Desolación...

1K 47 11
                                    

E staba mas que decidida a pasarme la noche hundida en mi miseria.

Con un maratón de películas como... No me quietes a mi novio, Veintinueve y aun soy virgen, A él no le gustas tanto. Sex and the city y un sin fin de iconos para solteronas mas.

Me puse unos diminutos shorts de color negro y una blusa fucsia a tiros ceñida. En el sofá yacían un sin fin de golosinas y frituras. Estaba justo comenzando a ver A él no le gustas tanto cuando vibraron un sin fin de notificaciones del grupo de chat que tenia con las chicas.

Las inmundas optaron por tomar la medida extrema... la cual era mandar selfies cada cinco segundos para hacerme sentir mal. Siendo honesta, al ver las fotos hice una mueca despectiva apague mi móvil lo arroje del otro lado de la sala.

Poco me importaba su estúpida cena.

Mi mal genio era de origen desconocido. Mi madre decía que nunca nadie en la familia había manifestado ese tipo de carácter.

Me valía madres, era mi forma de ser.

Ya había visto dos películas después de terminar la primera quise ver No me quites a mi novio.

Bien Rachel quítaselo! La ramera de Darsy no lo merece...

Pensaba mientras tragaba como vaca, para mi suelte no engordaba ni a palos. Gracias hermoso metabolismo excelentísimamente rápido. Te amo!.

De momento timbro el teléfono de casa.

̶ Grrr... maldita sea!. - Chille poniéndome en pie desganada. - ¿Diga?. - Entone cortante.

̶ Maldita ramera!. - Escuche gritar a Nai. - ¿Porque mierdas apagas el móvil?.

̶ Grrr!. -Dije mientras ponía los ojos en blanco y tiraba del cable de conexión de la línea de teléfono.

Atusaba mi cabello en una coleta mientras volvía al sillón Negro de cuero que yacía en medio del salón. La decoración de los muebles era blanca y negra. Y las paredes de un gris neutro todo se matizaba armoniosa y elegantemente.

Y entonces llego el momento de ver una de mis favoritas, veintinueve y aun soy virgen. Maravillosa comedia satánica.

¿Se podía ser más estúpida en la vida?.

Supuse que yo sería la respuesta a esa incógnita.

̶ Zamira... . -Dijo mi madre una mujer de pelo rojizo, ojos castaños claros y tez de un ligero tostado asomándose al salón, era raro ella nunca interrumpía mis sesiones de dramaticismo.

̶ Mande... . - Respondí con la boca media llena.

̶ Te hablan. - Dijo acercándome su móvil. Fruncí un poco el ceño.

̶ ¿Diga?. - Pregunté confusa.

̶ Maldita bastarda no te libraras tan fácil. - Escuche decir a Gissy.

̶ Ah que la mierda!... . - Chille furibunda cortando mientras rodaba los ojos.

̶ Zamira...

̶ Me tienen alta!. - Dije mientras gesticulaba con las manos. - Ni se te ocurra volverme a pasar una llamada. - Le impuse molesta y cortante.

¿Que no se puede morir en paz? Mendigas desgraciadas.

Después de ver el maratón de amores fallidos y ver como Charlotte se encerraba en la alacena de la cocina a llorar porque no podía controlar el llanto de una de sus hijas y la otra la volvía loca. Deduje que debía irme del drama al terror.

¿Gigolo?Where stories live. Discover now