Capítulo 4 Blake

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Lea

Estoy en el sofá viendo una serie cualquiera en la tele cuando me llega un mensaje. Miro a ver de quién es, y resulta ser Blake.

Blakey: ¿Te vienes a tomar algo aquí conmigo?

Lea: Está bien. En media hora estoy ahí, además te tengo que contar lo que me pasó ayer, aunque creo que me vas a querer matar.

Blakey: Entonces espero verte aquí en veinte minutos.

Me pongo un vestido blanco con un poco de escote, ajustado en la cintura y con algo de vuelo, me llega cuatro dedos más arriba de la rodilla, lo conjunto con unas sandalias plateadas y me hago una trenza con dos mechones sueltos como flequillo. Cojo un pequeño bolso del mismo color que mis sandalias y recojo mi móvil de encima del sofá para poder irme. Tardo diez minutos en llegar y cuando lo hago me encuentro a Blake coqueteando con un chico un poco más bajo que él, pero al final no consigue nada, entonces me acerco.

- No estaba mal, ¿eh? - pregunto moviendo las cejas de arriba a abajo mientras le despeino su rubio pelo ondulado.

- La verdad es que no, el único inconveniente es su novia - me dice con una sonrisa divertida.

- Ups... la próxima será la tuya.

- Seguro que sí - dice sarcásticamente mientras sonríe - bueno, ¿quieres tomar algo?

- No, gracias.

- Sigo recordando que me tienes que contar algo - me dice mientras nos sentamos en la arena mirando el mar.

- Sí, pero promete que no te vas a enfadar.

- Si me dices eso, es probable que... - lo interrumpo.

- Promételo.

- Está bien, te prometo que no me enfadaré.

- Vale. Ayer por la tarde salí a dar un paseo por el bosque con Milo y Kiko, y cuando volvía me encontré con un gran lobo negro - empecé a contarle.

- Dime que te alejaste y te fuiste a casa sin más por favor - me dice Blake, sospechando algo que sabía que no le iba a gustar.

Sí tú supieras, Blake.

Conciencia, cállate.

- Bueno, el caso es que vi que tenía una pata herida, lo llevé a casa y lo curé.

- ¡Pero tú estás loca, Lea!, ¿cómo se te ocurre hacer eso? ¿qué hubiera pasado si te hubiera atacado?

- No sé, pero no podía dejarlo en ese estado, esa no soy yo.

- Ay Lea... - suspiró.

Lo abrazo de lado y le hago ojitos.

- ¿Estás enfadado?

- No mucho, pero me preocupa lo que te hubiera podido pasar.

- Te prometo que a partir de ahora tendré más cuidado, aunque te recuerdo que en donde trabajo hay veces que puede ser más peligroso - le digo recordando que un psiquiátrico no es el lugar más seguro.

- Puede que tengas razón - me dice devolviéndome el abrazo.

Me vibra el móvil indicando que me están llamando. Me disculpo con Blake, me levanto y contesto.

- ¿Hola?

- Buenos días señorita Vera, soy el señor Meison.

- Buenos días señor Meison, ¿qué sucede?

- Estoy en el psiquiátrico MHY, hace unos días Enzo Beckman ingresó en nuestro centro por una masacre que se produjo en Sizon, él es supuestamente el culpable pero no lo parece, no alardea de lo que hizo , no da detalles, parece odiar la sangre, lo cual no es habitual en estos casos, es decir, no es... - al ver que él no sabe cómo describirlo, lo hago yo.

- ¿Narcisista y egocéntrico?

- Exacto, ¿podría venir a ver qué puede hacer? - me dice el señor Meison.

- En una hora estaré ahí - me despido de él.

Cuando vuelvo junto a Blake está mirando su móvil, me siento a su lado y le digo:

- Tengo que irme, lo siento - me disculpo con él.

- No te preocupes, lo entiendo - me dice con una sonrisa tranquilizadora.

- Nos vemos guapo - me despido con un beso en la mejilla.

- Adiós estrellita - se despide de mí mientras me revuelve el pelo.

Mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora