enchanted ; bowuigi

04. tiempo de vals

enchanted ; @-MAOMAO

♡ • Una vez que Luigi logró controlar las tuberías del colegio que lo contrató, la directora le pagó generosamente y él se retiró a guardar sus elementos en la parte trasera de la van donde se sentó a lanzar un suspiro agotado.
Había conseguido no pensar en su intento fallido de invitar al gerente durante un par de horas pero él ya sabía desde el principio que no podría concentrarse en el trabajo eternamente.

Sólo deseaba no sentirse tan humillado por el rechazo. Con eso le bastaría para fingir que estaba bien como siempre lo hacía.

"¿Luigi?" escuchó el aludido detrás "¡Qué coincidencia encontrarte aquí!" y al instante reconoció la voz de su dueño "No sabía que tu siguiente parada sería la escuela de mi hijo... ¿porqué no me dijiste?, te habría traído yo."
El gerente.

Luigi se volteó rojo de la pena, del miedo y de la incomodidad ganándose una mirada extrañada y sorprendida de ambos, gerente e hijo.

"Papá, qué le pasa al señor del bigote amable" preguntó Junior de la mano de su padre, "No lo sé hijo" le susurró él "Luigi, ¿estás bien?" se atrevió a preguntar el gerente "Te ves... raro", "¡Seeeeeeh, fantástico!" contestó Luigi con una pésima actuación "¿P-porqué no lo estaría?", "Bueno, tu cara...", "No me pasa nada, ¡de verdad!", "S-si tú lo dices..."

Sin embargo - y no tenía nada que ver con que Luigi fuera un asco actuando - el gerente tenía el presentimiento de que su comportamiento tan extraño estaba relacionado con la charla de antes que no salió tan bien como ambos esperaban.

"Oye" lo llamó bajito el gerente para que Junior no lo oyera "quería hablarte de lo que me dijiste antes"
"¿Antes?" inquirió Luigi fingiendo demencia, "Sí, ya sabes, lo del favor", "¡Oooooohhhhh, esoooo!" se rió con exageradas reacciones que estaban medio asustando al mayor "pfff no pasa nada, ¡olvídalo! ¡fue una tontería!" y el gerente intentó detenerlo, "Pero Luigi-", "Deja, deja, ¡encontraré otra manera!, o si no no iré, ¡pero no te preocupes! ¡ve, ve!, seguro tu hijo ya quiere irse a casa", "¡Pero Luigi-!" de nuevo y de nuevo mientras el bigotón se alejaba de él, "Ay, mira la hora, ¡tengo encargos que hacer! ¡arrivederci!", "¡Luigi! ¡espera!" pero el aludido se montó en su van, le dio vuelta a la llave y el motor hizo ruidos como de perico con catarro, "No otra vez..." se lamentó Luigi dejándose caer sobre el volante "Porqué esto siempre me pasa a mi..." Había intentado huir y falló. La cúspide de la vergüenza ajena.