajo, noté que su ropa era diferente, llevaba un pantalón negro de mezclilla y una camisa del mismo color, sus únicos accesorios eran los tatuajes que sobresalían de sus brazos y cuello. Verlos me hacía recordar lo mucho que me gustaban y las tantas veces que los había besado con pasión.

— Tuve que ir a la oficina a solucionar un problema con uno de los hoteles —comentó sentándose a mi lado—. Y cuando terminé fui a comprar algunas cosas para el departamento, están en las bolsas, míralas.

Sin ganas, me dirigí hacia las bolsas que se encontraban encima del comedor y comencé a sacar los distintos artículos de ellas. Casi todo eran réplicas exactas de lo que Benjamín había roto en su ataque de celos, platos, vasos, libros y adornos extras.

Solté una pequeña sonrisa por el detalle y agradecida, me incliné para darle un beso.

— No te hubieras molestado —me senté nuevamente a su lado—. Iba a reponerlas pron...

— No —me interrumpió nuevamente —. Era lo mínimo que podía hacer, al menos después del desastre que ocasioné.

Levantó mis piernas para dejarlas caer sobre las suyas y con algunos de sus dedos, acarició mi mejilla. Estar así me hacía recordar lo bien que solíamos pasarla juntos cuando no nos encontrábamos peleando.

— Y te compré algo más... solo un pequeño detalle, algo que me recordó a ti.

Lo volteé a ver, sus ojos brillaban al mismo tiempo que sacaba una pequeña caja de su pantalón. Me la entregó y la abrí con delicadeza para encontrarme con un collar de pequeños diamantes, totalmente encantador. No pude evitar sonreír.

— Este regalo solo es parte de una promesa —tomó el collar con delicadeza y comenzó a colocarlo sobre mi cuello—. Una promesa, un juramento de lo mucho que te amo y de lo mucho que te amaré por el resto de mi vida, y ten muy en claro que no voy a permitir que nos perdamos en el camino, no de nuevo.

LisaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt