Capitulo uno

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Mmm, escucharlos rogando para ser follados y luego rogar para vivir es encantador. 

~Jungkook

Jungkook, como se le conocía ahora, inspeccionó a la gente de la pista de baile. Era viernes por la noche, y el lugar estaba lleno de humanos ansiosos. Olfateó discretamente. Ah, y no sólo humanos. Había más que unos pocos aquí también: cambiaformas de varios tipos, un demonio, y lo que él llamaba humanos dotados, aquellos que podían controlar las cosas con sus mentes o iniciar incendios con sólo un pensamiento.

Respiró profundamente otra vez. Y unas cuantas brujas. Interesante.

Se pasó una mano por el pecho, llamando la atención. Muchas miradas interesadas le devolvieron la mirada. Varias más le dieron un amplio margen. Sonrió, muy consciente de la imagen que presentaba. Su pelo oscuro perfectamente peinado tentando a los dedos a estropearlo, y sus ojos marrón chocolate prometían oscuras delicias. Los dos rasgos ciertamente ayudaban a atraer a su presa.

Jungkook tembló ante la lujuria y el miedo que se dirigía a él.

Los temerosos ruegos mientras drenaba a los humanos de su vida siempre lo habían excitado, pero sus métodos habían cambiado a lo largo de los siglos. Donde antes había cazado sólo por el placer del miedo, ahora la emoción de tener sexo con un hombre lo impulsaba.

Mmm, escucharlos rogar para ser follados y luego rogar para vivir, es encantador.

En este mundo moderno, encontrar una presa no era un problema. A pesar de que estaba por debajo del promedio en altura, su cuerpo estaba tonificado. Eso llamaba la atención del ojo errante. Una nariz recta y labios llenos completaban el cuadro, y qué cuadro era. Varios hombres a través de los años habían caído en su beso mortal. Pero las apariencias engañaban.

No era un hombre con el que se pudiera jugar... porque no era un hombre.

—Hmm. —Jungkook tamborileó sus dedos sobre la mesa mientras miraba a alguien en la pista de baile—. Creo que he encontrado la cena.

Se levantó rápidamente. Las luces intermitentes del club resaltaban su pálida piel, y las cabezas se giraban cuando se acercó a la pista de baile. La multitud le dio la bienvenida. El olor de los cuerpos masculinos sudorosos, el deseo apenas reprimido, y los celos colgaban como una nube pesada. Le encantaba esto.

Dejando que la música lo invadiera, se acercó al hombre que había elegido, mirándolo cuidadosamente. Había una cruz en una larga cadena alrededor de su cuello. Jungkook gruñó en silencio. Esa sería una de las primeras cosas en irse. Su profundo odio por el símbolo se remontaba a una época anterior de su vida.

Después de todo, el Hijo del Hombre había muerto en esa cosa. Jungkook, el apóstol, se quitó la vida, rechazando así la sangre que Cristo había derramado en la cruz por el hombre.

Jungkook, el vampiro, fue maldecido a beberla para sobrevivir... y todavía estaba felizmente dándole a Dios el dedo corazón.

Apartó los pensamientos mientras la cruz casi chocaba con él. Ahora no era el momento de volver a visitar viejos recuerdos. El collar era barato, y el metal parecía ser de plata de baja calidad. Había un brazalete de plata que también debía ser retirado.

La plata lo hacia arder profundamente, literalmente quemando la carne hasta el hueso si se tocaba demasiado tiempo. El dolor era horrible. De nuevo, su mente volvió al pasado, y las treinta piezas de plata que recibió por vender a Cristo. Sí, su amor por la plata era bien conocido entonces. 

Un ligero gruñido se abrió camino.

El joven rubio se giró ligeramente, las pupilas de sus ojos verdes se dilataron y sonrió como una invitación.

BESO MORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora