Los meses pasaron, y en un abrir y cerrar de ojos, Betty ya se acercaba a su quinto mes de embarazo; Jughead vivía del trabajo hacia ella y había empezado a cuidarla como nunca, pero en cuanto a la espera de su bebé, ellos no sabían aún como sentirse respecto a eso. Por suerte, contaban con todo el apoyo de su familia, especialmente la familia de la rubia.
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Hoy en la tarde, Betty estaba acostada sobre una camilla en el hospital mientras le practicaban un ultrasonido; Había asistido a todas sus citas sin falta, y Jughead la había acompañado sin falta.
Pero ésta vez, estaban por revelar el sexo de su bebé, y Jughead no llegaba.
—Tiene un bebé perfecto, felicidades Elizabeth— La felicitó la doctora que la estaba atendiendo, con una sonrisa, pasando el aparato sobre su vientre.
Betty miro al bebé en esa pantalla, y no pudo evitar que una sonrisa se le escapara; Ya se veía bastante formado, con sus manitas, los piecesitos, y sus movimientos en el vientre.
Y es que no pudo, no pudo evitar que esa sonrisa se le escapara.
—¿Lista para saber el sexo de su bebé?— Le pregunto la doctora.
Betty nego. —No, aún no. Estoy esperando a...
—Hola, perdón, perdón— Se disculpó el ojiazul, entrando por aquella puerta, con su bata de doctor. Se encontraba trabajando en ese mismo hospital, y por eso andaba ocupado. —Hola mi amor. ¿Todo bien mi vida?— Le preguntó a Betty, acercándose y besando su mejilla para después mirar a la doctora. —¿Mi novia está bien? ¿El bebé igual?—
La doctora asintió, con una sonrisa, mirando la pantalla con la imagen del bebé. —El feto está bien. Estaba por revelar su sexo. ¿Quieren saberlo?—
—Yo si— Admitió Jughead, mirando a la doctora y luego a Betty. —¿Tu quieres, amor?—
Betty asintió, algo nerviosa, mirando a la doctora. —Estoy lista—
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Después de saber el sexo del bebé y salir del hospital, Jughead tuvo que trabajar el resto de la tarde, y después fue en su auto en busca de Betty. Se pasaban todo el rato que podían juntos, siempre y cuando el trabajo se los permitiera.
Estaban ahí, en el auto, en silencio. Betty miraba por la ventana, perdida, y Jughead la miraba a ella, algo preocupado por lo que podría estar pasando por su cabeza.
Jughead aclaro su garganta, mirándola. —Mi amor... ¿Tienes hambre? ¿Quieres un helado? ¿Quieres algo amor?—
Betty lo miro y asintió lentamente, tocándose su vientre abultado de aproximadamente cinco meses. —Tengo hambre Juggie. Mira como me ruje el estómago—
Jughead la miro con una ceja alzada, y tocó su vientre también. Abrió los ojos como platos al darse cuenta de que eso no era hambre.
—Pero nena... No es hambre. Es el bebé, el bebé se está moviendo mi amor. No es tu estómago— Aseguró Jughead, fascinado, con su mano sobre el vientre de su novia.
Betty puso sus manos sobre su vientre también, y sintió los movimientos de su bebé; Sintió miedo, y su corazón se aceleró levemente y sintió algo de miedo.
Una vida dentro de ella, que ya se estaba haciendo notar. Una vida que a pesar de todo, es el fruto de la pasión, el fuego y el amor entre ella y su novio, a quien de verdad amaba.
—Valla, relájate bebé. Estás bien, estás con papi y mami— Le habló Jughead, besando el vientre de su novia.
Betty sonrió, pero no decía nada. Tomo aire para también dedicarle unas palabras a su bebé. —Bebé... Se que tu y yo no hemos tenido la mejor relación, y me arrepiento de las cosas que quise hacer contigo al principio. Pero tú eres solo un bebé inocente y tu papi y yo nos vamos a asegurar de que nazcas sanito y tu papi es doctor, vamos a estar bien— Aseguró, con una sonrisa.
Jughead sonrió y le lleno la cara de besos. —Alguien ya quiere mucho al bebito—
Betty suspiro, mirándolo. —Tal vez, pero tengo hambre Juggie. Enserio. El bebé y yo tenemos hambre—
Jughead soltó una pequeña risa mientras encendía el auto. —Ya amor, iremos al Pop's en este momento y comerás lo que quieras—
En pocos minutos, ya los dos estaban en el Pop's, y Jughead ya se había comido su hamburguesa cuando Betty seguía comiendo papas fritas, donas y su malteada.
El solo la miraba, divertido; Realmente tenía hambre, y con el embarazo le daba más hambre, el doble.
De repente, Betty noto como la miraba Jughead, y ella lo miro a él, seria. —¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Por qué me estas mirando así?—
—A ti— Contesto la rubia, mientras empezaba a tomarse su malteada. —Quiero que estes encima de mí, dándome muchos besos, acariciándome—
—Wow nena, sé que tienes las hormonas disparadas, pero relájate un poco y piensa si tener sexo ahorita es buena idea— Sugirió Jughead.
Betty rio sonoramente. —No estoy pidiendo que tengamos sexo. Solo quiero que me des muchos besitos y mucho cariño, y ya. Estoy muy cansada como para tener sexo contigo ahora—
Jughead soltó una pequeña risa. —De acuerdo, supongo que entendí mal. ¿Nos vamos ya a la casa, amor?—
—Déjame terminar mi malteada. Bueno, quiero también un helado y después podemos irnos— Contesto Betty, aun tomando de su malteada.
—¿Qué? ¿También un helado? Preciosa, te va a doler la panza. No vas a tener un bebé, vas a tener a un pequeño rollo de helado— Reprocho Jughead.
—Juggie por favor... solo un helado y ya. Por favor, por favor, por favor por favor...— Suplico, haciéndole ojitos y juntando ambas manos en suplica.
Jughead suspiro, tomándola de ambas manos por encima de la mesa. —Esta bien. ¿Cuál sabor?—
Tuvo que complacerla con lo del helado; Sabia perfectamente que no podía contradecir a una embarazada, y menos si se trataba de su novia con su hijo dentro.
En un rato ya los dos estaban en casa de Betty, específicamente, sobre el sofá, viendo dibujos animados; Ella estaba sobre el regazo de Jughead, acostando su cabeza sobre su pecho, mientras el la acariciaba y la consentía.
Lo del bebé ya no era un problema tan grande, y estaban mejor que nunca en su relación.
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