12. DEJA QUE ANOCHEZCA

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Sasha se recargó en la puerta y fijó la mirada en los tres chicos que se asomaron desde la habitación en el fondo

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Sasha se recargó en la puerta y fijó la mirada en los tres chicos que se asomaron desde la habitación en el fondo.

—Creo que llegó el momento de que hablemos sobre lo que tenemos que hacer —dijo, y les hizo una señal a los chicos para que se acercaran.

Nos sentamos alrededor de la pequeña sala.

—Esto se nos ha ido un poco de las manos —expresó Jackson y apretó los labios.

Pude ver en su mirada una notoria preocupación, recordé entonces que mi compañero tenía una hija y una esposa de las que cuidar, eso me llevó a pensar en mi propia familia, en mamá, en mi hermana, en mi sobrina, la imagen de mi padre también se incrustó en mis pensamientos, sin embargo, con él, el sentimiento fue distinto, igual de intenso pero distinto; apreté los puños y unas irascibles ganas de llorar me invadieron.

—Estamos de brazos atados —dije, tragándome el nudo que tenía atorado en la garganta—, ¿qué podemos hacer?, ¿ir a la policía? —Sonreí con ironía.

—Lo único que nos queda por hacer es sobrevivir —exteriorizó Sasha con voz firme—, es lo único que debemos hacer, al menos por ahora. —Sasha volvió a fijar su mirada en los tres chicos—. Y para hacerlo tenemos que irnos de esta ciudad.

—Ustedes cuatro tienen que hacer eso, definitivamente, pero si Jayden y yo nos vamos seremos unos prófugos de la justicia, no estoy preparado para vivir el resto de mi vida huyendo, tampoco quiero condenar a mi hija a ello. —dijo Jackson, esta vez fue él quien caminó en círculos alrededor de la sala.

—¡Si se quedan van a matarlos! —exclamó Sasha—, ¡ustedes saben demasiado! Y ya vimos de lo que esas personas son capaces de hacer.

—Ellos no saben lo que sabemos —argumentó Jackson—, tal vez si nos entregamos y mostramos arrepentimiento puede que nuestra condena no sea tan grande, Jayden, ¡tu padre es el maldito comisionado! ¿No crees que pueda tener al menos un poco de indulgencia?

Reflexioné en silencio la pregunta de mi compañero, a mis pensamientos volvió la imagen de mi padre en esa fotografía, ¿qué demonios hacía ahí? Siempre se comportó como un hombre recto, intachable, rígido a su moral. Todavía me costaba creer que el hombre que me crió pudiese ser parte de algo tan horrible como ese club, sin embargo, la imagen no mentía, era él y estaba ahí, detrás de todos esos hombres, pero estaba presente.

—No lo sé —respondí con sinceridad—, ya no sé de lo que mi padre pueda ser capaz.

—¡No hay tiempo ya para reflexiones! —prorrumpió Sasha y se puso de pie—. Mi deber está en cuidar de estos chicos, no puedo interferir en la decisiones que ustedes tomen, lo único que les pido es que nos den tiempo para poder escapar de aquí, mi amiga y yo llevamos meses planeando irnos a Canadá, esta mañana he hablado con ella, su pareja tiene un auto en el que podemos irnos, el viaje se realizará esta noche, ahora mismo están aparcados a una cuadra de aquí, esperando a que yo bajé.

Deja que anochezca [ONC]Where stories live. Discover now