60.- Esperar

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Un mes después...

Logan

No recuerdo mucho de lo que ha pasado en este mes dentro del centro de rehabilitación, además de las terapias y las actividades monótonas que realizaba cada día, no hay mucho que recordar. Hice muchas cosas que no había hecho en mi vida, como leer libros de ficción o escuchar algo de música. Incluso me atreví a pintar un cuadro, pero por la medicina que me otorgaban, no recuerdo muy bien sobre lo que trataba.

Lo que sí recuerdo son los días de visita, sobre todo cuando venía Dove.

No hablábamos de Leah, mucho menos de nosotros. Ella vino cada domingo que era la hora de visita y se quedaba las dos horas completas charlando conmigo. Había días que me sentía tan aturdido por las pastillas, que casi no podía entender lo que decía, pero también estuvieron esos días lúcidos en los que memoricé cada palabra que me dijo.

Antes, cuando intentaba convencerme de que no sentía nada por Dove, pensaba que su entusiasmo por la vida, su bondad y su vulnerabilidad eran las peores de sus cualidades, pero me equivoqué. Dove Garden es la mejor persona que conozco, ya lo había dicho, pero lo corroboro después de todo este mes encerrado en este centro de salud mental. Dove es... una brisa de aire fresco en un día caluroso. Es vitamina. Ella es un rayo de sol que ha llegado a alumbrar mi oscuridad y fui demasiado estúpido como para querer alejar su calidez alguna vez.

Había ido a terapia antes, pero al estar encerrado en este lugar, me di cuenta de que no necesitaba una sesión de una vez a la semana. Había necesitado más que eso y me di cuenta de ello una vez estuve aquí. No me había puesto a pensar sobre lo deprimido que he estado durante la mitad de mi vida, tampoco sabía que esa tristeza oculta se reflejaba cada vez que hacía daño a alguien que amo. Supe entender que ese ha sido mi mecanismo de defensa para que no puedan ver a través de mi dolor, y aunque eso no cambia nada del pasado, me ayudó a dejar de sentirme alerta todo el tiempo.

Aún tengo mucho que mejorar, sobre todo ahora que los antidepresivos serán reemplazados por ejercicios de respiración y meditación, ya que no pueden confiarme medicación por mis intentos de suicidio, pero creo que he recibido mucha ayuda aquí y que estoy listo para volver a casa, a volver a estar para mi hija sin romperme.

No hay cura para la depresión, van a haber días en los que me sentiré muy mal, sobre todo ahora que Leah sigue sin estar consciente, pero tengo la motivación necesaria para intentarlo, para dejar atrás esa parte de mí a la que le gusta asesinar con palabras hirientes a quien más quiere en el mundo.

Así que, a pesar de que me siento algo nostálgico por salir del centro, me encuentro emocionado por poder hacer las cosas diferentes.

Camino por el pasillo con mi maleta en mano, sin el aturdimiento que sentía en mi cabeza cuando llegué. Las puertas de la entrada se abren y busco a Dove con la mirada, me dijo que ella es la que vendría, pero no la veo y...

Psss —escucho un chistido y miro de un lado a otro, hasta que vislumbro a una mujer a mi lado, vestida completamente de negro, incluso su cabeza está cubierta por una gorra y sus manos traen guantes. Sin embargo, la reconozco por su tamaño.

—¿Dove?

—¿En serio? —pregunta y su voz suena ahogada gracias a que está llevando un barbijo—. ¿Me reconoces aunque esté vestida así?

—Si —digo, sonriendo y envolviendo mis brazos a su alrededor—. Aunque no entiendo por qué estás vestida así.

Ella me devuelve el abrazo con la misma intensidad y el amor que siento ahora es indescriptible.

—¿Dónde está tu auto? —pregunto, mirando alrededor.

—Ahí atrás —señala detrás de mí al único auto azul del aparcamiento—. Ven.

Mi Mejor Problema (AD #3) [COMPLETA]Where stories live. Discover now