Mi pequeña obsesión

QUARANTATRE

Narra Sabrina.

Jaden y Bryce están delante de nosotras. Ambos
miran el cuerpo detrás de nosotras.

— Te lo dije... — Bryce murmura para agarrar a Addison e indicarnos que tenemos que irnos.

— No me voy a ir a ningún lado contigo...— se sale de su agarre y lo mira mal.

No dejo de mirar a Jaden ni el a mi. Pasa por mi lado para arrodillarse delante del cuerpo y verificarle el pulso.

— Está vivo, así que vámonos antes de que despierte.

— Oh por supuesto que nos vamos, pero no con ustedes— digo para salir por la puerta con Addison detrás.

Corremos hasta las escaleras de incendio bajando estas como si nuestra vida dependiera de ello. Apenas logro tocar al último escalón agarra mi cuerpo subiéndolo sobre su hombro. Pataleo y doy puños en su espalda, lo insulto, pero no parece importarle ya que sigue su camino como si nada.

— Jaden, bájame ahora mismo!

Siento como se detiene y quita la alarma de su auto, abre la puerta y me mete para cerrar la puerta. Espero que esté en el otro lado para abrir esta y salir corriendo aunque sea inútil ya que nuevamente me agarra.

— ¡Deja el puto berrinche! — Sentencia haciéndome carcajear.

— ¿Berrinche?  ¿Esto es un puto berrinche?

— ¡Si!

— Pues te equivocas, imbécil. Te dije que no quería volver a verte y lo digo enserio.

— Te dije que no fui yo! Por favor créeme! ¿Qué más tengo que hacer para demostrarlo?

— Dejarme en paz, eso tientes que hacer.

Agarra mi rostro con una sonrisa, burlándose de lo que acabo de decir.

— Nunca... muñeca. — Se acerca a mi rostro, pero su agarre no me permite alejarme.

— No me digas así... — digo entre dientes.

Noto la pistola que sobre sale de su regazo, me acerco mirándolo a los ojos y en un movimiento rápido la agarro colocándola debajo de su barbilla. Me mira neutro y su agarre siguen en mi rostro.

— Hazlo... — Reta con voz ronca.

Lo maldigo mil veces por causar cosas en mi, por gustarme tanto y no parar de desearlo. Le quito el seguro a la pistola para ver cómo su mirada se oscurece. En un movimiento rápido me quita la pistola y agarra mi cuello para pegarme a su rostro.

— Te dije que lo hicieras... como no lo hiciste, sufre las consecuencias de haberme apuntado con esa mierda.

Me quedo quieta por lo que dice y me jala nuevamente hacia el auto, pero esta vez me mete en la parte de atrás del auto. Se mete conmigo arrinconándome abajo de él. Me observa de una manera que me impulsa a besarlo y pegarlo a mi.

Me gira y me sube a su regazo para hacer pedazos mi blusa. Me muevo sobre el, de atrás para adelante sintiendo su rudeza que aprieta mi centro. Llevo mis manos a su camisa desgarrándola con todo y botones que salen volando por todo el auto.