CAPITULO 26

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Entro a la habitación de los bebés quienes duermen cada uno en su cunita la habitación la decoramos mitad rosada y mitad azul, con nubes y animalitos bebés luce demasiado tierna y acogedora.
En el penthouse aparte de su habitación está el cuarto de juegos, que está lleno de tantos juguetes que le han dado los chicos en especial su tío Bill.

Bajo las escaleras y Tom se termina de arreglar el costoso y elegante traje que le di por su cumpleaños, como voy de plateado el de el es negro para combinar perfectamente, se ve tan guapo que quisiera quitarle todo lo que tiene puesto y hacerle lo que yo quiera.

— Ana, cualquier cosa nos llama por favor estaremos pendientes del móvil - Organiza los puños de su camisa.

— Si, a cualquiera de los dos llamas - sonrió

— Tranquilos disfruten de su noche, y feliz cumpleaños joven Tom

El le da una sonrisa agradeciendo
— Gracias.

Bajamos al parqueadero y subimos al auto, Tom lo enciende y salimos a la carretera — Te vez tan hermosa con ese vestido - me mira un poco mordiendo su labio inferior.

Le doy una mirada picara y su comentario me impulsa a hacer algo que hice hace mucho y quiero volver a repetir, paso mi cabello por detrás de mis orejas, quitó el cinturón mío y suyo, doy besos en su mejilla y cuello mientras con mi mano desabrochó su pantalón la mirada que me da me enciende un corrientazo se pasa por la mitad de mi cuerpo hasta llegar a mi intimidad, es espeluznante lo que él ocasiona en mi con tan solo una mirada.
Dejo al aire libre su miembro y me agachó para meterlo en mi boca y hacer circulos rápidos con mi lengua, chupo y succiono varias veces escucho como respira y gime ante lo que hago se cómo le gusta y volverlo loco, me levanto y lo miro mientras muevo mi mano

Su boca está entre abierta y su mirada ida — No pares, sigue - habla en tono autoritario y eso me fascina.
Bajo de nuevo, pone su mano en mi cabello empujándo mi cabeza un poco hacia abajo. Hago mi trabajo el se queja ante mis movimientos hasta que respira más fuerte, y se que va a llegar al clímax, pues así es lo hace en mi boca.

— ¿Te gustó?

Ríe, por qué sabe lo que hice y eso a él lo mata. Me lo trague.

Que pervertida y sucia eres Megan Scott.

Nunca había hecho eso, mi primera vez fue con Tom, pues es la segunda vez que lo hago.

El saca mi diablita interior.

— Me encanta que lo hagas.

— Y a mí hacerlo - pongo mi cinturón, y después de unos minutos más llegamos al restaurante.

Bajamos y los chicos también acaban de llegar.

— Bill, cuñadito feliz cumpleaños - Nos abrazamos también luce muy guapo sin nada de maquillaje y una camisa blanca recogida hasta sus codos y una pantalón gris a juego.

— Toda nuestra vida literal desde pequeños nos estamos aguantando a estos dos ¿O no Georg?

— Elemental mi querido Gustav, pobrecita Megan - Georg alza sus cejas.

— Vamos, lo mejor que les ha pasado en sus vidas somos nosotros - Responde egocéntricamente Tom.

Se le une Bill — El hecho que no lo admitan no significa que no sea así

Ellos bufan.

Entramos al restaurante y es muy elegante, un mesero nos guía hacia nuestra gran mesa, en el centro hay dos pasteles de cumpleaños cada uno con el número 25 y un letrero de feliz cumpleaños.

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