𝟭𝟲| 𝗜𝗭𝗤𝗨𝗜𝗘𝗥𝗗𝗔, 𝗗𝗘𝗥𝗘𝗖𝗛𝗔.

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─¡Maldita sea!

Estaba estresada, me encontraba frente al espejo intentando cerrarme los pantalones pero era imposible, en cuestión de días mi vientre había crecido tanto que la ropa ─que ya de por sí era ajustada─ me quedaba más apretada todavía, cosa que me molestaba ya que había dejado de sentirme sexi para empezar a sentirme incómoda. 

Me sentía como una sardina enlatada con cada uno de los seis pantalones de cuero que había intentado ponerme, los botones parecían estar a punto de salir volando ante cualquier movimiento en falso y no quería sacarle el ojo a alguien de un solo botonazo. 

Llevaba un mes viviendo en un nuevo departamento, era pequeño pero muy cómodo, la zona era algo peligrosa pero casi no salía de casa así que no había nada que temer. No tenía ni un solo mueble, había recogido el dinero tras la venta de mi departamento y lo primero que hice fue rentar el lugar donde estaba viviendo ahora. Sólo tenía un colchón doble, cobijas y unas bolsas de ropa que había comprado, me dolía pensar en mis zapatos Versace y todo lo que había dejado en mi antigua casa, pero no pensaba volver a ese lugar nunca más.

No cuando sabía que seguramente Stephen y Vlad me estaban buscando.

No quería que mi hermano me viera así, como la estúpida que soy, y por otro lado no quería verle la cara a Wardell, no después de lo que pasó la última vez. Bajé la mirada y observé mis nudillos, ya se habían recuperado pero aún quedaban secuelas tras la golpiza que le di a Rachel. 

Inspiré profundo y los recuerdos empezaron a llegar uno tras otro.

Luego de aquella bofetada, noté por la expresión plasmada en la mirada de la rubia que claramente pensó que llevaría mis manos directo a su cabeza para tirarle del cabello, sin embargo, lo que nunca pensó fue que cerraría mi puño y lo primero que haría sería estrellarlo directo contra su rostro huesudo. 

─¡Narcissa! ─oí la voz de Stephen a la distancia.

Pero ya era muy tarde, ya me había ido sobre Rachel y los golpes secos empezaron a resonar en cada rincón del lugar mientras los gritos del público se dividían, algunos pidiendo que nos separaran y otros alentando a que se intensificara la pelea. 

Sentí unos brazos fuertes deslizarse por mi cintura, por la voz que gritaba en mi oído suplicando que me detuviera supe que era Jordan.

─¡Esta fue... la primera y última vez que me pusiste las manos encima, maldita perra! ─gruñí mientras la rubiecita chillaba como loca rogando que me detuviera.

Stephen se posó frente a nosotras y antes de que me pudieran alejar de Rachel por completo sólo recuerdo haber cerrado el puño, le lancé un castañazo y en medio del arrebato se escuchó un fuerte chasquido, el grito de la mujer casi me revienta el tímpano y lo siguiente que vi fue a Rachel caer al suelo en cámara lenta mientras se sujetaba el pecho.

No supe qué había pasado con exactitud hasta que me fijé en el área que parecía dolerle, y justo ahí, debajo de su blusa escotada se veía una deformidad bastante perturbadora, y de pronto, en medio de la tensión que había aparecido todo cobró sentido de inmediato: aquel sonido no había sido otro que el de la prótesis mamaria de Rachel, que literalmente terminaba de explotar tras el puñetazo que le di.

Me tapé la boca con las manos incapaz de articular siquiera un maldito sonido, la rubia, por su parte, se retorcía adolorida en el suelo mientras una mancha de sangre le aparecía en el pecho.

─Cissy, ¿Qué hiciste? ─la voz de Jordan me hizo recordar que había más gente presente espectando la escena. 

Estaba muda, todo era tan surrealista que nadie supo cómo reaccionar, ni siquiera Steph, a quien le costó varios minutos recomponerse para luego arrodillarse junto a su esposa, quien parecía estar a punto de un colapso mientras el castaño intentaba calmarla y Klay corría a buscar su móvil para pedir una ambulancia. 

NO ES TUYO, ES NUESTRO © » 1M8.Where stories live. Discover now