Capítulo 35

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Pasaron unos días desde la salida de Neymar del hospital. Su familia se había quedado una semana más para poder acompañarlo en su reposo hasta que finalmente, llegado el momento, volvieron a partir. Neymar pasó tiempo con su hijo y logró ponerse al día con su madre y hermana. Carol, quiso aprovechar el momento en que pudieron quedarse solos para hablar con él a solas y no teniendo la presión de Nadine cerca que al final ambos sabían que era bastante influyente.

Se acercó a la tumbona que había a su lado y se sentó cómodamente mientras observaban cómo Vini jugaba con los niños en la piscina. Un día soleado en París era necesario aprovecharlo.

Ambos se quedaron callados hasta que Carol le envió una mirada sigilosa y decidió hablar.

-Así que Dunia, ¿eh?

Neymar sonrió mientras ocultaba sus ojos tras las gafas de sol.

-Es pronto para decir nada...

-¿Pronto? Pues lleváis medio año con la tontería...

-Tampoco así...

-Desde tu cumpleaños vi cosas, Ney. Son muchos años conociéndonos.

Neymar sonrió al recordarlo. Por sentir, llevaba tiempo sintiendo por ella sin que él apenas supiera manejarlo hasta que los sentimientos fueron más fuertes y lo superaron con creces.

-No voy a decirte nada en contra.

-Sé que tú no eres como mamá.

-No culpes a Nadine... sabes que Bruna nunca le gustó demasiado y enterarse que ya estabas con alguien más...

-Mamá siempre tuvo la esperanza de que volviera con Bruna Maquezine. A partir de ahí ninguna le gusta.

-No has hablado con ella de esto, ¿verdad?

-Lo he evitado.

-Pues te habrías sorprendido.

Neymar la miró con confusión y ella prosiguió con una sonrisa.

-Me preguntó si la conocía y, para su suerte, le dije que sí. Me confesó que estaba contenta porque se había sentido tranquila al conocerla. Evidentemente he omitido todo tipo de comentarios sobre su trabajo...

En ese momento, Neymar se reincorporó de la tumbona y se quitó las gafas.

-¿Tú lo...?

-Sí. Nunca le quise decir nada para no incomodarla, pero en una ocasión se le escapó a Bianca un detalle y até cabos... me alegro de que pudiera salir de ahí. No la veía del todo feliz con esa vida de lujos innecesarios.

Neymar asintió en silencio mientras la escuchaba.

-¿Y tú qué piensas? De nosotros... sabes que tu opinión me importa mucho.

-¿Y eso por qué? Es tu vida, Ney. No soy nadie para opinar.

-Eres la madre de mi hijo y también quiero saber lo que opinas.

-Opino que te veo feliz. Pareces otro estando ella cerca, como si fueras un niño ilusionado... y si tú eres feliz, yo lo soy más.

Carol le tendió la mano para tomársela y él se la tomó apretándola con cariño sin dejar de mirarla.

-Significa mucho.

-¿Dónde está ahora?

-Tuvo que volver a España para organizar algunos asuntos de la academia.

-¿Y se vuelve a París?

Neymar soltó un suspiro ahogado.

-No lo sé... lo de Barcelona aun es largo. Aun tengo el contrato con París, no sé cómo lo averiguaremos.

-No creo que te tengas que preocupar demasiado. Recuerda, tienes que descansar.

Él asintió de acuerdo.

La mañana siguiente, Carol y la familia al completo habían vuelto a Brasil temprano. A Neymar le había costado mucho despedirse de ellos, pero se prometió a sí mismo que no tardaría en hacer un viaje a su país para disfrutarles un poco más.

Nadine no estaba del todo contenta con no haber pasado más tiempo con Dunia y poder conocerla más y eso en parte puso feliz al futbolista. Que su madre tuviese interés en conocer a la mujer que entonces ocupaba su corazón significaba un gran paso: normalmente ella solía ser reacia a conocerlas y compartir con ellas.

Y en ese mismo día, Dunia apareció en sorpresa. Había tomado un vuelo temprano y para cuando llegó a la casa de Neymar, éste descansaba tranquilo en su cama. Unos ligeros besos sobre su hombro desnudo lo hicieron despertarse poco a poco y en cuanto vio la sonrisa de Dunia, éste la agarró con urgencia abrazándola y tirándola de la cama para después comenzar a besarla con desespero.

-Si lo sé, me iré mas veces para que me recibas así.

-No, no te vayas más, por favor.

Neymar murmuró con una voz somnolienta mientras trataba de asimilar que no estaba soñando y que al fin la estaba abrazando y probando de nuevo su boca.

-Te eché mucho de menos.

-Y yo a ti, Ney.

Éste le dio un último beso.

-¿Y qué tal la cosa por España? ¿Solucionaste tus cosas?

-A medias, pero no quiero hablar de trabajo.

Dunia se fue quitando los zapatos sigilosamente y se metió en la cama de lleno con él.

-¿Y de qué quieres hablar? -preguntó él con una sonrisa de lado.

Dunia se quitó el jersey de lana con la ayuda de Neymar y volvió a besar su boca muy despacio.

-No quiero hablar. -logró decir entre besos.

-Pues entonces -consiguió decir el brasileño una vez sintió que las manos de Dunia comenzaban a deslizar su pantalón hacia abajo mientras él seguía recostado -, no hablemos.

-No, mejor no.

Sus labios volvieron a encontrarse con mucha más pasión que antes. Neymar decidió llevar el control como le gustaba y se colocó sobre ella, bajando su falda con presteza y dejando un cálido beso sobre la tela de su tanga.


Habían pasado dos horas desde que Neymar y Dunia se habían encerrado en la habitación del futbolista. Dos horas de una intensa sesión de sexo que resultó hacerles sentir tan bien así como les sirvió para recordarse lo mucho que se habían extrañado. Mientras Dunia se duchaba tranquilamente, Neymar había contestado a unas de las miles de llamadas que Galtier le hacía para saber sobre su evolución y, no había hecho más que colgarle, cuando el timbre de su casa sonó. Recordó que había que mandado aquel día al servicio a su casa y que, por suerte, estaban solos en la morada, así que Neymar se apresuró a bajar las escaleras y acercarse rápidamente a la puerta. Se sentía mucho más libre desde que le habían quitado la escayola de su brazo y aún más tranquilo cuando supo que Dunia volvió. Pero toda tranquilidad, como todo en la vida, tenía que acabarse.

Al abrir la puerta se encontró con un joven alto, moreno, con una creciente barba y vestido muy elegantemente. Miró a Neymar con una sonrisa de lado y dio un rápido vistazo a su alrededor. El futbolista se dio cuenta de como el cuerpo de seguridad permanecía cerca de ellos esperando cualquier tipo de señal para intervenir. No tenía ni idea de qué era lo que aquel desconocido les había dicho para que le dejaran pasar.

-¿Puedo ayudarte en algo?

-Pues claro que sí. ¿Está Dunia?

Neymar no se sintió amenazado, pero no le gustó nada la superioridad con la que se mostraba aquel hombre. Seguro y firme, como si supiese muy bien dónde se encontraba y qué hacía.

-¿De parte de quién?

-Máximo, también conocido como Conan. Dile que se dé prisa, que nuestro vuelo para España sale en 2 horas.

Inevitable (Neymar Jr)Where stories live. Discover now