50. Reina Odile

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SIN CORREGIR*******













































Hestia estaba apoyada en el umbral de la puerta, viendo fijamente a él policía que estaba sentado en el sofá de la sala hablando con camelia.

Si, con camelia

La niña "había visto algo"

Obviamente no había visto nada, pero ya era momento de hablar.

—entonces dime ¿qué fue lo que viste?— dijo el policía hacia la niña

—estaba jugando con kerim en la plaza, el de repente se quedó quieto y salió corriendo hacia las afueras de la ciudad, me asusté pensando que se podía peder y codi con el— dijo la niña —llegamod a unas casas abandonadas y allí estaba el que era amigo de mi tía essie, llevaba unas bolsas y una capucha negra... Las ventanas de la casa a la que entró eran negias y habían muchas cerraduras

El policía quedó atónito, llevaban semanas buscando, ¿Y ella simplemente lo vio? Algo le decía que no era así, pero decidió creer en la niña.

—¿Me dices el color de la casa bonita?— dijo el policía hacia camelia

—azul, era una casa azul, con una ventana en ed piso— dijo la dijo la niña

—esta bien bonita; gracias, traeremos a tu mami muy pronto— dijo el policía

Camelia se fue a jugar con sus hermanos los cuales estaban en una alfombra en el piso rodeados por almohadas con sonajeros y demás juguetes de bebés.

—mami vendrá pronto, iremos al bosque, mami me hara trenzas frente al río y ustedes verán el ciedo y los pajaritos— sonrió la niña besando la frente de sus hermanos los cuales soltaron esa característica risa de bebé tan encantadora.

Los policías estuvieron un día buscando la casa correcta, y dos vigilando la, dos días en los que de esa casa azul solo se escuchaba el canto perdido de una chica, algunas risas locas de esas que no demuestran  sentimientos felices, mucho llanto, y gritos de completa agonía.

Se dice que así se escucha cuando llegas al infierno.

Dentro de la casa mientras Iván moría lentamente Apolo se trataba de mantener despierto y alerta, sabía que en cualquier momento vendrían a rescatarlos.

O a recoger sus cadáveres.

Faelynn por su parte cada vez empeoraba más, había olvidado su nombre, el de su padre, el nombre sus hijos, ella ya no era faelynn dolha, en su mundo de la locura y depresión se convirtió en la princesa Odile, reina de los caramelos, gobernante de los países del pan dulce, y ginete de los caballos chocolatosos.

A Erick no le importaba que faelynn se haya vuelto loca, el sabía perfectamente que cuerda nunca se quedaría con el cuerda, estado loca, y sometida ante el podía usarla para su propio placer.

Y vaya que lo había hecho

La había usado de tantas maneras que ni la persona menos cuerda se lo imaginaria. Esas eran manchas que nunca se borrarían de su piel.

Cicatrices que serían recuerdo de que ella antes fue alguien, y ahora no es nadie, podría morir, y ya a nadie le importaría, puesto que a las únicas personas que podría importarles sufren una muerte lenta y dolorosa.

Y la reina Odile nunca entraria en cuenta de lo que le hacen, nunca se daría cuenta que sufre, dejo de sentir realmente hace tiempo y por supuesto que no lo recuerda.

—rio de caramelos con pequeñas agujas— cantaba la reina Odile mientras corría por la casa —come los caramelos no comas las agujas...

—¡FAELYNN!— grito Erick, pero está no le prestó atención

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