1- Dulce Miel entre sus manos

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Me llamo Amaya Bemont tengo 16 años, soy morenita de un color café, caderas anchas, cuerpo real: ni muy flacucho como esas modelos de revista pero tampoco cayendo en lo obesa. Solo que tengo una buena delantera que escondo con mi cabello rizado hasta la cintura. Mi única preocupación se basa en como mejorar mi 9.5 en un 10 en Matemáticas en el Instituto. Entonces, nunca pensé terminar borracha en un club, la noche de despedida de solteras de mi hermana, desnuda, con un tipo buenorro al cuál le entregué mi virginidad. Para al otro día en mis cinco sentidos enterarme que dicho chico es nada más que mi nuevo profe de Literatura.

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Ahora que ya me conocen y les he hecho una pequeña introducción. Rebobinare el casete hasta la noche que comenzó todo.

Nunca en mi vida fui de salir y aquí estaba, en un club para mayores con una identidad falsa gracias a mi loca hermana que se casa mañana. Victoria y sus amigas habían decidido que la mejor despedida de solteras sería bolarnos como una cuba. Y yo que nunca había tomado más que agua en mi vida, se podrían imaginar cómo estaba. Veía hasta unicornios y estrellitas mientras bailaba gritando una canción de "sube la adrenalina". Mi canto cabe decir que parecía más el de un gato ahogado. Pero en ese estado yo me creía toda Rihanna perreando en el medio de la pista. Mi primera locura fue confundir la barra con una tabla de salvación y tratar de subirme en ella con unos tacones que casi son mi muerte y digo casi, porque en mi intento ridículo de subir, rascarme el corto vestido que me había entrado con dificultad esa noche y quedar en bragas en toda una discoteca y casi besar el piso con mi frente sólo pude reír en los brazos fuertes de un desconocido.

____¿Estás bien?___ su voz rasposa juvenil me pareció tan sexi que mi yo borracha solo pudo asentir como una tonta.

____¿Eres Brad Pitt o Wuilian Levi?___ mi lengua se enrredo completamente.

_____Lo que tú quieras seré esta noche preciosa____ me guiñó un ojo y juro que sentí como mis bragas se humedecian en ese instante. Él ni siquiera imagino cuán en serio me hiba a tomar esa frase y es que solo eso despertó al monstruo sexual que invernaba en mí. Estampe mis labios contra los suyos en una lucha de poder de lenguas mientras me deleitaba con sus mucsculosos brazos. No era mi primer beso pero sí la primera vez que me lanzaba a un hombre. Sus manos grandotas las sentía en todas partes, hasta llegar a mi curvatura trasera y apretarme con tanta fuerza que me hizo gemir.

____¡ Busquense una habitación!____ grito un chico a nuestra espalda con voz borracha.

Ambos reímos y el espécimen de hombre que tenía delante me tapo con su chaqueta para luego guiarme fuera de ahí hacia una segunda planta de habitaciones que no sabía que existía. Lo seguí obediente, me parecía todo un sueño, obvio Victoria y sus amigas andaban en lo suyo, que ni siquiera me acordé de ellas y ellas ni se preocuparon por mi marcha con un extraño.

El chico saludó a un guardia de seguridad y luego estábamos frente a una puerta roja, que al entrar tenía incienso y velas aromáticas con una cama perfectamente adornada con pétalos.

No pude analizarla mucho cuando el me giro me cargo, haciendo que soltará mis tacones y mi bolso y apretó mis nalgas haciendo que mi imtimidad chocará con la suya. El único impedimento era la tela de sus pantalones con mis bragas. Esta vez volví a atacar sus labios como una loca sedienta de más, mientras me entregaba al placer de sus dulces labios. Chupando, lamiendo , mordiendo. Terminamos cayendo sobre el suave colchón, separandonos solo por la busca de oxígeno, quitándonos cada prenda con desesperación.

____Que hermosa eres___ susurro en mi oído haciendome estremecer mientras una sensación de corriente eléctrica me recorría. No podía explicar en que burbuja me había metido. No había tiempo de protestar, necesitaba algo.

Entonces como si él fuera la respuesta a toda y cada una de mis interrogantes, bajo hacia mis pechos, amazandolos entre sus grandes manos, soplando, chupando, devorrandolos con fervor, tomándose todo su tiempo. Para luego bajar hasta mi creciente humedad desnuda abriendose paso entre mis muslos. Y llenandome con el comienzo de un dedo mientras su otra mano continuaba apretando mi seno derecho y mi boca mordía la suya.

¿Cómo podría decirle que era virgen?

Si ni yo misma encontraba palabras para describir lo que estaba sintiendo. Creo que se dio cuenta al segundo asalto de sus dedos, en el cual pudo notar la tensión de mi cuerpo. Pero fue cuestión de un segundo cuando sus siguientes palabras me dieron todo lo que necesitaba en ese momento.

____Intentare ir despacio____

Nuestras miradas se conectaban a un nivel más profundo como si nos conociéramos de toda una vida en el ámbito sexual. Cuando solo éramos extraños de un club.

No sé si fue el alcohol, las ganas o la excitación del momento. Sólo sé que no hubo vuelta atrás, cuando todo continúo volviendome dulce miel entre sus manos.

"Deseos Prohibidos" Where stories live. Discover now