Capítulo Once

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Apretando los dedos alrededor del volante hasta que sus nudillos se pusieron pálidos, Zayn llevó el auto por la arbolada calle que llevaba directo a la casa de su hermano manteniendo una velocidad moderada. Sus labios picaban por poner un cigarrillo entre ellos y tomar una calada repleta de su preciada e intoxicante nicotina, pero dado que Liam había acabado con la única caja que llevaba consigo, se había tenido que conformar con un chicle de menta que había encontrado en la guantera -seguramente perteneciente a Louis, vencido desde hace milenios-, el cual ya hasta había perdido el sabor.

No le gustaba para nada la forma en que las cosas estaban sucediendo. Nunca había sido bueno en acatar reglas, desde que tenía memoria se había mantenido en el lado opuesto de lo aceptable. Siempre había sido así, era su naturaleza. Y que Liam estuviese rompiendo con su amado mundo repleto de drogas, alcohol y fiestas estaba comenzando a despertar esa parte fácil de enojar que se había esforzado por mantener al margen.

Le gustaba su vida tal y como estaba. No lastimaba a nadie siendo como era, es más, se había mudado de la casa de sus padres con diecisiete años para poder rebuscarselas por si mismo y no molestarlos. Ellos no habían estado de acuerdo, pero Zayn siempre había sido muy persuasivo cuando algo le convenía.

Había comenzado a fumar cuando tenía dieciocho, pero habían sido solo un par de cigarrillos aquí y allá, fumaba cuando se encontraba con alguien y le ofrecía un par de caladas. Se había tomado el habito en serio cuando Louis comenzó, ellos pasaban casi todo el día juntos, era imposible que no copiara la mala costumbre de tener su caja de cigarrillos siempre cerca. Ahora, se sentía nervioso y enojado si no la tenía.

Tomando un respiro, llamó a la casi inexistente paciencia que poseía mientras dirigía el vehiculo hacia el camino de grava que daba a la cochera. Frenando, no se molestó en apagar el motor, sino que directamente abrió las puertas. —Bajate. —siseó.

Liam no se movió ni un centimetro, en vez de eso, solo elevó las cejas en su dirección—. ¿Que son esos modales, Zayn?

—Si no te bajas en cinco segundos, dejaré de medirme y te golpeare.

—Golpear a un oficial de policia es contra la ley —le recordó con voz burlona.

El moreno rodó los ojos, sonriendo sin diversión—. No me molestaría volver a la carcel si me saco las ganas de darte un puñetazo.

La burla se borró del rostro de Liam—. ¿Volver?

La puerta principal se abrió antes de que Zayn soltara las palabras agrias que estaban en la punta de su lengua, un grito emocionado silenció a ambos—. ¡Titi!

Mirando a través de la ventanilla, el moreno sonrió brillantemente antes de apagar el motor y salir del auto, atrapando la pequeña forma y apretandola contra su pecho—. Hola, princesita.

—¡Titi vinite! —Gabby chilló emocionada, poniendo sus manitos en las mejillas de Zayn, obsequiandole una gran sonrisa—. Te estañe.

—Nos vimos hace unas horas, mi niña. —sonrió enternecido, abrazando a la pequeña más cerca—. ¿Por qué estas afuera? Hace demasiado frío aquí para ti.

—¡Dicelo tu, talvez si te escuche! —Kate dijo desde la puerta, sus brazos en sus caderas—. Porque lo que yo le digo, le entra por una oreja y le sale por la otra.

—No creo que sea de esa manera, no exageres, mi princesa jamás ignoraria lo que su madre dice — Zayn la defendió con una sonrisa—. ¿Verdad, Gabby?

—Si, titi. —respondió automaticamente, un brillo travieso en sus ojitos.

Kate bufó desde la puerta—. Por supuesto, debí saber que te pondrías de su lado.

—Bueno, obviamente, jamás me pondría a tu favor.

Ella se mordió un insulto, tomando aire para calmarse antes de preguntar—. ¿Van a entrar o no? Debo cerrar la puerta antes de que se enfríe toda la casa.

—¡Si, titi, ayuno!

—No puedo quedarme, cariño, debo ir a la universidad y...

—¡Pofa, titi! —ella rogó, un puchero adorable en sus labios—. ¿Siiii?

¿Como rayos Zayn se podía negar a una carita tan dulce? Suspirando, sonrió—. Bien, creo que puedo quedarme un momento.

—¡SIIIIII! —celebró.

—Iré a preparar más desayuno entonces. —Kate entró a la casa, el sonido de su voz tarareando la siguió.

Liam, quien se había mantenido al margen de la imagen luego de bajar del auto, se acercó y observó a Zayn de cerca, viendo como el chico hablaba con dulzura hacia la pequeña niña emocionada en sus brazos.

—¿Como rayos haces eso?

El moreno lo miró—. ¿Hacer qué?

—Pasar de querer matarme a ser tan dulce como para causarme caries.

—Bueno, eso es facil. —aseguró—. Mi princesa me agrada, tu no.

—Te agradaba antes.

—Tu lo dijiste, antes. —estrechó los ojos en su dirección—. Y antes de que rompieras mi caja de cigarrillos, me agradabas un poco más que ahora.

Cuando comenzó a caminar hacia la casa, Liam lo siguió—. ¿Acaso no ves que es por tu propio bien?

—¿Acaso no ves que estoy lo suficientemente grandecito para saber que es lo mejor para mi?

—Siempre serás un bebé a mi parecer.

Zayn hizo rechinar sus dientes—. Y ese pensamiento fue lo que desencadenó todo esto en primer lugar.

Dejandolo confundido, entró a la casa y se dirigió al comedor, dejando un beso en el cabello de su otra sobrina, quien estaba durmiendo con la cabeza apoyada sobre la superficie de la mesa.

Kate dejó una taza de café frente a él cuando se sentó y acomodó a Gabby sobre sus piernas—. Deja de ser tan espinoso, cariño. —aleccionó con la dulzura que solo una madre puede lograr—. Esa terquedad no te llevará a nada.

—Ser blando tampoco lo hará.

—¿Quien dice que no?

—Experiencias pasadas. —susurró—. Ya jugué este juego una vez, Kate, no voy a hacerlo de nuevo.

—Eres mayor ahora, sabes mejor las reglas, puedes ganar esta vez. —ella alentó con cuidado.

—No tropezaré de nuevo con la misma piedra, no soy tan tonto. —acarició el cabello de Gabby con la punta de sus dedos, observando a la pequeña comer cereales de un recipiente que Kate le acercó.

—A veces hace falta ser un poco tonto para poder ganar.

Levantando la mirada hacia los ojos verdes de la joven, Zayn observó brevemente su rostro pecoso antes de suspirar—. El problema es que aun no me recupero de la ultima vez que jugué y perdí.

Ella le dedicó una mueca de dolor, pero no dijo nada y se alejó cuando Liam finalmente traspasó la puerta para reunirse con ellos. Zayn se concentró en su sobrina en todo momento y se marchó lo más rápido que pudo en cuanto su café se acabó, no necesitaba esto, no quería a Liam en su vida, ya no.

O talvez, solo quería creer tanto en eso que comenzaba a realmente pensar que era de ese modo. 

¿Ahora me ves? |Ziam|Where stories live. Discover now